Una de las inquietudes mas recurrentes por parte de los #padres, en cuanto a la #educación de los niños, esta relacionada con la gestión y el manejo de las emociones. Y esto se debe en gran medida a la visibilidad que este tema ha tenido en los últimos años debido a su importancia para el desarrollo de los niños. Por lo que intentaremos dar algunas claves que esperamos puedan ser de utilidad.
De entrada, tendríamos que comenzar por conocer lo que son las emociones, saber cuál es su nombre y mejor aun, cuál es su función. Por ejemplo, entre las emociones básicas tenemos seis, que son: la #alegría, #ira, #tristeza, #asco, #miedo y #sorpresa. Y sin embargo, no es poco frecuente escuchar, incluso en adultos, que cuando se pregunta por lo que le ocurre a alguien o por su estado de animo, la respuesta que suele aparecer es; me encuentro bien o me encuentro mal, y en algunos casos ni siquiera se llega a dar cuenta de lo que me esta pasando. Si como adultos no somos capaces de diferenciar, reconocer y aceptar nuestras propias emociones, difícilmente podremos transmitirlas a los niños.
Si prestamos atención nos podremos dar cuenta de cómo en ciertos grupos sociales algunas emociones, como la #tristeza, tienen una connotación negativa. Hay quienes incluso llegan a catalogar las emociones como positivas y negativas cuando ellas no obedecen a ese tipo de categorías. Ya que las emociones, surgen como parte de una respuesta natural de nuestro organismo, son #adaptativas.
Como se dijo anteriormente, para que exista un manejo adecuado de las emociones es necesario que haya un reconocimiento de ellas, es decir, que para poder identificar algo, primero tengo que saber y conocer qué es aquello que siento y de lo que estoy hablando. Y tanto el saber como el conocimiento, parten de la #enseñanza, que puede ser adquirida por la teoría, que alguien me hable o escriba de ello, o por una vivencia real. Ambos casos vienen acompañados de la transmisión por parte de un tercero, en este caso, el cuidador. Yo puedo identificar lo que es un caballo, tanto si alguien me enseñó una foto o un video de él, como si al estar cerca de uno, se me dice lo que ese animal era. Con las emociones pasa algo parecido, para identificar el #miedo, la #ira, la #alegría, etc., primero necesito saber cómo son.
Otro punto importante es la #validación de las emociones. Es fundamental que nos abramos a la posibilidad de que los niños experimenten las emociones y sobre todo que las puedan expresar. En mas de una ocasión habremos escuchado, o nosotros mismos habremos dicho, ya no estes #triste o no estes #enojado. Como adultos tenemos que empezar a lidiar con esto y con la sensación que nos genera el ver en los pequeños tomar algunas actitudes o conductas que nos pueden generar #frustración. Tenemos que permitirnos sentir las emociones en nosotros mismos para poder transmitirlas. Hay que recordar que los niños están aprendiendo a regularse y comunicarse, ellos están conociendo su mundo, tanto exterior como interior. Al darle un nombre a lo que me pasa o a la sensación que estoy experimentando le estoy dando un lugar. Lo que si bien, no elimina la sensación, me da espacio para poder hacer algo al respecto. En muchos casos lo que a un niños le puede generar malestar no es tanto el sentirse #enojado o #triste, sino que por el contrario, el sentir algo y no saber lo que aquello es o lo que le pasa. En este caso el rol de un cuidador seria poder permitir que los niños se vivan en su desarrollo para poder así acompañarlos en la identificación de sus propias emociones.
Una vez hecho esto, es importante pasar a otro punto que tiene que ver con el sentirse y conocerse fisicamente, con el prestar atención a lo que en mi ocurre a nivel #fisiológico. Las emociones no solo afectan nuestros pensamientos sino que además afectan a nuestro organismo, nuestro cuerpo. Muchas veces los niños sienten ganas de correr, ganas de gritar, de esconderse, de golpear o de llorar, pues bien, eso puede ser #alegría, #miedo, #ira, que como podemos ver, viene acompañado de una respuesta #fisiológica. El reconociendo de estas conductas en mi persona posibilita su asociación con un #estadodeanimo. Si un pequeño se #alegra mucho por algo que le sorprendió, es posible que esa #alegría venga acompañada por gritos o saltos. Y la asociaron entre ese evento, lo que estoy sintiendo, lo que estoy pensando y las respuestas que tiene mi cuerpo es la que pude facilitar el adulto por medio de sus intervenciones y de sus cuidados.
Aplicadas en su conjunto, las claves anteriormente señaladas nos dan una idea de cómo podemos transmitir el manejo de las emociones en los niños. Cuando hay una apertura a que el pequeño viva, experimente y sienta todo aquello que le ocurre, y esto, además, viene acompañado de la explicación de un adulto, estamos contribuyendo a una correcta gestión de las emociones. En el momento en que un menor vive una #experienciasignificativa, como el asustarse en algún accidente o alguna caída, y le explicamos que aquello que sintió es #miedo y es normal sentir #miedo cuando uno se accidenta, le estamos dando un lugar a su experiencia y estamos contribuyendo a que él mismo le pueda ir dando un lugar, y que aprenda que es importante darle un lugar, a aquello que le pasa y que le toma por sorpresa. Esto es un ejercicio constante, y que como todo proceso, lleva tiempo, pero que a la larga tiene consecuencias muy favorables tanto para los adultos como para los menores.
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