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Artículos sobre Ayuda Psicológica

  • 31 may 2019
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 8 mar 2020

“Necesito de alguien, que venga a luchar mi lado sin ser llamado. Alguien los suficientemente amigo, como para decirme las verdades que no quiero oír, aún sabiendo que puedo irritarme. Por eso, en este mundo de indiferentes, necesito de alguien que crea en esa cosa misteriosa, desacreditada y casi imposible: ¡la amistad!” - Charles Chaplin

Amistades saludables.

El 14 de febrero se ha convertido en una fecha celebrada en muchos países y que en la actualidad dicha celebración se ha convertido en una celebración orientada al consumo, reduciendo y desvalorizando el vínculo que permite establecer una amistad genuina. Estamos en una época en la cual por un lado, las relaciones tienden a ser superficiales y pasajeras y en el lado opuesto, a establecer relaciones en las que una persona se tiene que entregar por “completo” al otro, abandonado todo el ser al servicio del amigo, posturas que en cualquiera de los casos producen dificultad para confiar y disfrutar de una amistad de forma favorable.


Numerosos pueden ser los ejemplos que podemos brindar para identificar y diferenciar entre una amistad verdadera, saludable o si ésta resulta dañina. Cada amistad tiene diferentes tintes, diferentes historias, personajes y tiempos. Enseguida mencionaré algunas circunstancias que he visto en la consulta, circunstancias de las que tenemos que estar atentos para hacer modificaciones en cómo elegimos nuestras amistades, en qué es lo que damos e incluso, en lo que no damos de nosotros mismos.


Amistad por sacrificio. Aquí es donde nos posicionamos al servicio del otro de forma total, dejando el respeto de uno mismo, por cumplir con lo que nuestros amigos desean ya sea apoyo, tiempo, dinero, atención, etc. Pero con la particularidad de no recibir de forma recíproca lo que ofrecemos.


Amistad por aprobación. Este es un punto importante dado que en ocasiones podemos llegar a abandonar nuestros objetivos, ideales o principios con la finalidad de ser aceptados por el otro, involucrándonos en situaciones de riesgo para nuestra integridad o en las que no estamos de acuerdo.


Amistad condicionada y restrictiva. Esto se puede observarse cuando un amigo/a ejerce control sobre el otro, impidiendo desarrollo de otros vínculos afectivos (pareja, familia o de otras amistades) e incluso, objetivos laborales, escolares o personales.


Es importante mencionar que todos los ejemplos anteriores, son errores que también estamos sujetos a cometer, de allí que es importante tener una percepción abierta acerca de nuestras limitaciones, inseguridades y estado emocional, ya que, de forma conjunta influyen en que uno mismo permita que nos posicionemos en situaciones en la que no se recibe afecto y en las que tampoco brindamos algo de nuestra parte para retroalimentar a nuestras amistades.


Amistades saludables.

Entonces, ¿qué es una verdadera amistad y qué implica? La amistad es un proceso que se alimenta y se construye en diferentes tiempos y, como toda relación, se realiza de forma gradual requiriendo de cuidado, trabajo, confianza, lealtad, discreción y respeto por el espacio y la individualidad del otro. De esta forma se permite crear un espacio donde se busca el crecimiento personal y también del desarrollo del amigo o de la amiga. Incluso el tiempo y el espacio, son permitidos, de tal manera que ante la ausencia de quienes conforman la amistad puedan tomar rumbos distintos, y a pesar de ello, logren retornar ante una adversidad, decepción o para compartir las experiencias vividas en otros lugares.


La celebración no se reduce al festejo de un sólo día. Tampoco se reduce a amistades de un sólo género, ni tampoco restringe la entrada de alguien más. Se puede ofrecer (subrayando y haciendo énfasis en ofrecer) del apoyo y acompañamiento en situaciones difíciles, más no demanda una entrega total del tiempo y del consumo del otro. Implica ser receptivo ante la inconformidad y el desacuerdo, así como también apertura en escuchar las áreas de oportunidad que nuestros amigos nos detecten. Se permite el error, de tal manera que la equivocación no implica una destrucción del vínculo, haciendo un cuidadoso uso de las palabras error y equivocación, ya que ambos son fallos que pueden acceder a una reparación de un daño siempre y cuando la acción realizada haya sido accidental y no deliberada o con el objetivo de dañar.


Finalmente, para disfrutar de una amistad implican dos tareas. La primera implica ser amistoso con uno mismo de tal manera que uno pueda amarse para lograr brindar amistad a los demás con límites que protejan nuestra individualidad. La segunda tarea implica dar afecto genuino permitiendo el crecimiento y el error del otro, sin anularlo. Ambos factores permitirán que uno mismo, el otro o el grupo, logremos compartir y recibir afecto de forma recíproca.

 
 
 
  • 30 may 2019
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 8 mar 2020


Algunos de los pensamientos y emociones que vive una persona que ha sido víctima de abuso sexual.
Fui víctima de abuso sexual

Estás en ese momento después. Muchas cosas te resultan confusas e indescriptibles. Lo has contado tantas veces que ya hasta perdiste la cuenta, hay algunos que no entienden, otros responden palabras que no te hacen ningún sentido, y unos cuantos lanzan palabras que te lastiman más. No es sencillo, muchas veces sabes que las palabras ayudan, pero en este momento el silencio tiene un peso importante.


Lo contaste a pocos, a quienes consideras más cercanos y te ayudaron a denunciar. Tampoco fue sencillo, pero una parte de ti sabe que puede ayudar: ayudar a saber que hay un castigo, y ayudar a que algo no se repita con alguien más.


No fue sencillo porque son diversos procesos, procesos donde te sientes vulnerable, donde debes recordar lo más que puedas y esforzarte, pero no te dejaron sola. Ves a muchas chicas que pasaron por lo mismo que tú, te comparas, tratas de armar las historias de ellas en tu mente, de una forma u otra te solidarizas desde lo profundo de ti. No están solas tampoco.


No puedes dormir, y cuando lo logras tienes pesadillas, pesadillas donde tienes recuerdos, tienes escenarios alternos: lo que hubiera pasado si no, lo que pasaría si tomas otra dirección, te sueñas libre, te sueñas vulnerable nuevamente. Despiertas. Despiertas y ya no puedes conciliar el sueño de nuevo.


Al día siguiente estás cansada todo el día, no son sencillos los días después de algo así.

¿Cuándo las cosas serán como antes?


Tu gente que te quiere intenta de todo: salir contigo, evadir el tema, otros preguntan y te incomodas, tampoco es sencillo acompañar este tipo de dolor, pero el notar que lo intentan te da esperanza.


No te da hambre ni tampoco ganas de salir. Tienes miedo, miedo de que vuelva a pasar, son imágenes y pensamientos que no puedes sacarte de la cabeza, ¿cómo encontrarle orden?, ¿tiene todo esto un orden?, ¿cuándo las cosas volverán a ser como antes?

La vivencia de un abuso sexual definitivamente es dolorosa y confusa. Cada persona conforme va transcurriendo el tiempo va encontrando palabras para aquello que vivió. Una vivencia así desencadena una serie de sentimientos encontrados, dudas e incluso sensaciones corporales que irrumpen en el día a día y que le intranquilizan.

Sabemos que el pensar en que las cosas volverán a ser como antes puede desencadenar una trampa en la que nos podemos sumergir. Definitivamente las cosas no volverán a ser como antes, pero si es posible recobrar lo que creemos perdido. Aunque ahora tengamos la visión turbulenta y creamos que no hay salida, les aseguramos que se puede hacer algo con lo que tenemos ahora. Y, como a veces sucede en situaciones difíciles: poco a poco y acompañados.


Acompañados por alguien que nos escuche sin interrupciones, que tolere las preguntas que no nos sentimos cómodos en responder, que evite frases que se dicen siempre y que no ayudan de mucho como "todo va a estar bien", "las cosas pasan por algo", que no te culpe o te haga sentir culpable en absoluto, que permanezca en silencio cuando no queremos hablar; que sepamos que ahí está.


Desafortunadamente la cultura de la denuncia y el cuidado durante las mismas muchas de las veces no son de lo más afortunadas, pero como especialistas vemos que cuando una víctima de abuso sexual procede con una denuncia hay cosas que internamente se van elaborando, que le ayudan en su proceso anímico, no sólo desde el plano legal. Implica el cobijarnos en la ley y en la palabra y no en el silencio y el sufrimiento. Algo que recomendamos es que este proceso sea acompañado de alguien de nuestra confianza: familiar, amigo, maestro, entre otros, que nos pueda brindar de su apoyo. En las clínicas públicas y privadas existen protocolos ante este tipo de situaciones, de igual forma en oficinas de gobierno.


En torno al abuso sexual regularmente circula el silencio como una protección ante lo ocurrido. De alguna forma nos sentimos protegidos ante un posible juicio, palabras hirientes, o que incluso sintamos que nadie nos va a creer. Algo que observamos en consulta es que ese silencio, más allá de ayudar, poco a poco va haciendo sentir mal a la persona que vivió abuso ya que le es complicado esquivar situaciones, preguntas o temas que estén alrededor del abuso sexual. En algunos casos incluso puede haber lesiones físicas o que se encuentren expuestos a que el abuso se repita (por ejemplo en el caso donde el victimario sea algún miembro de la familia) y la persona no encuentre la forma de sentirse protegido en su entorno. Es por esto que se recomienda que el silencio se rompa y podamos recurrir a alguien de nuestra confianza para que nos pueda brindar de su apoyo, esta persona no necesariamente la podamos encontrar con algún miembro de nuestra familia, muchas veces también podemos apoyarnos en alguien externo a nuestra casa.

Si ahora tú que lees esto te identificas con algo de lo que has leído o conoces a alguien que ha pasado por una situación similar te invitamos a que no te quedes solo(a) y que sepas que hay posibilidad de recobrar lo que en este momento sientes perdido.


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El abuso sexual desafortunadamente también es común en hombres aunque se hable poco de ello

 
 
 
  • 30 may 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 8 mar 2020


Sobre algunas sensaciones que acompañan a los jóvenes actualmente. Sensaciones de soledad y poco entendimiento.
Predicamento adolescente

¡Qué complejo ser adolescente actualmente! Pensar en las demandas que muchas veces los adultos les hacemos sin querer (o queriendo) y que los pueden dejar en un predicamento complejo y doloroso.


Reflexionemos: ¿Qué esperamos de los adolescentes? Lo primero que puede aparecer en nuestra mente es que aporten, trabajen, sean líderes del futuro, hagan un cambio en este mundo, etc. ¿Cuántos esperamos que sean felices?, ¿que tengan un lugar?


Cabe aclarar que no todos los adultos pensamos igual, pero regularmente esto es lo que se les brinda en algunas instituciones laborales o educativas. Este empuje hacia la producción más allá de estar y pertenecer. Es como si de manera indirecta les demandemos la necesidad de que ellos aporten y ofrezcan un cambio sin primero hacer nosotros, como adultos, una propuesta sobre lo que les podemos donar. Recordemos que el acompañar es uno de los elementos necesarios durante la adolescencia y que esta compañía implica el coexistir y respetar el sentir de los involucrados, un espacio seguro para ser y estar con el otro.Por ejemplo, un padre que acompañe a su hijo en sus dudas y su enojo hacia los deberes de la escuela más allá de sólo demandarle que los cumpla "de buena gana"; un maestro que permita el diálogo libre del tema visto en clase, más allá de sólo callar o censurar las ideas diversas de su alumnado.


Es un acompañar con bordes donde se permita el explorar, encontrar y reparar. De poco sirve que la censura sea nuestra "arma" más fuerte frente a un adolescente si mermamos que puedan acercarse a compartir lo que les asusta, les emociona o les preocupa. La censura deja trás un muro todo aquello que acontece dentro del adolescente, un muro que lo oculta y lo deja muy solo.

Este predicamento también sucede cuando los atiborramos de comentarios sobre la vida adulta bastante catastróficos como: "crecer duele, no es sencillo", "ahora de qué te quejas si cuando seas adulto se pone peor", "ser adulto es pagar cuentas y trabajar", etc. Con invitaciones de este tipo ¿quién quisiera crecer? No es azaroso que cada vez nos topemos con más sujetos en "adolescencia tardía", aterrados del crecimiento y la búsqueda por la autosuficiencia/sobrevivencia.


El adolescente en medio de todo esto, se aferra a lo que puede controlar, lo que le resulta cómodo. Otros se lanzan al reto y crecen a partir de los mismos aterrizajes forzosos que les resultan de la experimentación. Adolescentes así, solos, acompañados de ellos mismos o de sus pares. ¿Dónde estamos los adultos?


Pero la esperanza no se pierde, ellos siguen mirando hacia nosotros esperando ser acompañados.

 
 
 
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