- 2 may 2024
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Vivimos en un mundo en constante cambio, con avances tecnológicos, nuevas formas de comunicarnos y retos que no siempre sabemos cómo enfrentar. Uno de ellos, tristemente persistente, es el bullying infantil. Aunque se hable cada vez más del tema, muchas veces no sabemos qué hacer cuando sucede cerca de nosotros: en casa, en la escuela o incluso entre nuestros seres más queridos.
El bullying infantil, también llamado acoso escolar, va mucho más allá de una simple "pelea entre niños". Es una forma de violencia emocional, verbal, física o incluso digital, que puede marcar la vida de una niña o un niño si no se detecta a tiempo. Y lo más delicado: suele suceder a escondidas, en silencio, sin que los adultos nos demos cuenta… hasta que ya ha dejado huella.
¿Qué es el bullying infantil?
Llamamos bullying infantil al acoso sistemático y repetido que un niño o niña ejerce sobre otro con la intención de hacerle daño. Este acoso puede adoptar múltiples formas: empujones, insultos, exclusión, burlas o incluso compartir fotos vergonzosas en redes sociales.
La intención siempre es la misma: ejercer poder, humillar o controlar a la víctima. Y, contrario a lo que muchas veces se cree, este comportamiento no es parte normal de la infancia. No es algo que "se les va a pasar". Es violencia. Y como tal, necesita atención.
El bullying puede ocurrir en la escuela, en el trayecto a casa, en actividades extracurriculares e incluso de manera virtual. De hecho, el cyberbullying es cada vez más común y puede ser igual o incluso más destructivo que el acoso cara a cara.

¿Cómo saber si mi hijo está viviendo bullying?
Aquí es donde la intuición, la observación y el diálogo familiar juegan un papel clave. A veces nuestros hijos no nos lo van a contar directamente. Ya sea por miedo, por vergüenza o porque no saben cómo ponerlo en palabras. Pero el cuerpo y el comportamiento hablan, incluso cuando ellos no lo hacen.
Estas son algunas señales de alerta que puedes observar:
Cambios repentinos de humor o irritabilidad constante
Evita ir a la escuela o finge estar enfermo
Pérdida o daño frecuente de sus pertenencias
Aislamiento, se aleja de sus amigos o deja de tenerlos
Bajo rendimiento escolar sin una causa aparente
Pesadillas o dificultades para dormir
Llanto sin motivo claro o silencios prolongados
Lesiones físicas que no sabe explicar
Si notas una o varias de estas señales, es momento de detenernos, observar y sobre todo, escuchar sin juzgar.
¿Cuáles son los tipos de bullying infantil?
Entender los distintos tipos de bullying nos ayuda a identificar mejor lo que podría estar viviendo un niño o niña:
Bullying físico
Es el más visible. Incluye empujones, golpes, patadas, tirar cosas o robar pertenencias. No siempre deja moretones, pero sí deja cicatrices emocionales.
Bullying verbal
Se da mediante insultos, apodos crueles, burlas, amenazas o frases que hieren la autoestima del niño. Puede parecer “solo palabras”, pero es profundamente dañino.
Bullying psicológico o emocional
Este es más sutil, pero igual de destructivo. Implica manipulación, exclusión, chantajes o amenazas emocionales. Es cuando se le hace sentir a un niño que "no vale" o que no es parte del grupo.
Bullying social
Implica marginar deliberadamente al niño o niña. No invitarlo, hacerle vacío, fomentar rumores o sabotear sus amistades. Suele pasar desapercibido, pero deteriora la confianza en uno mismo.
Cyberbullying
Aquí el acoso se traslada a pantallas: redes sociales, grupos de WhatsApp, videojuegos en línea. Desde burlas públicas hasta compartir fotos sin permiso o difundir rumores digitales. El impacto puede durar 24/7, sin escapatoria.
¿Cómo hablar del bullying infantil con nuestros hijos?
A veces pensamos que lo mejor es evitar el tema para "no meterles ideas", pero lo cierto es que hablar del bullying es una forma de prevenirlo. Educar es proteger.
Aquí algunas ideas para abordar el tema:
Escucha sin interrumpir. No minimices lo que te cuenta.
Usa historias, películas o ejemplos sencillos para ilustrar qué es el acoso.
Refuerza que no está solo y que siempre puede contar contigo.
Ayúdale a ponerle nombre a lo que siente: miedo, tristeza, frustración.
Explícale la diferencia entre un conflicto normal y una situación de violencia repetida.
Refuérzale que nadie merece ser maltratado y que pedir ayuda no es delatar: es cuidarse.
La confianza no se construye en una sola conversación. Es el resultado de escuchar, estar presente y validar sus emociones día tras día.
¿Qué podemos hacer si descubrimos que nuestro hijo sufre bullying?
Primero, respira. Luego actúa. Lo más importante es que tu hijo o hija sepa que no está solo y que tú lo vas a acompañar.
Estas son algunas acciones concretas que puedes tomar:
Busca una reunión con el personal escolar para informar la situación. Pide que se activen los protocolos de convivencia.
Documenta con fechas y detalles todo lo que suceda.
Evita confrontar directamente al agresor o a sus familias sin acompañamiento escolar o profesional.
Ayuda a tu hijo a recuperar su autoestima con actividades que lo fortalezcan emocionalmente (deporte, arte, terapia).
Supervisa el uso de sus dispositivos y redes sociales sin invadir, pero sí con límites claros.
Contacta con un profesional de la salud mental para que tu hijo pueda recibir atención psicológica.
Recuerda: no estás sola o solo. Hay redes de apoyo, especialistas y escuelas comprometidas que pueden acompañarte.
¿Por qué es tan importante el apoyo psicológico?
El bullying infantil deja heridas profundas que a veces no se ven. Las consecuencias pueden ser duraderas si no se atienden:
Inseguridad crónica
Ansiedad y miedos recurrentes
Problemas para establecer relaciones en la adolescencia y adultez
Depresión y sentimientos de vacío
En casos graves, ideación suicida
Por eso la terapia infantil es tan valiosa. Porque le da al niño un espacio seguro para procesar lo que vive, lo que siente, y empezar a reconstruir su mundo emocional con herramientas y acompañamiento.
Terapia: un espacio para sanar, crecer y recuperar la confianza
La psicoterapia no es solo para casos extremos. Es una forma de prevención, contención y crecimiento emocional. Entre los beneficios que puede ofrecer se encuentran:
Fortalecer la autoestima y la confianza personal
Desarrollar habilidades sociales y comunicativas
Procesar traumas y emociones dolorosas
Aprender a poner límites y reconocer el valor propio
Recuperar el sentido de pertenencia y conexión
Y, quizá lo más importante: le enseña a nuestros hijos que no están solos. Que siempre pueden pedir ayuda. Que su voz importa.
No normalices el acoso: rompe el silencio y busca ayuda
A veces, sin querer, minimizamos lo que viven nuestros hijos pensando que “así es la escuela”, “todos pasamos por eso” o “se están formando carácter”. Pero la verdad es que ningún niño debería pasar por eso. Y mucho menos sentirse solo o sin herramientas para enfrentarlo.
Hablemos del bullying con honestidad. Pongámosle nombre. Ofrezcamos contención y, cuando sea necesario, apoyo profesional. Porque prevenir el bullying también es cuidar la salud mental. Y hacerlo a tiempo puede cambiar una vida.
Si sospechas que tu hijo está atravesando por una situación de bullying o simplemente quieres fortalecer su bienestar emocional, agenda una cita con uno de nuestros psicólogos infantiles aquí:👉 https://wa.me/5213318146080











