En la actualidad se habla mucho sobre las adicciones a sustancias, relaciones e incluso a los aparatos electrónico; pero ¿Qué pasa cuando a lo qué somos adictos es al trabajo? A continuación profundizaremos en las implicaciones y riesgos que esto nos puede traer en nosotros mismos y en los que nos rodean.
Existen diferentes tipos de adicciones, para efectos de este artículo las dividiremos en dos grandes grupos: por un lado aquellas relacionadas con sustancias que ingerimos, inhalamos o nos inyectamos como el uso de drogas lícitas o ilícitas, la cafeína, el azúcar, los alimentos en general, entre otras. Y por otro lado, aquellas que están sujetas a procesos que realizamos en nuestra vida y que están relacionados con nuestra cotidianidad pero que se nos han salido de control como lo pueden ser los rituales obsesivos, el ejercicio y por supuesto el trabajo.
Recordemos que por definición entendemos a la adicción como aquella conducta que realizamos de manera compulsiva y que rebasa nuestra voluntad, esto es, que perdemos la facultad de decidir por nuestra cuenta si realizo dicha actividad o no ya que me siento encadenado u obligado de una forma irracional a hacerla; lo que tiene repercusiones en mi persona, en mi familia, en mi desempeño laboral y en mi economía.
Actualmente vivimos en una sociedad donde el trabajo es parte fundamental de lo qué hacemos día a día y que, debido a la situación económica de nuestro país, en ocasiones nos vemos obligados a tener incluso más de un trabajo para poder solventar nuestros gastos. Esto nos trae como consecuencia pasar mucho tiempo ahí, donde nos hemos acostumbrado a realizar casi todas las actividades de nuestro día.
El trabajo se ha vuelto una adicción cuando:
1. Trato de mantenerme ocupado la mayor parte del tiempo, incluso los fines de semana. 2. Me siento irritable y frustrado cuando tengo que atender actividades que no están relacionadas con mi trabajo.
3. No tomo las vacaciones que podría
4. Constantemente me llevo trabajo a casa
5. Pienso que mi valor como persona me lo da la posición que desempeño en el ámbito laboral.
6. He dejado o retraso actividades que solía hacer o que considero mis hobbies
7. Ando siempre a prisa y me mal paso comiendo muy rápido o no comiendo.
8. Dejo de conciliar el sueño con tal de estar trabajando o pensando en lo que tengo qué hacer. 9. En mis ratos libres me siento como si estuviera perdiendo el tiempo o fuera poco productivo.
10. La mayor parte del tiempo mis pensamientos giran en torno a mi trabajo.
Generalmente la adiccion al trabajo se reconoce a través de los demás cuando le dicen o reclaman a la persona el poco o nulo tiempo que dedica a sí mismo o a otro tipo de responsabilidades y tiene su origen emocional en que resulta una manera socialmente aceptada de evadir mis emociones y las dificultades que pudiera sentir en mis relaciones con familiares o amigos.
El adicto al trabajo es persistente y puede ser muy exitoso aunque detrás de esto puede esconderse una poca valoración de sí mismo, el miedo a la soledad o a estar solo, y en general emociones y duelos que en su momento pudieron no ser bien elaborados.
La recomendación es que una vez que la persona se da cuenta de su adicción, pueda aprender paulatinamente a enfrentar aquello que ha estado tratando de evadir e ir aumentando los espacios que dedica a su familia, amigos y sobre todo a sí mismo.