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4 recomendaciones para escuchar el dolor

Actualizado: 7 mar 2023

Al día de hoy el suicidio es un tema de mucha relevancia en la psicoterapia, aunque la taza nacional es de 5.1 suicidios por cada 100 000 habitantes no quita el hecho que los intentos suicidas son fenómenos que tratamos los clínicos día a día. En occidente se consideraba al suicidio como un acto de cobardía e incluso si uno se llegase a suicidar podía ser considerado como un pecado pudiendo ser excomulgado o bien ser negado el sacramento.

En la actualidad el suicidio es un tema difícil de hablar tanto para pacientes como para profesionales de la salud, la idea general es que hablar del suicidio puede provocar que el paciente llegue a suicidarse, por ahora no hay muestra o evidencia de que dicho supuesto sea cierto. Debido a mi trabajo y formación como psicoterapeuta he observado que las personas no hablan sobre el suicidio debido no únicamente porque el potencial suicida pueda llegarlo a hacer, sino más bien con la idea de no sentirse responsables de la otra persona. Es común que personas que acuden a consulta debido a que algún familiar se suicidó, sientan culpa, ya sea consciente u inconsciente. Muchos pacientes y personas me han preguntado, ¿Qué puedo hacer si alguien me dice que se quiere suicidar?.

Uno de los postulados por parte del psicoanálisis es que el paciente suicida siente por un lado la sensación de impotencia que no es comunicada en buena medida por restricciones inconscientes o en muchos casos por que serán tomados por locos o preocuparan de más a sus seres cercanos. Los pacientes que tienen ideas suicidas no temen hablar del suicidio, temen que los demás no los escuchen, que piensen que su dolor es algo pasajero o efímero, es decir, ser rechazados. Mucha gente al ver una persona hablar sobre este tema, frecuentemente responde; No pasa nada, no tienes por qué sentir eso, tienes una buena vida, etc., todas esas frases en la mayoría de los casos esconden ansiedad por parte de quien escucha al paciente suicida. Es muy común que se piense que hablar del suicidio es un tema que debe ser tratado únicamente por un psicólogo y/o psiquiatra, y aunque esto, claro que ayuda, en mi experiencia clínica me he encontrado con que si el contexto del paciente, es decir, su familia, amigos, pareja, gente cercana, etc.,lo escuchan y tratan de comprender su dolor, es de una enorme ayuda, el sentirse aceptados por las personas cercanas es un gran alivio, esto no es solo para familiares sino en general, no se puede desentender el contexto del paciente suicida y si llegase a pasar esto solo reforzaría la idea de soledad e impotencia.

En general en el trabajo psicoterapéutico suele suceder que cuando un paciente llega a tener la confianza de hablar sobre el suicidio, este muy pendiente de la respuesta del clínico, de su incomodidad, si esta ansioso o demasiado preocupado. De tal manera es importante que sepamos tanto como clínicos y personas en general que muchas veces no se trata de dar solución a los problemas, sino de sostener el dolor de la persona para que a posteriori se sienta comprendido. Winnicott, psicoanalista ingles hablando sobre los adolescentes, pero creo que su idea se extiende a la mayoría de los pacientes, es que son ellos mismos quienes encuentran una solución o mejora a sus problemas.

Por lo tanto, la recomendación de base es que no busquemos soluciones sencillas para problemas complejos, que una persona piense en acabar con su vida nos esta hablando de una secuencia de vivencias que lo han orillado a sentirse solo y/o vulnerable. No pensemos que una palmada en la espalda o un todo está bien será suficiente, podrá ser suficiente para calmar nuestra ansiedad, pero no para que la persona que sufre sienta que alguien lo comprende.

De tal manera ofrezco una corta serie de recomendaciones que pueden ser de ayuda para personas sean cercanas a personas con ideación o que hayan cometido un intento suicida.

-NO MINIMIZAR O COMPARAR EL DOLOR: Un habito muy común al escuchar a pacientes que tienen un intento o hablan sobre el suicidio, es decir o pensar que por lo que sufre la persona no tiene mucha relevancia. Me acuerdo de una adolescente que se trato de ahorcar por que su novio, un chico popular de su secundaria quien estaba idealizado tanto por la paciente como por sus compañeras al contarle a su madre, esta le dijo a su hija que “…solo una idiota llora por un hombre”, la paciente se sintió en ese momento muy sola esto causo que se comenzará a golpear en sus brazos y piernas. Otra cosa muy común es que al escuchar el dolor del paciente suicida, se llegue hablar de una experiencia dolorosa propia o de algún conocido para tratar de calmar a la persona. Es poco efectivo decir frases como “Te entiendo, yo viví algo mucho peor, E n mi época si teníamos verdaderos problemas no como ahora, si solo la conocías hace unos meses”. Hasta el día de hoy no existe una bascula capaz de medir el dolor mental, por lo tanto, hay que evitar comparar el dolor mental.

-NO HABLAR DEL SUICIDIO COMO UN TEMA DE LOCOS: Todos hemos pasado momentos difíciles a lo largo de la vida y hemos pensado en “Tirar la Toalla”. En pocas palabras todos hemos perdido por momentos la fe o la esperanza. Como diría la frase popular, lo único seguro en la vida, es la muerte. Hablar sobre la desesperanza y el dolor es la otra cara de la moneda, la alegría, el gozo y la dicha poseen sus contra caras en la tristeza, la nostalgia y el enojo. La vida es compleja de tal manera que hablar no únicamente de la felicidad, como pasa en la actualidad en redes sociales donde solo es valido poner sonrisas y experiencias placenteras, dejando de lado el otro 50% de nuestras emociones.

-LA TERAPIA NO BASTA : Este punto va para tratar de repensar la idea que la salud mental solo es por parte de Psicólogos y/o Psiquiatras. Mas bien es de todos, todos. Muchas veces donde radica el cambio es en el contexto del paciente, si hay un entorno que permita el desarrollo emocional el paciente podrá mejorar, de igual manera el trabajo con la familia es siempre parte del tratamiento integral para los pacientes suicidas.

-LA ESPERANZA SE DA DE FORMA ESPONTANEA, NO FORZADA: La salud mental es un proceso gradual y funciona distinta en cada persona. En el caso de pacientes adolescentes muchas veces los cuidadores y/o padres tienen la demanda de salir adelante lo más pronto posible, lo cual claro es entendible, no obstante, no ayuda en lo más mínimo al paciente, muchas veces sienten que las necesidades de los otros van primero. La esperanza y la mejora se dan de forma gradual, debemos respetar los tiempos y formas de la persona que haya enfrente para que pueda sentirse primero más seguro y poco a poco recuperarse.



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