Aún no estás conmigo pero ya te pienso. Te he pensado nombres que pudieras tener, nombres que representen aquello que he puesto en tí, nombres que te protejan frente a los demás, un nombre que englobe lo grande que puedes llegar a ser.
Aún no estás conmigo pero ya te imagino. Imagino cómo serás, invento a lo que pudieras jugar, las preguntas que harás y la forma en la que pudiera criarte. Porque imaginarte es imaginarme a mí como madre que aún no soy. ¿O así se inicia a ser madre?
Es como engendrarte en mi mente y en mi corazón. Como si ya fueses creciendo desde ahí. Como si ya te cuidara desde ahora aunque aún no tengas cuerpo, como si mis decisiones a partir de ahora ya te incluyeran y me fuercen a pensarte, a considerarte, como haciéndote un lugar.
Un lugar con muchos deseos y mucha ilusión. Ilusión por conocerte y verte feliz. Aquello que imagino que será cargarte y procurarte.
Aún no estás conmigo y ya construyo escenarios. Escenarios de crecimiento, de peleas, de juegos. Espero tener la energía para seguirte el paso. Espero ser sincera contigo cuando no las tenga. Prefiero ser sincera y saber poner pausas, prefiero que podamos decirnos las cosas y que confiemos el uno del otro.
De repente todo es bastante lindo, pero debo serte sincera que no siempre ha sido así. Al principio no me imaginaba la posibilidad de ser madre, no quería, me aterraba. Créeme, algún día, si tú lo decides, tendrás familia y podrás enfrentarte al terror de la posibilidad de que de tí dependa por completo la crianza de un ser humano, un pequeño ser que irá creciendo y que no será sencillo. Nadie te dice esto, pero es como una sensación llena de ilusión, pero que también preocupa: ¿qué tal que no lo hago bien?, ¿qué tal que algo pasa? Esto de ser madre tiene sus tintes algo ácidos de repente.
Después, con el paso del tiempo fui pensando diferente, total uno no nace sabiendo ser madre. Por más que me esfuerce fallaré en algo, y creo que está bien. Tal vez si tu miras mis errores y mis ganas de reparar aprendas que el mundo no se destruye por una mala decisión, que las cosas pueden salir bien si ponemos nuestro corazón en ello.
Errores que tú también cometerás y frente a los cuales nunca estarás solo. No importa lo que hagas, los errores o aciertos, nada me hará dejar de quererte. Te acompañaré a lo largo de tu historia, a veces más cerca, otras más lejos, pero quiero que sepas que pase lo que pase estaré contigo. Llegará un momento en el que yo tenga que estar más presente, pero también llegará el día en el que sólo te miraré a la distancia viendo cómo solucionas la adversidad. Por que podrás con eso, en tus tiempos y tus formas.
Ser madre es criar a una pequeña copia de tí, con sus agregados. ¡Ah! porque claro, tú traerás lo tuyo y romperás con parte de lo que yo quisiera para tí. Soy consciente de que no serás todo lo que espero y que eso es lo mejor. No quiero que seas todo lo que espero, quiero que seas tú y que seas feliz.
Querido hijo, aún no estás conmigo pero ya te llevo en mi corazón y en mi mente.
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