Uno de los motivos de consulta más frecuentes en psicoterapia está relacionado a conflictos familiares. Muchas veces conflictos que difícilmente se les cuentan a los amigos o a otros familiares. Personas que buscan un espacio para poder hablar de su familia y su historia.
Y no, no solamente sucede con pacientes adolescentes, si no que sucede frecuentemente con pacientes adultos. Muchas veces este tipo de conflictos emergen de la penumbra cuando la persona está atravesando por una situación similar o de quiebre en donde recuerda que con su familia difícilmente puede contar. Por ejemplo, el pasar por una situación estresante, perder el empleo, la toma de decisiones importantes, e incluso la maternidad o paternidad y todo lo involucrado en ésto.
Hay quienes recuerdan hechos y escenas familiares cargadas de sentimientos complejos o que no les quedaron del todo claros pero dejaron una sensación de ira, tristeza o desolación. Hay quienes tienen recuerdos más cercanos al presente pero de su infancia poco recuerdan y desconocen en qué momento el conflicto fue creciendo cada vez más hasta toparse con el motivo de consulta que los lleva ahora a psicoterapia.
Hablar profundamente de nuestra familia y su dinámica no es nada sencillo: implica hablar de los temas tabús y los secretos que pueden llegar a tener. Podemos repetir de manera constante que no hay familias perfectas pero en contadas ocasiones nos atrevemos a hablar y explorar sobre sus imperfecciones. Incluso, podemos sentirnos mal con el lugar que ocupamos dentro de la familia, por ejemplo, ser el mayor o el más pequeño, quien tiene el rol de cuidador de sus padres, el que se siente ajeno a su familia, etc.
Muchas veces podemos observar que el rol que desempeñamos en casa se relaciona fuertemente con el rol que desempeñamos en otros grupos como por ejemplo el trabajo, amigos o pareja.
¿Qué podemos encontrar en psicoterapia al hablar de nuestra familia? Una forma de poder conocer el entorno en el que hemos crecido y las costumbres que hemos heredado consciente e inconscientemente. Como mencionamos anteriormente, gran parte de la forma en la que nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás tiene sus raíces en quienes nos vieron crecer y la forma en la que estos vínculos se fueron entretejiendo. Buscar en ese armado es encontrar piezas de nosotros mismos y nuestra historia.
De igual forma, podemos encontrar motivos de dolor en conflictos que ahora tenemos con nuestros padres y que muchas veces no tienen un nombre en específico. No es casualidad el decir "con mi mamá me siento más cómoda" o "quién sabe por qué mi papá es tan frío conmigo". Algo que les decimos a nuestros pacientes es que no se trata de ir necesariamente a hablar con tus padres, algunos ya no tienen forma de tener el derecho de réplica, pero lo que sí puede suceder es elaborar ese recuerdo y esa sensación que quedó dentro de nosotros. No hablamos del perdón o del olvido, más bien de una resignificación.
Hablar de nuestras familias en psicoterapia implica el tener conscientes formas distintas de relacionarme conmigo y con los demás: elegir relaciones más saludables para mí, descubrir formas distintas de convivencia con los demás y un largo etcétera.
Si tú te identificas con este tipo de problemáticas te recomendamos el iniciar un proceso en el que puedas explorar aquello que pudiera estar relacionado con tu malestar actual.
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