Hay una diversidad de vínculos amorosos, sin embargo, la intención de éste escrito será en relación a entender la convivencia diaria en una situación particular; sí, la cuarentena. Es importante tener en cuenta los muchos factores diversos por los que cada individuo y cada pareja están atravesando. Algunos ejemplos son: parejas jóvenes sin hijos, parejas con hijos pequeños, parejas adultas con hijos mayores, parejas de adultos mayores viviendo solos, parejas viviendo en un pequeño departamento, parejas viviendo en un cuarto de una casa familiar, parejas que estaban a punto de separarse, parejas que acaban de iniciar una relación, y un sinfín de situaciones más. Estas puntualizaciones son importante, pues no hay una fórmula de solución para todos, hay que tener en cuenta cada particularidad.
En los momentos actuales, se convoca a la población a quedarse en casa, aquellos que pueden, se enfrentan a una cotidianidad muy distinta, trastoca rutinas, y nos trastoca como individuos, no es de sorprenderse que también afecte a la relación de pareja. En condiciones habituales, se suele convivir por ciertos periodos de tiempo, por ejemplo los fines de semana, o después de la actividad laboral. Ahora estamos en la misma casa la mayor parte del tiempo, sin dejar de lado la angustia e incertidumbre que el virus del covid-19 nos genera; estamos ante una angustia constante. Estos factores en conjunto pueden develar el estado en que se encontraba la relación antes del confinamiento y en el peor de los casos alterar ése estado. Las relaciones de pareja en la realidad no son idílicas por completo, es común y hasta normal que haya conflictos; el encuentro con otro es un encuentro extraño y ambivalente. Hay conflictos con la dolencia y molestia de una piedra en el zapato y otros con la fuerza y la potencia dolorosa de diez tornados. De cualquier dimensión, en el panorama general actual no son los mejores tiempos para solucionar dichos conflictos, estos son momentos de acompañarnos y de sopesar la incertidumbre.
Quizá, algunos de los temas que pueden ayudar en estos momentos es hablar sobre los límites, los horarios en que podrían convivir, los horarios de trabajo, y concientizar sobre la necesidad de los espacios individuales, al romperse la estructura temporal marcada por las actividades en el exterior del hogar se pierde la noción de cómo nos organizábamos en el tempo y la gratificación que generaban algunas actividades de la cotidianidad individual.
Ahora bien, puede ser muy difícil si el espacio que se habita es muy reducido, y es complicado pasar tiempo a solas, acá opera la creatividad, algunos ejemplos puede ser escuchar música por audífonos, concentrarse en alguna actividad que nos agrade, leer algo de nuestro interés, estar en silencio, entre otros. Dialogar y respetar sobre cómo les conviene habitar el espacio en que conviven es de mucha ayuda.
Recordemos que la virtualidad puede ser un recurso para continuar el contacto con otros, está acción es importante para sostener una estabilidad emocional, somos seres sociales, coexistimos en sociedad desde el nacimiento, mantener nuestros círculos de amigos, la convivencia con familiares, o compañeros de trabajo, sostenernos con ellos y entre ellos para tomar fuerzas y continuar con sostén en la relación de pareja. Tratando de encontrar el lado amable de la situación, podemos aprovechar la cercanía para conocer de otro modo a nuestra pareja, propiciar la curiosidad más y evitar menos una reacción a priori. Son tiempos de aprender a vivir con la angustia de lo incierto, ante estas circunstancias la propuesta es tejer sostén a través del acompañamiento mutuo, tener la certeza del apoyo con nuestro/a partenaire.
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