Normalmente tenemos una idea de cómo deben ser las cosas, donde van, su rol, etc. A pesar de no tener claramente un ejemplo que nos dicte como deben ser, tenemos en nuestras mentes expectativas acerca de todo esto, por ejemplo, en las relaciones, normalmente tenemos una idea general de cómo pensamos que deberían de ser, incluso si no lo tenemos todo el tiempo presente, sin embargo, tienen un gran poder sobre la manera en que reaccionamos a las situaciones en las que nos encontramos, afectan la manera en que percibimos nuestra vida, si nos pasa algo lo clasificamos como bueno, grandioso, increíble o mediocre, malo, pésimo, todo con base en nuestras expectativas que teníamos en mente. Habitualmente si nos va mal en una tarea, en un proyecto del trabajo, en algo que nos apasiona, tenemos la expectativa alta acerca de los resultados, y si no van de acuerdo a lo que esperamos, nos sentimos mal, no obstante, en el amor es en donde nuestras expectativas son tan altas que es el tema de nuestras vidas que más problemas puede llegar a causar.
En la sociedad en general hay grandes expectativas acerca de lo que la relación perfecta debería de ser, inclusive si no hemos tenido los mejores ejemplos en nuestras vidas, idealizamos las relaciones de otras personas con lo poco que nos dejan ver públicamente a través de las redes sociales, nos hacemos imágenes acerca de lo que es esperamos que sea vivir con otra persona y compartir nuestras vidas con ella; a pesar de la cantidad de divorcios, separaciones y ejemplos no tan gratos de lo que sería compartir la vida, hacemos caso omiso a estos agentes externos e idealizamos y le tenemos grandes expectativas al amor y la relación que queremos para nosotros.
Nuestra expectativa dice que vamos a tener suerte, que seremos esa persona que va a encontrar a nuestra media naranja, la persona indicada, esperamos que el amor llegue a nosotros y este nos llevará a sentir y experimentar todo eso que nosotros deseamos.
Esa persona:
Nos va a entender y querer como nadie antes
Le gustará todo lo que a nosotros nos gusta
Será devota a nosotros y vice versa
Entenderá al instante, no tendremos que darle largas explicaciones, cuando nos sintamos mal, tristes, enojados, sabrá lo que necesito
Me apoyará ante todo, si no me gusta una de sus amistades, la dejará al instante, y respetará la relación tal como lo espero y lo acordamos
No hará tantas demandas, no me pedirá que haga cosas que no me gustan hacer, porque le gustará lo mismo que a mí, porque yo tengo un gusto exquisito en música, películas, actividades, mi pareja entenderá esto y se acoplará.
Y a pesar de que nuestra experiencia pasada no haya sido así, no perdemos la esperanza, siempre vamos a esperar encontrar ese amor tan anhelado, nos decimos a nosotros mismos, no es que nuestras expectativas hayan sido muy altas, sino que no era la pareja correcta, ¿cierto?, preferimos no modificar lo que esperamos de una relación, y simplemente dirigir lo que esperamos del amor a una nueva persona; perdemos el foco que tal vez no es la persona el problema, sino las relaciones en general, y no necesariamente porque no exista una pareja perfecta, sino que pensamos que los problemas están tan concentrados en la persona con la que nos encontramos que pensamos que esta pareja es la culpable de nuestra insatisfacción, que no se cumplan nuestras expectativas, aquello que esperamos del amor, pensamos que estaríamos mejor con otra persona, con nuestro crush, con la persona que llegamos a ver en una de esas apps de citas y que decidimos ignorar, con la persona que nuestras amistades o familia intentó presentarnos, y pensamos que con esa persona podría ser más sencillo todo, que probablemente esa persona nos hubiese entendido y llenado nuestras expectativas.
En ocasiones lo que le podemos llegar a decir a nuestra pareja son cosas que nunca esperas decirle a alguien más, casi siempre tenemos cierto nivel de cortesía con la mayoría de las personas, amables con la gran parte de la gente, incluso extraños, al barista de tu café, al cajero del súper, porque en los no tenemos expectativas, pero con nuestra pareja, esa persona que debería llenar nuestra expectativa del amor, le decimos cosas que son hirientes, que son tan personales que terminan por dejar una cicatriz aun después de terminar la relación; porque con lo que esperamos del amor, nadie nos decepciona tanto como la persona con la que decidimos compartir nuestra vida.
Curiosamente, lo que podemos hacer para iniciar a generar un cambio es tener una filosofía y un acercamiento a lo que esperamos del amor con un poco de pesimismo, pues las expectativas son un gran enemigo de las relaciones, tener unas expectativas moderadas, no tan altas, con esa pizca de pesimismo, nos llevaría a pensar que nuestra pareja no siempre nos entenderá y que tendremos que vocalizar y dar a entender de manera explícita nuestras ideas, pensamientos, sentimientos, fantasías, miedos, motivaciones, entre otras cosas; y nos ayudará a entender que no siempre estaremos en sincronía con la otra persona, en nuestra manera de lidiar con los problemas de la vida, las discusiones, los desacuerdos, que no siempre sentiremos lo mismo, que no son una extensión de nosotros; continuar con expectativas tan altas es condenar la esperanza a una muerte lenta, y con ella nuestro amor por la otra persona.
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