Mucho solemos escuchar sobre la depresión, sobre todo en los últimos años en donde parece que ser feliz debe ser una constante y un estado de ánimo permanente ante todas las situaciones de la vida. Nada más falso que esto.
Debemos entender a la depresión como una enfermedad que nos afecta a nivel físico, psicológico y social y que repercute no solo en nuestro estado de ánimo sino también en nuestras actividades cotidianas, en nuestras relaciones laborales y familiares y en nuestra autoestima y la relación que tenemos con nosotros mismos. Es necesario hacer hincapié en que al ser la depresión una enfermedad, rebasa los límites de nuestra voluntad y del simple “échale ganas” ya que necesitamos un tratamiento médico y psicológico que nos permita sobrellevarla.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión será para el año 2020 la segunda causa de discapacidad a nivel mundial y la primera en países en vías de desarrollo como México. En mayo de 2018 la revista Nature publicó un informe con los resultados de un estudio realizado en colaboración con 161 instituciones a nivel mundial dedicadas a la salud mental, que arroja nuevas luces para poder entender más a la depresión.
Dicho estudio confirma lo que ya se especulaba pero que hasta ahora no se había podido comprobar científicamente: la depresión parece tener una estrecha relación con nuestra genética. Se encontraron alrededor de 44 genes ligados directamente con la depresión, además de otros 153 que pueden tener cierta influencia en el padecimiento
.
Esto significa que la depresión debe ser entendida en un contexto biopsicosocial donde para armar el rompecabezas completo necesitamos de un tratamiento integral que incluya los aspectos médicos y psicológicos del padecimiento así como sus afectaciones a nivel personal y social.
El hallazgo de este estudio significa que de alguna manera, aunque la depresión se encuentra en nuestros genes, va a necesitar siempre de factores externos que desencadenen el padecimiento y que determinan en gran medida que algunas personas lo padezcan y otras no. Por tanto, si en mi familia hay personas que tienen o han tenido depresión, el riesgo de padecerla aumenta mas no determina que yo la vaya a padecer. Para esto necesitarían intervenir factores como mi contexto, mis decisiones, mi capacidad de resiliencia entre otros.
Esto también representa un llamado a la sociedad en general para eliminar los estigmas que se tienen en cuanto a los medicamentos y el tratamiento psiquiátrico en general y hacia la mejora en la calidad de nuestros servicios de salud que de manera urgente necesitan voltear a ver el ámbito de la salud mental.
Comments