“El sueño es escudo protector contra la monotonía y habitualidad de la vida, libre consolidación de la fantasía encadenada, donde ella despliega sin regla todas las imágenes de la vida e interrumpe la seriedad nunca depuesta del adulto con el gozoso juego del niño; sin los sueños, sin duda envejeceríamos más temprano…”
- Novalis
Desde tiempos ancestrales y en diversas culturas, el sueño ha tenido un lugar importante en el actuar ya que se le ha conferido cierto misticismo. Ya desde épocas anteriores se advertía que hay algo dentro de los sueños de suma importancia, algo oculto con un significado para el soñante. Hoy en la actualidad, la ciencia le ha dado otro sentido puesto que existen múltiples estudios que se han enfocado en la función del sueño desde una perspectiva fisiológica, como, por ejemplo: ahora sabemos que el sueño cumple diversas tareas destacando la función reparadora que permite el descanso; la regulación homeostática del sistema nervioso, también, influye en los procesos de aprendizaje y de atención.
Hoy en día, existen diferentes situaciones que pueden modificar el sueño ya sean de origen externo o que están en nuestro contexto y que pueden interferir en un adecuado descanso. La constante competencia laboral y el alto grado de actividades que desempeñamos (ya sean laborales, académicas o recreativas) incrementan el estrés, factor que influye de manera negativa en el sueño y el descanso y que, desde luego, esto de forma conjunta genera un impacto negativo en el funcionamiento de nuestro organismo. Al identificarlo como externo, hacemos referencia al ambiente, es decir, hay algo ajeno (en apariencia) a nosotros que nos impide dormir y permitir que el sueño cumpla con su función. Es común escuchar a personas que laboran en horarios rotativos que padecen de mayor irritabilidad, cansancio constante, les aparece un incremento en el apetito, tienen una menor capacidad para enfocar la atención y otras dolencias que en conjunto, perjudican a la persona, dificultan su interacción e impacta negativamente en su rendimiento en general.
Por otra parte, el sueño también se trastoca con conflictos de origen interno, es por ello que trastornos o padecimientos emocionales como la depresión y la ansiedad también influyen en la capacidad para dormir, soñar y descansar. Desafortunadamente, el hecho de que existan alteraciones en para dormir agravan cualquier sufrimiento emocional, provocando el efecto de “bola de nieve”, en la que además de la situación afectiva que afecta al individuo, ahora se agrega la preocupación por no lograr conciliar el sueño, incrementando la ansiedad. Igualmente, se añaden las repercusiones físicas ya antes mencionadas, es por ello que cuando un paciente acude a consulta con problemas graves para conciliar el sueño, es necesario que además de la psicoterapia, se canalice a que reciba tratamiento farmacológico.
Pues bien, hay que retomar el elemento que provoca interés y curiosidad en muchos. A través de los años, diversas culturas han dado un lugar especial al contenido de los sueños y lo podemos observar en diversas mitologías. Por ejemplo, en la mitología griega aparecen personajes (dioses) vinculados al sueño, siendo Hipnos y Morfeo los más conocidos, padre e hijo, siendo importante destacar que Morfeo tomaba diversas formas para presentar mensajes al soñante, transmitía los secretos de los dioses a los mortales. También, otro hijo de Hipnos es Fobétor, el cual se relacionaba con los sueños proféticos y las pesadillas, acá Fobétor aparece en forma de serpiente. Ambos personajes, se presentan al soñante en formas, por lo que ya desde entonces se apreciaba que existe un simbolismo dentro del sueño y que requiere de una interpretación.
Justamente y hablando de interpretación de sueños, un personaje importante es José el soñador, quien aparece en el libro de Génesis en la cultura hebraica. José interpretaba sueños (aclarando que en el texto bíblico, José hace referencia que él no interpretaba sueños, sino que era Dios a través de él), haciendo una transformación de los símbolos, siendo la situación más importante cuando interpretó dos sueños del Faraón de Egipto quien a su vez había sentido angustia ante el contenido de dichos sueños. Cabe señalar que el Faraón ya previamente había citado a magos y sabios de Egipto para que le develaran el significado de los sueños. Hasta aquí, en ambas culturas el sueño contiene un mensaje divino y predictivo, aunado a que la interpretación la brinda una persona ajena al sueño, sin perder un sentido místico.
No es hasta que Sigmund Freud publica el libro de La Interpretación de los Sueños en 1899 cuando ser revela un nuevo sentido a través de la implementación de una técnica para interpretar los sueños, dejando de lado ese tono místico y de adivinación. Freud, llama a los sueños como la vía regia al inconsciente, puesto que aquí se revela información oculta para el soñante, lo cual observó a través del análisis de sus propios sueños y los de sus pacientes, análisis que es esencial para el conocimiento de los temas profundos de quien tiene el sueño y de una posible solución a los problemas que le aquejan al paciente.
De la perspectiva del psicoanálisis, los sueños cumplen la función de descarga de los impulsos. Aparecen objetos, personas, situaciones que encubren y representan otras cosas. En los sueños se pueden descargar tensiones, agresiones, preocupaciones, ambiciones, incluso, deseos sexuales imposibles de realizar. Del mismo modo, el sueño puede servir para poner una pausa de situaciones reales en el exterior que pueden resultar perturbadoras o dolorosas para el sujeto, como por ejemplo, ante la pérdida o fallecimiento de alguien cercano, al dormir se retira la situación que aqueja para poder descansar. Es por ello que la importancia del descanso y el sueño trascienden más allá de la función fisiológica reparadora, sino también resulta de indispensable valor para el psiquismo de la persona.
El inconsciente es amo y señor de los sueños, en los sueños no opera la razón y el entendimiento, el inconsciente se sirve de la realidad y de la vigilia para tomar elementos y utilizarlos en el mundo onírico para darle un sentido desfigurado y con ello expresar algo. Existen mecanismos de defensa en los sueños que desfiguran el significado, que oculta el deseo del soñante de tal manera que dicho deseo puede realizarse y descargar tensión. Incluso, se reúnen diferentes representaciones en una sola cosa, se desplazan objetos o situaciones, intercambiándose. ¿Te has soñado haciendo cosas abominables? ¿Te ha ocurrido que alguna vez sueñas con “alguien”, pero ese “alguien” no tiene el mismo rostro que la persona real? ¿O que esa persona se transforma en otra persona, cambiando el sentido del sueño, apareciendo la confusión o la extrañeza? O ¿Qué dentro del sueño estás en cierto lugar, pero que no es precisamente el lugar aludido, sino que hay un elemento que te recuerda ese lugar? Lo anterior es a causa de los mecanismos del sueño que son el desplazamiento y la condensación, siendo esta última la que reúne varios elementos en un solo objeto, de tal manera que puede desfigurar el deseo o el contenido inconsciente para darle cumplimiento o desahogo, sin que esto perturbe (tanto) al soñante por el deseo “real” que posee.
Los objetos o las situaciones que aparecen tienen un significado (o varios), pero este cobra sentido dentro del discurso de quien relata el sueño, sí existe una técnica para explorarlos, pero de ninguna manera existe un manual o un diccionario para todos los sueños, dado que cada sueño posee un significado personal siendo el psicoanalista quien ayuda al paciente a darle sentido a lo que sueña. Es común que en los procesos de psicoanálisis, el paciente se encuentre narrando cierta situación que le aconteció en su vida o en el día a día y, que en medio de su relato, irrumpe un sueño o un fragmento de sueño, posiblemente, este se vincule con el tema previamente hablado. En el transcurso del análisis, puede aparecer más contenido del sueño que en un primer momento no se recordaba.
Un motivo para asistir a psicoanálisis o psicoterapia puede ser el descubrir el significado de algún sueño repetitivo. Sin embargo, hay causas que requieren de inmediata atención, como por ejemplo, cuando parecen pesadillas (sueños de angustia) de forma recurrente, afectando la capacidad para descansar. También cuando existe una marcada dificultad para diferenciar entre un sueño y la realidad, incluso si hemos llegado a tomar decisiones en base a lo que ocurre en nuestros sueños, por ejemplo, enemistarse con personas o acusar a alguien de algo que se soñó, además de las perturbaciones ya descritas en un principio.
Habrá sueños que olvidamos en el instante de despertar. Otros que ocurrirán con algo significativo. Sin embargo, algunos resurgirán. Otros sueños volverán de vez en cuando, repitiéndose. Otros que dejarán una imagen nítida o que en algún momento nos despertaron emociones intensas, siendo en estos últimos casos, los que contienen un contenido significativo, siendo muy importante llevarlos con el especialista para analizarlos y sobre todo, para hablar de nuestros sueños.
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