La clínica, entendida como ese campo de la psicología que se encarga del cuidado de la denominada “salud mental”, tiene la particularidad de encontrarse indefinida en su forma de desarrollarse. Esta dimensión indeterminada es lo que permite que se pueda diferenciar una práctica psicológica de una práctica médica.
La cuestión es que la medicina se encuentra unificada por un método de observación que constituye diferentes etapas que darán por resultado el mantenimiento de la salud física. La psicología no es muy diferente de este modelo que unifica las prácticas, pero el camino que nos lleva a este resultado (intercambiando la salud física por la mental) no siempre es el mismo.
Podemos ir un paso más lejos y plantear que este camino particular contiene en sí mismo dos particularidades; una teórica y una práctica.
La particularidad teórica responderá a la visión y lectura del psicólogo clínico frente a los casos concretos; influirá su formación, lectura de ciertos autores, supervisiones, etc.
La particularidad práctica responderá a las vicisitudes de un caso concreto y el abordaje especifico que el psicólogo clínico empleara. De ahí que se tenga la advertencia de que cada caso es diferente y singular.
Sin embargo, y a pesar de esta naturaleza particular de la práctica clínica, es posible pensar al final de todo en este modelo unificador, modelo propuesto en el nacimiento de la clínica psicológica con Sigmund Freud.
No es mi intención ahondar en este modelo propuesto por Freud, sino en una parte específico de este modelo, el tratamiento.
El tratamiento se diferencia de las demás etapas del modelo terapéutico en tanto es el punto en donde se comienza el abordaje en los núcleos específicos que él o la paciente traen al consultorio. Sin embargo, en dicho proceso podemos encontrar muchas dificultades que nos pueden evitar el correcto abordaje terapéutico, y una de ellas es la diferencia entre lo que es la repetición y la producción.
¿Qué es la repetición y que es la producción? La repetición habrá que entenderla como el enlace entre la parte exploratoria y el inicio de tratamiento en donde se presenta en la sintomatología del paciente. Esta repetición tiene que ver con “patrones”, “conductas”, “actitudes” y/o “pensamientos/ideas” que se presentan constantemente en el discurso del paciente. Esta repetición tiene la particularidad de ser inconsciente para el paciente, se presenta inadvertidamente en lo que se dice en sesión.
Ahora, el movimiento que se busca en el tratamiento es que esa repetición pueda devenir consciente u advertida por el paciente, y para ello es necesario un trabajo de producción.
¿Qué es lo que se produce? Se produce sentido a través del trámite de esta repetición. La producción se logra por medio de la relación con el otro dentro del espacio clínico, en esa habla pasiva (en donde inconscientemente se presenta la repetición) y la escucha activa (en donde deviene consciente por el mismo espacio clínico).
Es importante distinguir y tener en claro estos dos movimientos dentro del tratamiento para poder guiar una práctica clínica profesional y ética.
Atención psicológica de adolescentes y adultos.
Asociación Libre - Psicólogos en Guadalajara
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