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Sesiones en línea o presenciales: Terapia en la nueva normalidad

Los retos para los y las #psicólogos y #psicólogas alrededor del mundo no dejan de presentarse, especialmente para aquellos y aquellas que tienen como guía directriz ética el quehacer del #psicoanálisis.

El paradigma laboral ha cambiado y no volverá a ser el mismo, para bien o para mal. Los expertos lo llaman la nueva normalidad, y trae consigo una serie de implicaciones en la regulación de la interacción entre las personas. Esta regulación se implementa desde dos frentes; la política social (leyes, normas, estándares, hábitos, etc. que tendrán que crearse/modificarse para adaptarse a esta nueva normalidad) y el de la ética del deseo o ética personal (llevar a cabo esta regulación desde la cosmovisión personal de cada sujeto, decidiendo desde lo que desea que es mejor y que no lo es para él/ella). Es esta tesitura que surge una duda común entre los y las psicólogos y psicólogas “¿Cómo volver a dar #psicoterapia?”

Planteare tres formas de verlo a modo de pregunta con el objetivo de problematizar esta nueva tesitura en el quehacer clínico.



Terapia en línea

Primera pregunta; ¿Sesiones presenciales o sesiones en línea?

¿Cómo decidir entre una y otra? Dejemos un lado los lineamientos brindados por las instituciones de salud pertinentes y vayamos más allá de ello.


Los y las terapeutas se encuentran en medio de este problema, y encuentran una salida sencilla en su visión objetivizante de sí mismos diciendo “Lo que decida el paciente”. Por supuesto que lo importante siempre será el decir del paciente, por supuesto que se tendrá prioridad a su deseo (por algo es su espacio), sin embargo, en una tesitura que plantea un peligro real tanto para el paciente como para el psicólogo de contagio ¿Es realmente ético hacer esto? Planteo este escenario porque desde mi experiencia cercana los pacientes prefieren las sesiones presenciales a cualquier otra modalidad que altere el dispositivo existente. Sin embargo, se puede ver desde el otro lado; ¿Qué pasaría si el paciente quiere realizar sesiones en línea pero de acuerdo a la línea de trabajo del psicólogo esto solo implica defensividad y problemáticas que se podrían evitar en el proceso? Son esto escenarios complejos que se presentan de esa forma al brindar la óptica de aquel que ha optado por permanecer invisible, a saber el psicólogo.

A final de cuentas, sean sesiones presenciales o sean sesiones en línea, algo debe asegurarse ante todo, y eso es un compromiso alcanzado entre paciente y terapeuta en donde ambas partes se encuentren en concordancia con el espacio a implementar en el proceso psicoterapéutico, sea material o sea virtual.


Segunda pregunta; ¿Por qué sesión presencial o por qué sesión en línea? 

Terapia en línea para adultos


Una vez optado el modo de trabajo, no es más que pertinente el preguntarse qué es lo que se jugó en la decisión. ¿Acaso se jugó el deseo del terapeuta, el deseo del paciente? ¿Acaso se jugó el goce del terapeuta y la demanda del paciente? Importante cuestionar todo ello si se quiere realizar cualquier trabajo clínico con cualquier paciente.

Es una realidad que la demanda del paciente a veces es tan fuerte que puede nublar el juicio del psicólogo o psicóloga, y ello puede derivar en una serie de complicaciones más adelante en el proceso. Más allá de ello, la cuestión es que también puede surgir el giro contrario, en donde la propia demanda del psicólogo o psicóloga termine por devorar la del paciente, haciendo de ese proceso no más que una oda al narcisismo del psicólogo o psicóloga.

Son pues estos algunos puntos a considerar en la ética del quehacer clínico.



Terapia en línea como opción real ante la contingencia

Tercera pregunta; ¿Esto a que lleva?


Esta breve reflexión lleva a dos planteamientos éticos bien definidos; el de la conciliación, que parece ser (irónicamente) fundamental para que la nueva normalidad pueda implementarse adecuadamente y el del deseo propio en una medida justa.

He visto y oído psicólogos y psicólogas decir que sugieren la psicoterapia en línea por “comodidad”, así como psicólogos y psicólogas diciendo que las sesiones presenciales son mejores y solo atienden bajo esta modalidad, incluso llegando a tratar de convencer a los pacientes de ello.

Así pues he visto y oído a colegas decir que hacen “lo que el paciente diga”, a sabiendas de que algunos y algunas no tienen una línea de trabajo con la visión de las sesiones en línea en ellas, o incluso que tienen miedo de volver a las sesiones presenciales y aun así lo hacen porque lo “demando el paciente”.

Son estos escenarios en apariencia inofensivos algunos de los más comunes que conllevan un cuestionamiento ético importante, mismo que se verá presente en el proceso psicoterapéutico como tal.

Es por ello importante reflexionar en torno a ello y saber cuál es la medida adecuada, cual es esa ética del deseo que nos mueve en nuestro quehacer clínico, y la que nos permite continuar mejorando en eso que nos apasiona.




Psic. Gabriel Chávez Sánchez

Psicólogo de Niños, Adolescentes y Adultos 

Asociación Libre - Psicólogos en Guadalajara 

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