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Artículos sobre Ayuda Psicológica

  • 16 ene 2020
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 8 mar 2020


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Mascotas como apoyo emocional

Muchas personas me han llegado a preguntar que tan conveniente es tener una mascota cuando te encuentras en una depresión, ansiedad o mucho estrés, etc.

Si bien no es un método único y prioritario para el tratamiento de las alteraciones emocionales, puede ser un elemento que ayude a complementar el sentido de vida, brinde actividad y compañía.



1. El respeto a la vida.

Muchas personas al tener una mascota desarrollan un profundo respeto por la vida en general haciéndose altamente sensibles hacia el dolor no solo de animales, sino también de seres humanos. La particularidad de que una mascota sea frágil y dependiente en cuanto a su cuidado, alimentación, etc. permite reconocer la vulnerabilidad y necesidad de protección y respeto, haciendo la experiencia de tener una mascota algo profundamente humano y emocional.


2. Compañía y contacto físico.

Sobre todo con personas que pasan largos periodos de tiempo en solitario, personas que están pasando por una depresión, o presentan ansiedad, tener una mascota les permite sentirse acompañados, tener contacto físico regular (abrazar, acariciar) teniendo una respuesta y complementándola con interacción de vuelta (la mascota busca el contacto físico e interacción con su dueño, sobre todo si estamos hablando de mamíferos especialmente perros, gatos, etc.)

El contacto físico tranquiliza, calma. Genera una sensación particularmente placentera ya sea desde interacciones poco intensas, así como juegos "rudos" que implican correr, "luchar", etc.


3. Responsabilidad.

El cuidado y responsabilidad hacia los otros nos permiten descentralizarnos de fijarnos o focalizarnos únicamente en nuestras necesidades y establecen también que nuestra mascotas (o cualquier otro ser vivo) tiene necesidades que necesitan ser satisfechas para sobrevivir, tener la responsabilidad de una vida, de brindar una buena salud, alimentación y cariño a nuestra mascota permite a las personas que interactuamos con ellas tener una noción más responsable de lo que implica vivir y cuidar de los otros.

Con respecto a este punto hay una gran discusión con respecto a que tan viable es par un niño hacerse responsable de tener una mascota, ¿los niños están preparados para tener una mascota? Definitivamente las mascotas no son juguetes y necesitan comer, ser cuidados y amados, tomar responsabilidad sobre su cuidado puede ser difícil para niños pequeños (de menos de 7 años), sin embargo la edad no es una garantía de responsabilidad, considero que para que un niño (adolescente o adulto) puedan tener una mascota, deben de haber demostrado que pueden establecer rutinas, hacerse responsables de ciertas actividades de forma regular, así como tener los recursos de tiempo, dinero y deseo para comprometerse. Eso implica evaluar en un periodo de tiempo relativamente largo si se puede llevar acabo esto antes de adquirir o adoptar a la mascota. Primero debe probar si puede comprometerse antes de hacerlo, las mascotas no son para experimentar o "entrenarse", son seres vivos con necesidades y afectos y no deben ser tratados como objetos para complacer o satisfacer a los demás.


4. Actividad física.

Definitivamente algunas mascotas (sobre todo algunas razas de perros) te harán tener más actividad física. El hecho de que tengas una mascota con altas necesidades para hacer ejercicio puede tanto acompañarte a realizar actividad física como fomentar que inicies y no lo dejes. Para casi todos los trastornos del estado de ánimo (depresión, ansiedad, estrés) recomiendan mantener una actividad física regular como un elemento importante para recuperarse, sentirse con más energía mediante medios naturales (es decir, sin utilizar medicamentos).

Salir aunque sea a caminar algunas cuadras, o incluso para algunas mascotas, correr grandes distancias, tener actividades acuáticas, senderismo, etc. son altamente viables y establecen una forma de interacción diferente y placentera para los dueños y para el animalito que las realiza.


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Las mascotas pueden brindarnos apoyo emocional pero no estabilidad emocional.

5. Apoyo emocional.

Aunque hay varios elementos de nivel psicológico e incluso neurobiológico de porqué necesitamos y disfrutamos estar en compañía y establecer contacto físico con otros, el estudio de como los animales pueden fungir como apoyo emocional es algo relativamente nuevo. Desde el uso de perros, gatos, caballos u otros animales de granja en la psicología este ejercicio se llamó Terapia Asistida con Animales (TAA) como una intervención diseñada para mejorar el funcionamiento cognitivo, físico, social y emocional de un paciente, se utiliza en diversas poblaciones como niños con autismo, adolescentes en situaciones de riesgo, adultos mayores con demencia, personas con alteraciones neuropsicológicas, con trastornos psiquiátricos como esquizofrenia y con discapacidad física.

Sin embargo, desde el punto de vista psicológico en general, y no únicamente desde TAA, el tener una mascota al trabajar el respeto por la vida, el contacto físico, compañía y la responsabilidad tiene inherentemente elementos que ayudan en cierto sentido a la estabilidad emocional de una persona.

Los animales de compañía pueden ayudar en cierta medida a las personas que están pasando por una depresión, de soledad, situación e incluso hacer más llevadero un proceso de duelo. 


Si sabes un poquito de inglés, te recomiendo muchísimo que veas este video para enterarte más sobre las mascotas como apoyo emocional.




6. Cuidado con engancharte.

Tener una mascota puede hacerte sentir que todas tus necesidades emocionales de interacción han sido cubiertas pero hay que tener cuidado con esta interacción. Humanizar a las mascotas a tal grado en el que es el único ser con el que se tiene contacto físico o afectivo circunscribe a depositar en la mascota todos nuestros deseos y necesidades, lo cual es una sobreexigencia y algo que un animalito no puede generar. Nosotros como dueños y cuidadores debemos tener en claro que nuestra estabilidad emocional no puede depender por completo de nada externo (mascota, trabajo, pareja), y definitivamente tendríamos que evaluar que puedo llegar compensar mis carencias emocionales a través de los cuidados o atenciones hacia mi mascota. Como bien dice el título de este artículo las mascotas pueden ser un apoyo emocional y no el agente principal para que psicológicamente estemos estables y plenos.

 
 
 
  • 31 dic 2019
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 8 mar 2020


En la actualidad se habla mucho sobre las adicciones a sustancias, relaciones e incluso a los aparatos electrónico; pero ¿Qué pasa cuando a lo qué somos adictos es al trabajo? A continuación profundizaremos en las implicaciones y riesgos que esto nos puede traer en nosotros mismos y en los que nos rodean.



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Existen diferentes tipos de adicciones, para efectos de este artículo las dividiremos en dos grandes grupos: por un lado aquellas relacionadas con sustancias que ingerimos, inhalamos o nos inyectamos como el uso de drogas lícitas o ilícitas, la cafeína, el azúcar, los alimentos en general, entre otras. Y por otro lado, aquellas que están sujetas a procesos que realizamos en nuestra vida y que están relacionados con nuestra cotidianidad pero que se nos han salido de control como lo pueden ser los rituales obsesivos, el ejercicio y por supuesto el trabajo.


Recordemos que por definición entendemos a la adicción como aquella conducta que realizamos de manera compulsiva y que rebasa nuestra voluntad, esto es, que perdemos la facultad de decidir por nuestra cuenta si realizo dicha actividad o no ya que me siento encadenado u obligado de una forma irracional a hacerla; lo que tiene repercusiones en mi persona, en mi familia, en mi desempeño laboral y en mi economía.


Actualmente vivimos en una sociedad donde el trabajo es parte fundamental de lo qué hacemos día a día y que, debido a la situación económica de nuestro país, en ocasiones nos vemos obligados a tener incluso más de un trabajo para poder solventar nuestros gastos. Esto nos trae como consecuencia pasar mucho tiempo ahí, donde nos hemos acostumbrado a realizar casi todas las actividades de nuestro día.

El trabajo se ha vuelto una adicción cuando:

  • 1. Trato de mantenerme ocupado la mayor parte del tiempo, incluso los fines de semana. 2. Me siento irritable y frustrado cuando tengo que atender actividades que no están relacionadas con mi trabajo.

  • 3. No tomo las vacaciones que podría

  • 4. Constantemente me llevo trabajo a casa

  • 5. Pienso que mi valor como persona me lo da la posición que desempeño en el ámbito laboral.

  • 6. He dejado o retraso actividades que solía hacer o que considero mis hobbies

  • 7. Ando siempre a prisa y me mal paso comiendo muy rápido o no comiendo.

  • 8. Dejo de conciliar el sueño con tal de estar trabajando o pensando en lo que tengo qué hacer. 9. En mis ratos libres me siento como si estuviera perdiendo el tiempo o fuera poco productivo.

  • 10. La mayor parte del tiempo mis pensamientos giran en torno a mi trabajo.

Generalmente la adiccion al trabajo se reconoce a través de los demás cuando le dicen o reclaman a la persona el poco o nulo tiempo que dedica a sí mismo o a otro tipo de responsabilidades y tiene su origen emocional en que resulta una manera socialmente aceptada de evadir mis emociones y las dificultades que pudiera sentir en mis relaciones con familiares o amigos.


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El adicto al trabajo es persistente y puede ser muy exitoso aunque detrás de esto puede esconderse una poca valoración de sí mismo, el miedo a la soledad o a estar solo, y en general emociones y duelos que en su momento pudieron no ser bien elaborados.

La recomendación es que una vez que la persona se da cuenta de su adicción, pueda aprender paulatinamente a enfrentar aquello que ha estado tratando de evadir e ir aumentando los espacios que dedica a su familia, amigos y sobre todo a sí mismo.

 
 
 
  • 31 dic 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 8 mar 2020


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¿Sabías que en épocas navideñas las palabras más buscadas en internet son sobre apoyo psicológico? Por lo menos en algunos estados de la República así sucede. Es un tema del que pocos hablan ya que se esperaría que estemos muy felices pasando la navidad en familia.

Pero seamos sinceros: cada familia tiene sus complicaciones, algunas más que otras. Tener tiempos libres y convivir en familia sin ir al trabajo o tener pendientes puede ser el catalizador de conflictos familiares actuales y pasados: rencillas sobre dinero, cuidado de los padres, adicciones, culpas no resueltas, violencia intrafamiliar, abuso sexual, entre otros. 

Incluso se remarca que, en casos de violencia familiar, aumentan los reportes de este tipo de situaciones, de entrada por que aumenta la cantidad de tiempo juntos y otras variables como los gastos por las compras, aumento en la ingesta de bebidas alcohólicas, entre otros.. 

Algo que vemos regularmente en consulta es que los pacientes hablan sobre el esperar estas fechas con cariño aunque en momentos la presión por el dinero o los gastos los consume, y hay quienes hablan de esta temporada como pronosticando un conflicto importante, el cual muchas veces sucede. Tienen recuerdos de peleas o discusiones familiares que cambiaron la forma de relacionarse con otros miembros de la familia, o bien, que estas fechas los hacen extrañar a seres queridos que han partido. Son fechas de nostalgia, y la nostalgia nos puede llevar a caminos recordados con afecto y añoranza, pero también con dolor en algunos casos.

Si tu o alguien que conoces se identifica con estas vivencias es importante el poder hablar al respecto. Como psicólogos sabemos que poco podemos hacer para que los familiares de nuestros pacientes cambien, y ese no es el objetivo, pero sabemos que mucho se puede hacer para que la persona cambie y elabore estos conflictos vividos, las marcas que dejaron y sanar heridas. Teniendo una historia complicada lo más sano es no repetirla completamente y el primer paso esta dentro de nosotros.


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