Actualmente la depresión infantil puede llegar a ser un mito en una gran parte de nuestra sociedad mexicana, ya sea porque se piensa que los niños siempre están felices o que no tienen los mismos problemas que los adultos por lo que no deberían sufrir, que su única preocupación es jugar, que no se enteran de las problemáticas de los adultos, que aún no han vivido lo suficiente para experimentar depresión. Después vemos en las noticias que las cifras en depresión infantil han aumentado y que los intentos de suicidio también se presentan en la adolescencia y en la infancia.
Pero, ¿alguna vez te has preguntado si tu hijo pudiera estar viviendo algo así? ¿Cómo un padre, madre o maestro se puede dar cuenta?
En general, solemos pensar que una persona que tiene depresión se reduce a verse triste y sin motivación, y este tipo de paradigmas son un gran obstáculo para detectar cualquier otra sintomatología depresiva. Cada persona tiene distintas habilidades de afrontamiento, creencias y, por lo tanto, distintas maneras de manifestar la depresión; en la infancia ésto se vuelve aún más complicado porque pueden llegar a manifestar sintomatologías que coincidan más con otros padecimientos como el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), una fobia, ansiedad generalizada e incluso una enfermedad física como un resfriado.
La depresión infantil se manifestará de distinta manera, dependiendo también de la etapa de desarrollo del niño. Es decir, en etapas de desarrollo tempranas donde se adquieren aprendizajes de autonomía como ir al baño y comer, no será lo mismo que un preadolescente donde comienza a tener aprendizajes sociales y éstos tienen un mayor peso. De igual manera, el desarrollo emocional es distinto en cada etapa y en la infancia aún se presentan ciertas dificultades para explicar o expresar emociones y sentimientos tan complejos como el adulto quisiera entenderlos.
Es importante también, identificar si existe en nosotros la idea de que si mi hijo estuviera deprimido podría deberse a un fracaso como su padre o madre, debido a que la culpabilidad que esto nos genera nos impide ver con mayor precisión las necesidades de nuestros hijos, al punto de resistirnos a reconocerlo como una manera de protegernos ante esos sentimientos, aunque no sean ciertos.
Una vez que te has decidido a investigar la situación, es recomendable que lleves a tu hijo con un especialista experto en evaluación de niños y adolescentes con este tipo de padecimientos, ya que, como veíamos, la depresión infantil es complicada de diagnosticar y únicamente con el entrenamiento adecuado se podrá dar el tratamiento acorde a eso.
¿Qué es alarmante para niños menores de 7 años? Ansiedad, irritabilidad, berrinches frecuentes, llanto y quejas de enfermedad constante, dejar de jugar, cansancio excesivo, dificultad para disfrutar de las cosas que antes le gustaban, hiperactividad, talla y peso bajo, retraso en el desarrollo motor o resago escolar.
¿Qué es alarmante para niños mayores de 7 años? Irritabilidad, agresividad, hiperactividad, apatía, tristeza, aburrimiento constante, culpabilidad, ideas de muerte, baja autoestima, falta de concentración, disminución del rendimiento escolar, fobias (especialmente escolar), problemas de conducta en la escuela, dolor de cabeza, dolor abdominal, problemas en el control de esfínteres (enuresis, ecopresis), talla y peso bajo, disminución o aumento de apetito.