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Artículos sobre Ayuda Psicológica

Actualizado: 7 sept 2019



Ser mujer en el sigo XXI

¿A qué nos estamos enfrentando las mujeres en el siglo XXI? Aunque muchos derechos ya han sido conquistados (voto, inclusión laboral, liberación sexual), aún vemos y vivimos ejemplos en donde se nos violenta e induce a replicar viejos (y nuevos) estereotipos. Es en este contexto de donde surge una nueva generación de mujeres que llamo “quiméricas” pues son replicadoras de pasados arcaicos y machistas, al mismo tiempo que feministas encarnizadas, laboral y económicamente activas.

Las “Mujeres Quimera” son mujeres que están comprometidas con causas sociales, tienen vida social y empleo, cooperan activamente a la economía familiar igual o más que su pareja varón o padres, pero además, atienden a los chicos, lavan los platos, calientan las tortillas mientras todos esperan sentados en la mesa.

La mujer “Quimera” se queja y repudia el machismo, habla encarnizadamente contra él pero suele realizar comentarios misóginos y denigrantes a la vecina “por puritana”, a la compañera de trabajo “por promiscua”, y principalmente a ella misma, por no cumplir con las expectativas familiares y sociales. Su vida laboral entra constantemente en “atolladeros” ya sea porque debe elegir entre su trabajo y su vida personal o porque es su deber criar a los hijos o apoyar a los padres acabando posicionada eternamente en puestos operativos y mayoritariamente bajo el mando de un gerente o “patrón” sin pensar en su crecimiento y desarrollo laboral-académico.

A la “Mujer quimera” le interesa la vida sexual y la intriga el placer, incluso lee ávidamente picantes artículos sobre el tema, sin embargo baja la voz al hablar de su sexualidad y esconde su interés o dudas sobre todo frente a su familia de origen o pareja.

Madre, trabajadora, amante, esposa, feminista, replicadora del machismo, virgen y mártir, es una mujer hecha de pedazos de “santas” y chicas hippies de cabello largo que quemaban sostenes en plazas públicas.

Y es cierto, tenemos integrado en nosotras fragmentos que no entendemos de donde vienen pero replicamos activamente y de forma inconsciente colocándonos en un rol de “SuperWoman” que nos hace vulnerables, desdichadas, y sobre todo, perdidas en la búsqueda de nuestro propio deseo.

Y es precisamente este último el que motiva nuestra lucha actual, ya que, la “liberación femenina” contemporánea no se está realizando en las calles, sino a un nivel interno: en nuestras mentes, en nuestra cama, con nuestros hijos, pareja y en nuestro entorno laboral.

¿Qué por qué luchamos las mujeres hoy en día? Luchamos por ser nosotras mismas y dejar de ser solo un conjunto de pedazos colocados ahí por generaciones atrás y comenzar a reconstruirnos, a elegir y pulir aquellas partes que nos permitan movernos del lugar rígido en donde nos encontramos inmersas.

Dicha modificación a nuestra propia realidad interna se iniciará por tomar en serio nuestra propia voz, al abandonar los estereotipos, al cuestionarlos, al dejar los secreteos y sonrojos con respecto a nuestra vida sexual, al unirnos y confiar en nosotras como género sin entrar en competencias banales, al dejar de necesitar “masculinizarnos” para acceder a puestos "de poder", al ser mujeres hechas de pedazos que entendemos, haciendo de este un movimiento social surgido de una sola mujer al mismo tiempo que surge de todas nosotras.

 
 
 


hijos consumistas

En la actualidad, muchos padres de familia se están enfrentando al siguiente dilema: sus hijos solicitan consolas de videojuegos, tabletas, celulares y computadoras que son aparatos altamente costosos y al mismo tiempo son las principales opciones de los niños y adolescentes actuales para sus regalos cumpleaños, navidad y de reyes.

Pero, ¿qué pasa si no contamos con los recursos para satisfacer el deseo de nuestro hijo?

Un alto porcentaje de los padres están optando por adquirir deudas, créditos, invertir aguinaldos y ahorros, pero ¿esto tiene un impacto positivo en nuestros hijos y en su vida emocional?

Es por eso que si la pregunta “¿se los compro o no?” te está haciendo perder la cabeza y poner en entredicho tu estabilidad emocional y económica, te recomendamos que leas los siguientes 3 puntos:

  1. Define tu razón para comprar ese regalo. “Quiero que mi hijo tenga lo que yo nunca pude tener”, “Todos los niños de su edad tienen tableta”, “Van a molestarlo porque no juega a lo mismo que los otros”, “No quiero que se enoje por no tener el regalo que quería" Recuerda que todo acto nos da la oportunidad de enseñarle algo a nuestros hijos. Si me endeudo comprando algo que está fuera de mis posibilidades le enseño a mis hijos una manera de enfrentar las limitaciones tratando de sobre-compensar y aparentar, o bien, a hacer lo que sea necesario para agradar a los demás y pertenecer. Analiza a nivel personal y en conjunto con tu pareja las razones para comprar o no ese regalo y piensa, ¿qué puedo enseñarle a mi hijo en esta navidad?

  2. Habla con tus hijos. Si decides no comprarle el regalo que pidieron porque sobrepasaba tus posibilidades o generaba inestabilidad económica, habla con ellos al respecto. Indícales que toda economía (incluyendo la del ratón de los dientes, Niño Jesús o Santa Claus) tiene presupuesto limitado, es decir, responsabilidad financiera y cuáles son las opciones de su elección que son accesibles. Ustedes sentirán menos presión a la hora de comprar los regalos y establecerán en ellos la noción del ahorro y los límites.

  3. Ya le compré el regalo, ¿ahora qué hago? Involúcralos. Si decides comprar el regalo o ya lo hiciste porque estaba dentro de tus posibilidades, toma en cuenta este punto. Muchos padres se quejan de que sus hijos no valoran los objetos que les regalan, pero ¿por qué habrían de hacerlo si no se les involucra en lo que implica la adquisición de algo? Asegúrate que cuando el regalo sea abierto lean juntos las instrucciones para mantenerlo en óptimas condiciones, incluso pueden anexar sus “condiciones de uso en casa" como horarios, turnos de uso, etc., así como, en caso de ser dañado, costos aproximados de las reparaciones en la que los chicos habrán de participar con sus “domingos” y “ahorros” aunque sea a nivel significativo.

 
 
 
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