¿Qué es la #riqueza? Siguiendo al filósofo y escritor, “Bifo” Berardi, aquello que se entiende por
riqueza tendría que ser puesto a reconsideración. Y no solo a nivel conceptual. La percepción
misma de la #riqueza y del ser rico, son nociones que tienen que ser repensadas. Tomando en
cuenta, en gran medida, el anudamiento, no poco frecuente, que la noción de riqueza tiene con el
de #felicidad.
De manera frecuente, al menos durante los últimos años, cuando se piensa en la #riqueza y en el
ser rico, vienen a nuestra mente imágenes que tienen que ver con la acumulación de cosas y de
bienes; casas, vehículos, objetos materiales, etc. Todo aquello que se relaciona con cuestiones
económicas, financieras y de poder adquisitivo. Esta triste idea de #riqueza, propia de la sociedad
actual, inscribe en nosotros una idea de carencia, relacionada, por un lado, con la adquisición de
los objetos y de bienes materiales, y por el otro, una idea de necesidad, al sentirnos demandados
por la obtención y la posesión de los mismos. Lo que ha tenido como consecuencia, una
construcción paulatina, pero sobre todo imaginaria, de que dichos objetos son indispensables
para poder desarrollarnos, y tristemente también, para alcanzar la #felicidad, generando así, una
dependencia a ellos. Esta identificación que se ha hecho de la #riqueza con la capacidad de poder
adquisitivo, es decir, con la obtención de bienes materiales, logra atravesar el imaginario social,
afectando, además, diversas esferas de lo humano. Las cuales van desde los modo y las formas
en las que nos relacionamos, hasta los sentimientos y afectos que en dichas relaciones tienen
lugar.
Muchas de las #relaciones que tienen lugar hoy en día, relaciones de amistad y de pareja,
comienzan a estar atravesadas por una lógica de mercado y de consumo, por esa lógica de la que
venimos hablando y que pensamos tiene que ver con la idea de la #riqueza. En donde nuestra
relación con los demás, queda condicionada por el provecho, la utilidad y el beneficio, que
dichas relaciones nos pueden dejar. Es decir, la presencia y la interacción con quienes nos
rodean; las actividades que hacemos y los planes que llevamos a cabo, están determinados por el
aporte que los demás tienen para con nosotros mismos, en un sentido utilitario. Comenzamos a
ver al semejante como un objeto a aprovechar y a utilizar, como algo que tendría que dejarnos
algo, beneficiarnos. En ese sentido pensamos que el semejante, a la par de un objeto, es algo que
podemos poseer y utilizar. Si no aporta nada, es desechable o reemplazable. Así, esa misma
lógica va invadiendo cada uno de nuestros espacios; familia, amigos, desarrollo personal. Todo
es pensado en términos de producir y de producción. Como en los objetos, todo ha de servir para
algo. Dando como resultado, que las actividades de esparcimiento, tiempo libre y ocio, estén
investidas por el aura de la productividad, imposibilitando nuestra capacidad para disfrutarlas. Si
en todo momento no se hace algo de provecho o productivo, viene la culpa. Nuestras actividades
quedan condicionadas a realizarse únicamente si sirven de algo o para algo.
Sin embargo, nuevas formas de percibir la #riqueza y la #felicidad son posibles, unas que no estén
basadas en la posesión ni en lo útil, sino que por el contrario, se abran a la posibilidad y a la
expectativa de un encuentro que no sabemos si nos dejará algo, pero que sin embargo podemos
disfrutar y gozar. En donde nuestro semejante, familia y amigos, tengan lugar por lo que son y
por lo que nos hacen sentir, no por lo que nos puedan dejar o dar a cambio. Donde las actividades que realizamos tengan valor pero por lo que nos producen a nivel afectivo y emocional, no por la
capacidad que tengan de producción a nivel económico o financiero.
Si se deja de pensar la riqueza y la felicidad como posesión y acumulación, ¿cómo se pueden
pensar entonces?, se pueden pensar como tiempo. Como ese tiempo para disfrutar, para conocer
y para conocerse, para viajar, para convivir con los amigos y con la familia, ese tiempo para
perder y para perderse, para dejar ir y para distraerse, para contemplar. Todo ello sin sentir culpa.
Ese tipo de #riqueza y de #felicidad es y será siempre el fundamento del verdadero bienestar.