Hablar acerca de divorcio o ruptura de nuestra relación de pareja es un tema conflictivo y difícil, ya sea porque nosotros estemos evaluando terminar la relación o solicitar el divorcio, o porque nuestra pareja nos da indicios - o claras indicaciones - que planea o piensa en terminar la relación.
Pero ¿porqué es tan difícil - ya no digamos hablar - sino incluso pensar en el divorcio o en darle otra oportunidad a la relación cuando algo grave ha sucedido?
Divorcio: Lo mejor es separarnos
El divorcio es una palabra temida hoy en día por las connotaciones sociales a las que hace referencia, principalmente porque se visualiza como un fracaso, un error y algo que refleja "enfermedad". Cuando se habla de divorcio en una pareja no necesariamente indica una patología o una conducta enfermiza, sino un poco - o mucho - de salud y de entendimiento profundo de lo que queremos - y no queremos - en nuestra vida.
Toda pareja tiene problemas, el que diga que no los tiene, o no lo sabe o uno de los miembros de la pareja rindió sus gustos y personalidad para satisfacer o "no hacer enojar" al otro.
Pero entonces, ¿cuándo está "justificado" el divorcio o la separación?
A veces lo mejor es separarnos, cuando nos hacemos continuamente daño, cuando no podemos hablar, cuando queremos que el otro se comporte como nosotros esperamos (o nos vemos forzados a simular algo que no somos por complacer), cuando nos piden que nos comportemos en contra de nuestros deseos y necesidades internas. A veces es mejor hablar de divorcio por nuestro bienestar, para poder continuar con mayor tranquilidad, pero sobre todo, cuando nos damos cuenta que la palabra "divorcio" ya no se dice como una amenaza o un arma para asustar al otro sino como una forma de restituir nuestra vida y llevarnos mejor con nosotros mismo - e incluso - llevarnos mejor con nuestro futuro ex.
Pero hay un punto evidente que determina que efectivamente es mejor el divorcio a continuar, cuando la respuesta a ¿quieres intentarlo de nuevo? Es un NO rotundo, cuando no queda ni un solo rastro de "nosotros" y solo queda "Él/Ella" y "Yo", pensando en que no me conceptualizo a mi mismo compartiendo lo que soy y lo que siento con esa persona, cuando el daño lo sentimos y vivimos como irreparable o mi pareja me ha mencionado que no desea seguir compartiendo su vida conmigo de una manera genuina y alejada del exabrupto de una pelea.
Una relación o matrimonio permanece cuando en la pareja hay un trato PAREJO, que ambos tengan opinión, que exista la posibilidad de respetar la forma de ser y de pensar del otro y, aunque a veces no sea así, exista ánimo para intentarlo el día siguiente y el día después de ese. Si ese ánimo no existe, forzarnos, obligarnos o intentar obligar al otro a tenerlo suena más doloroso y también, más enfermizo.
Intentarlo lo de nuevo: Estar juntos es un trabajo y no es estático
Estar en pareja puede llegar a ser extremadamente conflictivo, nadie discute eso, pero ¿Por qué buscamos estar en pareja?
Las experiencias vividas en pareja también pueden ser altamente satisfactorias, profundas, permitiéndonos explorar aspectos de nosotros mismos que difícilmente reconoceríamos de estar en solitario.
Existen elementos que fracturan las relaciones de pareja y hacen saltar la palabra divorcio en las relaciones más amorosas, apasionadas o estables: infidelidad, celos, dificultades en la vida sexual, problemas graves de comunicación, falta de entendimiento o acuerdo con respecto a la crianza de los hijos o el manejo del dinero son algunos de los puntos más frecuentes tocados en discusiones de parejas en donde se termina hablando de separación o divorcio y cada uno de estos puntos generan un impacto en la forma que tenemos de ver a nuestra pareja, nos hace cuestionarnos acerca de si permanecer es lo correcto, o si lo mejor es "ya no estar aguantando" al otro. Pero "aguantar" al otro no plantea lo fundamental, y es que si "aguantamos" al otro no lo aceptamos, solo simulamos que lo toleramos, es decir nos colocamos como en una posición superioridad (moral, inteligencia, conciencia, etc.) y eso no es ser PAREJO.
Lo que posibilita que una pareja lo intente de nuevo es un deseo de estar juntos, no importando que este deseo sea pequeño o de intermitente intensidad. Intentarlo de nuevo y tratar de sortear estas situaciones de conflicto con mi pareja se fundamenta en algo tan aparentemente común y lógico como, deseas genuinamente hacerlo. En ocasiones intentarlo de nuevo no necesariamente implica asistir a una terapia de pareja - habrá también situaciones que por ser muy intensas o no responder si requiera terapia de pareja, la atención de un especialista que medie y haga reflexionar a los participantes - sino también, puede es el objetivo de una terapia individual en donde yo efectivamente pueda entender que es lo que deseo y busco, y que tanto componente de ese idea o fantasía acerca del matrimonio y las relaciones de pareja empañan mi visión impidiendo que vea al otro tal cual es, con sus defectos y virtudes.
En conclusión, una infidelidad o un conflicto extremadamente grave puede ser solucionado si existe voluntad e interés de hacer algo para mejorar y entender porqué se llegó hasta ese grado; así como también, podemos llegar a pensar que lo mejor es el divorcio o la separación por el "simple" - nunca lo és realmente - hecho de que no nos sentimos plenos y estables con nuestra pareja. Todo depende de la voluntad, depende de entendamos y exploremos nuestro deseo sin que necesariamente medien perspectivas de un "deber ser o hacer" social - "tienes que divorciarte porque tu pareja te fue infiel", "No debes de divorciarte porque vas a quedar marcado (a) y tus hijos sufrirán por siempre por tu decisión", es una decisión y debe de estar centrada en nuestra necesidad. No hay una respuesta correcta, sino situaciones particulares que establecen la mejor decisión para cada uno de nosotros.
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