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Sobre inicios y finales; la cuestión técnica de la interpretación

Actualizado: 2 feb 2022



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¿Qué caracteriza lo traumÔtico? Desde sus primeras experiencias clínicas frente a los casos de histeria, #Freud intuía la presencia (y grado de importancia) de lo traumÔtico en la gestación, evolución y resolución de la neurosis. En Estudios sobre la histeria lo ubica en el terreno de la materialidad fÔctica, es decir, el trauma siempre era Real, siempre de índole sexual, siempre seducciones y abusos, pero ¿Qué ocurría cuando no? ¿Qué pasaba cuando no había un trauma Real en la historia clínica del paciente? Es así que Freud mueve la operatividad del #trauma del orden de lo factico material al orden de lo simbólico material, uno de los grandes descubrimientos de Freud (que posteriormente lo llevaría a formular teóricamente el Edipo) fue que el trauma se puede imaginar.

#Deluze no se equivoca, siguiendo a #Lacan, al mencionar que lo característico del fantasma es su función encubridora de la nada. Esa nada de donde emerge lo traumÔtico para condicionar la constitución de un sujeto. Nos dice claramente que el estatus imaginario del trauma no lo vuelve menos traumÔtico, y por tanto sus consecuencias no serÔn menos reales.

En la vida (y por consecuencia, en la clƭnica tambiƩn) pocas cosas tienen un estatus traumƔtico tal como lo son los inicios y los finales.

Si nos dejÔramos guiar por la asociación simplista de sentido, diríamos que hay una relación clara a modo de metÔfora del nacimiento y la muerte. No me opongo a esta lectura, pero me parece que contiene en sí misma una función encubridora de lo que en la prÔctica nos encontramos frente a los inicios y los finales, algo inenarrable sobre ello.

ĀæQuĆ© se encubre? La ausencia de significante, en tĆ©rminos concretos, de lo que al sujeto le significa su nacimiento y su muerte. Con esto quiero decir que en el ā€œinicioā€ y el ā€œfinā€ de la historia personal del sujeto no hay significante que pueda ser nombrado, sea por el sujeto mismo o por los otros. Esto nos darĆ­a indicios de su carĆ”cter traumĆ”tico en el terreno de lo material factico, pero ĀæY lo material simbólico?

Allí encontraremos que lo traumÔtico no tiene que ver con el acontecimiento/objeto en sí (con lo factico), sino con la reminiscencia de lo que aconteció/estuvo en algún momento. Con esto, lo auténtico traumÔtico es lo que sucedió, lo que retorna, no lo que sucede.

¿Hacia dónde se retorna? ¿Hacia su inicio o hacia su fin? Me parece que para comprender esta contradicción sobredeterminada habría que voltear al regreso de Steve de Las Pistas de Blue y Evangelion 3.0 + 1.0 Thrice upon a time.

Curioso me pareció que el video de Steve se viralizarĆ” como lo hizo. Steve, siendo el personaje de un programa infantil educativo, logro apaciguar la angustia encarnada en los cuerpos de la población que ronda de entre los 20 y 30 aƱos, con un mensaje cuyo contenido no es menos que precario. Un simple ā€œsigue adelante, no te rindasā€ conmovió a los y las de mi generación de una forma profunda, y solo me queda preguntarme ĀæPor quĆ©?

Lo mismo me sucedió a mi particularmente viendo Evangelion 3.0 + 1.0 Thrice upon a time, la misma sensación que me surgió al ver el video de Steve, una especie de euforia grotesca que pronto devino en tristeza nostÔlgica, de nueva cuenta ¿Por qué?

Me parece que este sentir se relaciona íntimamente con esta contradicción sobredeterminada del inicio y el fin.

Steve se fue de Las Pistas de Blue y no regreso jamĆ”s. En la serie (desconozco si en la realidad) dejo a cargo del programa a ā€œsu primoā€ mientras se iba a la universidad. Pocas series sobreviven a un cambio de protagónico tan radical como lo fue este. Sin embargo, la popularidad es irrelevante, lo que se juega en el mensaje de Steve no es su partida del programa, es su retorno y su semblante; Steve ha dejado de ser Steve, asĆ­ como nosotros y nosotras hemos dejado de ser niƱos y niƱas. El retorno de Steve nos juega a modo de espejo nuestro propio retorno a la infancia, mĆ”s allĆ” de eso, nuestro retorno propio de la infancia a nuestra adultez. En un triple movimiento Steve nos regresa a nuestros dĆ­as de Las Pistas de Blue para ver desde allĆ­ nuestra condición actual y regresarnos de vuelta con algo inacabado, algo que no se puede elaborar. Curioso que la función principal del video haya sido ponerle fin a la historia de Steve y que lo que haya causado haya sido darle continuación.

Me recuerda mucho a esta idea errónea de la psicología hegemónica sobre como cerrar ciclos trae paz y bienestar, cuando en la prÔctica pareciera que trae tristeza y angustia.

Steve nos interpela en un discurso que bajo otras condiciones no serĆ­a efectivo, no evocarĆ­a ningĆŗn afecto. Me parece que la razón por la que es efectivo es porque a esas alturas Steve ya no habla desde un nombre propio, estĆ” haciendo semblante del Gran Otro. Hablar sobre universidad, prĆ©stamos estudiantiles, facturas, ā€œcosas de la vida adultaā€ es lo que coloca a Steve como un semblante ajeno de lo vivido en carne propia por la generación de entre los 20 y 30 aƱos. Esta experiencia ominosa de lo adulto que retorna desde la infancia es lo mismo que sucede en Evangelion.

Shinji tardo 26 aƱos (lo mismos aƱos que tengo yo) en hacer ā€œlas cosas bienā€, en elegir correctamente al final del tercer impacto. Shinji rechaza la libertad y la instrumentalización humana en favor de estar vivo, de que todos y todas estĆ©n vivos. Lo que nunca pensĆ© ver, al final Shinji no estĆ” solo y miserable.

Evangelion termina donde comenzó. Uno no reconoce a Shinji (como al inicio del anime) porque ha dejado de serlo. Curiosamente, parece que el mensaje de Steve también puede aplicar a la historia de Shinji.


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Con esto me gustaría plantear que el movimiento dialectico del inicio y fin puede observase formalizado a modo de interpretación. Ver el video de Steve (y la última película de Evangelion a titulo personal) tuvo una función de interpretación en la subjetividad de los de mi generación.

Freud nos distingue claramente entre interpretación y construcción, una sirviendo aisladamente y otra a modo de conjunto. La construcción se forma a partir de varias interpretaciones previas del contenido que el paciente trae a sesión. Sin embargo, y siguiendo el texto de Freud de Construcciones en anĆ”lisis, la diferencia entre una y otra es su operatividad y determinación. La construcción se presenta a modo de relato ā€œrescatadoā€ de aquello que el paciente habla en su discurso y parece no darse cuenta; Freud equipara el trabajo de construcción en anĆ”lisis con el de un arqueólogo que se encarga de rescatar aquello olvidado. Bajo este sentido, las construcciones se le presentan al paciente a modo ā€œespeculativoā€, abierto al juicio del paciente, quien en Ćŗltima instancia darĆ” el visto bueno o malo de lo ā€œrescatadoā€ por el analista.

En contraposición la interpretación por su condición aislada, solo se emplea a un elemento que en transferencia (y contratransferencia, claro estÔ) adquiere una relevancia abrumadora. Mientras la construcción espera ser afirmada o desestimada, la interpretación ejerce un movimiento inconsciente casi de inmediato. Recordemos que Lacan nos dice que la función del lenguaje no es informar (construcción), sino evocar (interpretación).

Lo anterior es importante, porque habrÔ que admitir que mientras la construcción nos habla de un ejercicio de reflexión del sujeto, la interpretación nos habla de una movilización del sujeto, algo que lo descoloca en las coordenadas de su deseo y posibilita el acto.

Quienes hacemos clínica, sabremos que mayoritariamente trabajaremos en el nivel de la construcción, alentando al paciente a la reflexión de su historia personal, y que pocas veces habrÔ lugar para una interpretación. Por eso mismo es problemÔtico escuchar colegas que hablan todo el tiempo de interpretación en la clínica, como si en todo el acto analítico se jugara un sentido último, oculto. Esta tendencia de pensamiento llega a la peligrosa dimensión de la sobreinterpretación, en el que el espacio clínico adquiere un ambiente protopsicótico donde todo tiene un sentido oculto que necesita ser descubierto, al grado de ser persecutorio.

Justo la operatividad de la interpretación viene de que es una suspensión simbólica (del sentido), no se transmite de un yo a un yo (como en la construcción), sino de inconsciente a inconsciente. Hay actos, gestos, palabras que fungen como interpretaciones en sesión. Recordemos las anécdotas de la propia Dolto que decía con orgullo no saber que había hecho para dar resolución a los síntomas de sus pacientes infantiles. Algo del acto es lo que se juega en la interpretación, algo que queda inconsciente, sin un inicio y sin un fin.



Atención psicológica a adolescentes y adultos

Asociación Libre - Psicólogos en Guadalajara

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