En una pequeña charla pronunciada por Franco “Berardi” para una radio argentina. Éste, hace alusión a un evento ocurrido hace 40 años, aproximadamente. De manera irónica plantea lo siguiente: “¿Qué ocurrió hace 40 años en el mundo, que parece haber influenciado profundamente la sociedad en la cual vivimos?”, y responde, “pues bien, hace 40 años ocurrieron dos eventos al parecer muy distantes pero hoy en día íntimamente relacionados. Por un lado, #SteveJobs y Steve Wozniak sentaban las bases de lo que seria un ordenador personal y por el otro, la primera ministra de Inglaterra, #MargaretTatcher, daba comienzo a lo que marcaría la pauta de la política económica a nivel global.” Así, la informática y el #neoliberalismo, de manera paralela, habían irrumpido en la historia de occidente.
Esta pequeña anécdota que plantea, “Berardi”, no es gratuita. La coloca para hacer mención de un hecho, que por más aterrador que sea, no deja de ser interesante. Y es que según los datos de la #OMS, en los últimos 45 años, las tasas de #suicidio se han incrementado en un 60% y se estima que continue en aumento. Que el suicidio, la informática y el #neoliberalismo puedan ser datados en fechas similares no es coincidencia. No supone que una cosa sea consecuencia de la otra, pero sí invita a reflexionar al respecto. Y de esto es de lo que trata el siguiente escrito.
Como bien plantea Berardi, durante las ultimas décadas se ha puesto en marcha, al menos en #occidente, un modelo económico conocido como #neoliberalismo, y aunque no es propiamente este el objeto de nuestro interés, si lo son las implicaciones e incidencias que dicho modelo parece tener en las nuevas construcciones de la #subjetividad. Ya que así como lo social tiene incidencia en el sujeto y el sujeto incide en lo #social. De igual manera, la implementación de un nuevo paradigma dentro de la política económica y del orden social, necesariamente tendrá consecuencias en la construcción de la #subjetividad y de los lazos sociales que en esta tengan lugar. Byung-Chul Han, escribe algo al respecto:
“El #neoliberalismo, como una forma de mutación del #capitalismo, convierte al trabajador en empresario. El neoliberalismo, y no la revolución comunista, elimina la clase trabajadora sometida a la explotación ajena. Hoy cada uno es un trabajador que se explota a sí mismo en su propia empresa. Cada uno es amo y esclavo en una persona. También la lucha de clases se transforma en una lucha interna consigo mismo.” (Byung-Chul Han: 2016)
Éste cambio de paradigma, por llamarle de alguna manera, se hace visible en las formas en que la #violencia se manifiesta hoy en día. Anteriormente, por poner un ejemplo, en las sociedades disciplinarias que estudiaba #MichelFoucault, el ejercicio del poder se jugaba desde el lugar de la regulación y la prohibición de las prácticas, de una manera subversiva, donde la punición no estaba velada, es decir, en lo que podríamos llamar, una dimensión negativa. Mientras que hoy en día, si bien, las prácticas siguen siendo reguladas, están atravesadas por un discurso que invita a una realización voluntaria de las mismas, más allá de la prohibición. Y en muchos casos, más que invitar, se exige su cumplimiento. En donde la #violencia queda oculta bajo el discurso de lo que podríamos pensar como una especie de imperativos positivos, como lo son: el poder, la felicidad y el éxito. Con este movimiento, la #violencia pasa de lo exterior a lo interior. El ejercicio de disciplina de los cuerpos no se jugará más, o solamente, desde el discurso exterior que se acata y luego se internaliza; dígase instituciones, poder de estado, discurso político, económico, sexual, etc., pero que para términos prácticos, podíamos localizar en un afuera. Ahora, ademas, se lleva a cabo por y en el sujeto mismo. Este giro en el orden del discurso social, también tiene sus consecuencias en la práctica psicoanalítica. Ya que ha venido a modificar la forma en la cual se estructura el aparato psíquico, así como los procesos dinámicos que allí tienen lugar. La clínica de hoy en día parece dar cuanta de ello. No es poco frecuente escuchar que conceptos como éxito, #felicidad y poder, pensado este último en términos de potencia y de voluntad, atraviesan constantemente el discurso de los pacientes y suelen acompañar, al menos de manera consciente, gran parte de la lógica en la cual se juega su malestar. Estos conceptos, también han sido colocados en el lugar de ideales a alcanzar. Han sido puestos, en el mismo sitio en donde podríamos pensar un ideal del yo. Y sobra decir que las supuestas condiciones dadas para alcanzar el éxito, ser feliz y poder hacer etc., son ilusorias. Lo que ha traído como consecuencia individuos depresivos y melancólicos. Ya que aunque ficción, las exigencia a las que es sometido el yo por el superyó, son reales, entonces;
“la agresión es introyectada, interiorizada, pero en verdad reenviada a su punto de partida; vale decir: vuelta hacia el yo propio. Ahí es recogida por una parte del yo, que se contrapone al resto como superyó y entonces, como conciencia moral, esta pronta a ejercer contra el yo la misma severidad agresiva que el yo habría satisfecho de buena gana en otros individuos, ajenos a él.” (Freud: 1927)
pero, dichas agresiones volcadas al exterior, se ven impedidas, e imposibilitadas de facto, porque no hay exterior al que acusar. En el sistema neoliberal, el individuo, al ser libre, y al ser su propia empresa, se convierte además en su propio ejecutor y verdugo. Es explotador y explotado por él mismo. Si esta operación falla, además de no alcanzar la #felicidad y el éxito, siente #culpa. Cuando esto sucede, nos encontramos ante un severo sometimiento del yo, por parte del superyó, dando como resultado una necesidad de castigo.
Con este comentario solo se pretendía pensar una de las posibles consecuencias que el sistema #neoliberal tiene para con la construcción y el desarrollo del aparato psíquico. Creyendo que las formas más evidentes de afectación se manifiestan en los estados depresivos y melancólicos. Ya que como dijimos, la forma en la que opera el superyó, en su búsqueda de los ideales actuales, necesariamente a llevado consigo sí, el #sentimientodeculpa, pero ahora ligado a una condición de fracaso. Otrora, el malestar en la cultura, estaba ligado a una prohibición de las prácticas y a una exigencia de ideales hacia el yo, que se jugaban en el marco de la violencia negativa. El superyó exigía y se imponía a partir de la negación, del no. En la actualidad, el ejercicio de la #violencia parece haberse invertido, cuando lo que se le exige al yo ya no viene dado en términos negativos, sino que por el contrario, se torna en la posibilidad de hacer y de ser, deber ser. Al superyó ya no le interesa tanto prohibir las prácticas, sino que demanda la culminación de las mismas, ser exitoso, ser feliz, etc. El gran conflicto con esto, es que la #violencia que el hombre ejerce contra sí mismo, queda velada en la positividad del lenguaje #neoliberal.
Bibliografia
Berardi, F. (2016). Héroes. Asesinato Masivo y Suicidio. España: Akal.
Freud, S. (1996). El porvenir de una ilusión. El malestar en la cultura y otras obras: (1927-1931). Buenos Aires: Amorrortu.
Han, Byung-Chul (2016). La sociedad del cansancio. España: Herder.
Han, Byung-Chul (2016). Psicopolítica. España: Herder.
Extraido de: https://www.who.int/mental_health/prevention/suicide/suicideprevent/es/
コメント