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Artículos sobre Ayuda Psicológica

  • 8 ago 2019
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 7 mar 2023

Al día de hoy el suicidio es un tema de mucha relevancia en la psicoterapia, aunque la taza nacional es de 5.1 suicidios por cada 100 000 habitantes no quita el hecho que los intentos suicidas son fenómenos que tratamos los clínicos día a día. En occidente se consideraba al suicidio como un acto de cobardía e incluso si uno se llegase a suicidar podía ser considerado como un pecado pudiendo ser excomulgado o bien ser negado el sacramento.

En la actualidad el suicidio es un tema difícil de hablar tanto para pacientes como para profesionales de la salud, la idea general es que hablar del suicidio puede provocar que el paciente llegue a suicidarse, por ahora no hay muestra o evidencia de que dicho supuesto sea cierto. Debido a mi trabajo y formación como psicoterapeuta he observado que las personas no hablan sobre el suicidio debido no únicamente porque el potencial suicida pueda llegarlo a hacer, sino más bien con la idea de no sentirse responsables de la otra persona. Es común que personas que acuden a consulta debido a que algún familiar se suicidó, sientan culpa, ya sea consciente u inconsciente. Muchos pacientes y personas me han preguntado, ¿Qué puedo hacer si alguien me dice que se quiere suicidar?.

Uno de los postulados por parte del psicoanálisis es que el paciente suicida siente por un lado la sensación de impotencia que no es comunicada en buena medida por restricciones inconscientes o en muchos casos por que serán tomados por locos o preocuparan de más a sus seres cercanos. Los pacientes que tienen ideas suicidas no temen hablar del suicidio, temen que los demás no los escuchen, que piensen que su dolor es algo pasajero o efímero, es decir, ser rechazados. Mucha gente al ver una persona hablar sobre este tema, frecuentemente responde; No pasa nada, no tienes por qué sentir eso, tienes una buena vida, etc., todas esas frases en la mayoría de los casos esconden ansiedad por parte de quien escucha al paciente suicida. Es muy común que se piense que hablar del suicidio es un tema que debe ser tratado únicamente por un psicólogo y/o psiquiatra, y aunque esto, claro que ayuda, en mi experiencia clínica me he encontrado con que si el contexto del paciente, es decir, su familia, amigos, pareja, gente cercana, etc.,lo escuchan y tratan de comprender su dolor, es de una enorme ayuda, el sentirse aceptados por las personas cercanas es un gran alivio, esto no es solo para familiares sino en general, no se puede desentender el contexto del paciente suicida y si llegase a pasar esto solo reforzaría la idea de soledad e impotencia.

En general en el trabajo psicoterapéutico suele suceder que cuando un paciente llega a tener la confianza de hablar sobre el suicidio, este muy pendiente de la respuesta del clínico, de su incomodidad, si esta ansioso o demasiado preocupado. De tal manera es importante que sepamos tanto como clínicos y personas en general que muchas veces no se trata de dar solución a los problemas, sino de sostener el dolor de la persona para que a posteriori se sienta comprendido. Winnicott, psicoanalista ingles hablando sobre los adolescentes, pero creo que su idea se extiende a la mayoría de los pacientes, es que son ellos mismos quienes encuentran una solución o mejora a sus problemas.

Por lo tanto, la recomendación de base es que no busquemos soluciones sencillas para problemas complejos, que una persona piense en acabar con su vida nos esta hablando de una secuencia de vivencias que lo han orillado a sentirse solo y/o vulnerable. No pensemos que una palmada en la espalda o un todo está bien será suficiente, podrá ser suficiente para calmar nuestra ansiedad, pero no para que la persona que sufre sienta que alguien lo comprende.

De tal manera ofrezco una corta serie de recomendaciones que pueden ser de ayuda para personas sean cercanas a personas con ideación o que hayan cometido un intento suicida.

-NO MINIMIZAR O COMPARAR EL DOLOR: Un habito muy común al escuchar a pacientes que tienen un intento o hablan sobre el suicidio, es decir o pensar que por lo que sufre la persona no tiene mucha relevancia. Me acuerdo de una adolescente que se trato de ahorcar por que su novio, un chico popular de su secundaria quien estaba idealizado tanto por la paciente como por sus compañeras al contarle a su madre, esta le dijo a su hija que “…solo una idiota llora por un hombre”, la paciente se sintió en ese momento muy sola esto causo que se comenzará a golpear en sus brazos y piernas. Otra cosa muy común es que al escuchar el dolor del paciente suicida, se llegue hablar de una experiencia dolorosa propia o de algún conocido para tratar de calmar a la persona. Es poco efectivo decir frases como “Te entiendo, yo viví algo mucho peor, E n mi época si teníamos verdaderos problemas no como ahora, si solo la conocías hace unos meses”. Hasta el día de hoy no existe una bascula capaz de medir el dolor mental, por lo tanto, hay que evitar comparar el dolor mental.

-NO HABLAR DEL SUICIDIO COMO UN TEMA DE LOCOS: Todos hemos pasado momentos difíciles a lo largo de la vida y hemos pensado en “Tirar la Toalla”. En pocas palabras todos hemos perdido por momentos la fe o la esperanza. Como diría la frase popular, lo único seguro en la vida, es la muerte. Hablar sobre la desesperanza y el dolor es la otra cara de la moneda, la alegría, el gozo y la dicha poseen sus contra caras en la tristeza, la nostalgia y el enojo. La vida es compleja de tal manera que hablar no únicamente de la felicidad, como pasa en la actualidad en redes sociales donde solo es valido poner sonrisas y experiencias placenteras, dejando de lado el otro 50% de nuestras emociones.

-LA TERAPIA NO BASTA : Este punto va para tratar de repensar la idea que la salud mental solo es por parte de Psicólogos y/o Psiquiatras. Mas bien es de todos, todos. Muchas veces donde radica el cambio es en el contexto del paciente, si hay un entorno que permita el desarrollo emocional el paciente podrá mejorar, de igual manera el trabajo con la familia es siempre parte del tratamiento integral para los pacientes suicidas.

-LA ESPERANZA SE DA DE FORMA ESPONTANEA, NO FORZADA: La salud mental es un proceso gradual y funciona distinta en cada persona. En el caso de pacientes adolescentes muchas veces los cuidadores y/o padres tienen la demanda de salir adelante lo más pronto posible, lo cual claro es entendible, no obstante, no ayuda en lo más mínimo al paciente, muchas veces sienten que las necesidades de los otros van primero. La esperanza y la mejora se dan de forma gradual, debemos respetar los tiempos y formas de la persona que haya enfrente para que pueda sentirse primero más seguro y poco a poco recuperarse.


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Actualizado: 8 mar 2020


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La importancia de la salud mental de la madre durante el embarazo

Regularmente nuestra cultura asocia a la maternidad (sobre todo durante los primeros meses de vida del bebé) con momentos de tiernos y amorosos y poco se habla de lo agobiante que puede ser para las madres muchas situaciones por las que se enfrentan.


Por ejemplo, imaginemos la escena de una madre primeriza: una madre con probablemente muchas dudas sobre si algo de lo que siente es normal o un signo de alerta, de si los cambios en su cuerpo son normales o no, ¿qué se siente el dar a luz?, de si será una "buena madre", ya que ella no ha tenido la experiencia que se construye con un primer hijo. Muchas madres comentan que el primer hijo siempre es el más complicado porque uno no sabe exactamente lo que está haciendo, pero la pregunta sería si uno en algún momento lo "aprende" por completo.


Aquellos padres que tienen más hijos pueden recordar la historia de cada uno y la forma en la que ellos resolvían los problemas, se topan con momentos donde la historia ayuda a resolver el problema, pero también con nuevos momentos donde no saben qué hacer por que "con el otro hijo no me pasaba esto" y tuvieron que improvisar y tomar de sus recursos.

Porque a pesar de que existen "escuelas para padres", sucede que cuando uno se encuentra en la situación del día a día tiene que accionar de acuerdo a su instinto más allá de lo que ha leído o le han contado. La cosa aquí es que podemos tener ese instinto muy oculto entre tanta información de internet o de las recomendaciones de nuestros familiares.


Pensemos en otra escena: una madre primeriza recibe una serie de recomendaciones y consejos de sus amigas que ya son madres. Ella escucha con atención intentando almacenar toda la información valiosa temerosa de la capacidad de su memoria. Cuando ella quiere hablar sobre sus dudas o temores de pronto aparecen frases (bien intencionadas a veces) de "todo va a estar bien", "eso no es nada, espérate a que crezca", "en internet viene todo", etc. Nos quedamos con la incógnita de y ¿quién se detuvo a escuchar lo que ella sentía?

Y no nada más se trata de escuchar, si no de abrir un espacio para que se sienta cómoda de hablarnos. Como poco se habla de lo difícil de ser madre o lo complejo, podemos tener preocupación de escuchar también "no vaya a ser que le dé ideas". Cuando es todo lo contrario. Una madre con todas estas sensaciones emocionales, corporales, etc., necesita ser escuchada para estar bien, para estar tranquila. Cada vez aumenta más el índice de depresión postparto que sin duda tendrá muchas aristas, como por ejemplo la cuestión hormonal, predisposición anímica, situación de vida personal o de pareja, etc. Ese aumento señala la necesidad de voltear a mirar la forma en la que las nuevas madres están viviendo su maternidad y sin están siendo acompañadas en esto.


La salud mental de la madre es fundamental para el desarrollo saludable del bebé, desde sus cuidados básicos como también el sostén emocional que se le puede brindar, es decir, si mamá está saturada y agobiada, el bebé probablemente también lo estará o vivirá lo que se resuelva de esto. Es por esto que se enfatiza en la necesidad de que las madres sean acompañadas en la construcción o reconstrucción de su maternidad, desde que tenga espacios de esparcimiento donde pueda salir un momento sin el bebé, desde que tenga gente con la pueda hablar sin temor a ser juzgada, que pueda ser "relevada" de los cuidados del bebé para que pueda dormir un poco o tener una alimentación balanceada, hasta que pueda sentirse con espacios para llorar y respirar para poder continuar. Qué importante el cuestionarnos eso que se dice sobre "una madre deja todo por sus hijos", que más bien signifique que una madre es igual de valiosa que su hijo (a).


Es por esto que el silencio y la escucha abren puertas y donde los consejos o recomendaciones no terminan de ayudar, muchas de las veces una madre no pide consejos, si no más bien un oído atento que le dé lugar a ella también

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Actualizado: 7 sept 2019

La llegada a la tercera edad no resulta fácil en la sociedad contemporánea. No solo por las actitudes de discriminación que todavía ejercemos hacia la vejez, sino también por la sensación constante reflejada en os medios de comunicación de que debemos ser siempre jóvenes y mantener un cuerpo y una imagen escultural el mayor tiempo posible.


Ésto nos enfrenta a una realidad que pocas veces nos damos el tiempo de reflexionar y que generalmente hace su aparición en la mediana edad, cuando nos damos cuenta de que nuestros padres no tiienen la misma energía y vitaidad que solían gozar anteriormente. Múltiples son las enfermedades que los pueden llegar a aquejar y que son comunes en nuestro contexto: diabetes, hipertensión, problemas cardiacos, demencia, alzheimer o incluso el cáncer son solo algunas de las que se pueden presentar durante nuestra vida y especialmente en la edad adulta.



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tercera edad duelo

Lo anterior nos lleva a vivir lo que en psicología conocemos como duelo anticipado; esto es, vivir las etapas de duelo (negación, ira, negociación, depresión y aceptación) pero sin la pérdida real o competa de la persona a quién amamos, en este caso nuestros padres.


El estar presentes y ser testigos del deterioro gradual que van sufriendo durante el transcurso de la enfermeda nos lleva a cuestionar a nuestro modelo internalizado de nuestro padre o nuestra madre. Independientemente de si fueron o no cariñosos con nosotros o del tipo de relación que tengamos con ellos, la enfermedad física nos lleva de inmediato a preguntarnos hasta dónde debems intervenir y hacernos cargo de esa persona que solía ser independiente y que ahora necesita de nuestros cuidados.


Desafortunadamente no es una respuesta sencilla. dependerá del grado de compromiso que podamos y queramos asumir en los traslados, consultas, tratamientos, apoyo emocional, etc. que nuestro paciente necesite. Es importante no sobrecargarnos de actividades pero tamocoo mantenernos completamente alejados de la situación. El involucrarnos no solo nos abre una nueva oportunidad de relacionarnos con la persona sino que también nos permitirá sobrellevar el proceso de duelo de manera mucho más efectiva cuando la persona ya no esté.


Es importante mantenernos informados y en comunicación constante con los médicos y personal de apoyo en su cuidado, así como monitorear constantemente cómo nos estamos sintiendo y de ser necesario solicitar ayuda psicológica para nosotros de tal manera que se nos pueda dar un acompañamiento efectivo en este proceso de duelo.

 
 
 
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