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Artículos sobre Ayuda Psicológica

Primeramente es importante aclarar que el sentir miedo, ansiedad y desesperación es normal durante estos tiempos, ante la pandemia del COVID-19, nos llenamos de sensaciones entre tanta información que nos llega de diferentes lugar, con mensajes confusos e incertidumbre, incluso cuando nos damos cuenta que en realidad las cifras de sobrevivientes es alta y la tasa de mortalidad es baja.

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Esta información que nos llega de todos lados, nos inunda con sentimientos que parecen, en ocasiones, incontrolables y nos damos cuenta que a pesar de tener información concreta y no ser parte de la población de riesgo tenemos miedo a que nos pase algo a nosotros o a algún familiar que sí se encuentre en riesgo, y además este miedo nos hace pensar en que cualquier otra persona puede presentar un riesgo para la salud, estamos alertas de que nadie se nos acerque en el super, en nuestro trabajo, o en lugar con desconocidos, no podemos utilizar medios de transporte públicos o salir sin sentir ese pensamiento detrás de nuestra cabeza que dice "ten miedo", "los demás son un peligro para mi salud", siendo esto un alejamiento tanto físico como emocional de las demás personas, con lo que termina por hacernos sentir más miedo, tristeza, desesperación, soledad, entre otras emociones.

Las recomendaciones más básicas de las autoridades son:


  • Lavarse las manos con agua y jabón durante 20-40 segundos

  • Utilizar gel antibacterial que contenga como mínimo 70% de alcohol

  • Distanciarnos socialmente para evitar contagios (Si estamos en un lugar con personas, tomar distancia al menos entre 1 y 1.5 metros)

  • Toser o estornudar en la parte interna de nuestro codo

  • Evitar tocarnos la cara



Algunas cosas que puedes hacer para cuidar tu salud emocional son:

  • Pregúntate que tanto puedes hacer tú. Qué tanto daño realmente puede pasar y enfócate en las cosas que puedes controlar.

  • Enfrenta tus miedos. Reconoce tus emociones y hazte saber qué tanto de tus comportamientos, están siendo controladas por estas.

  • Acepta la incertidumbre. Toma cada momento como viene, y acata las recomendaciones, en lugar de preocuparte por lo que podría pasar.

  • Mantener una rutina. Trata de determinar las actividades que tienes que realizar durante el día, e incluye tiempo para ti.

Algunas de estas recomendaciones pueden ser útiles para algunas personas; sin embargo, otras viven en situaciones en las cuales necesitan un desahogo emocional por la situación que esta ocurriendo en torno al COVID-19, así como las dificultades que puedan presentarse en su vida laboral, de pareja, familiar, escolar, entre otras, y en conjunto con el distanciamiento social, pueden tener mayores repercusiones que beneficios, además de sentir miedo y ansiedad, pueden presentarse otras emociones y/o cuestiones de salud mental como depresión. Acercarte a buscar ayuda de un profesional puede ser buena idea si presentas algunas de estos síntomas. Hablar con un profesional te podría ayudar a sentir que tienes un espacio seguro para pensar y procesar tus emociones, con calma y sin sentir este flujo de información constante de información negativa, un espacio para tomar un respiro y entender cómo te sientes y de que manera la situación te esta afectando, así como entender la manera en que reaccionas a las diversas fuentes estresantes.

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Las medidas de seguridad nos ayudan a proteger nuestra salud física, sin embargo, también es importante cuidar nuestra salud mental, no solamente para cuidarnos a nosotros mismos, sino a los demás. Y recuerda siempre cuestionar la información que pueda llegar a nuestras manos, saber diferenciar entre lo que es verdadero y lo que no lo es, y pensar antes de divulgar dicha información.




 
 
 
  • 26 mar 2020
  • 4 Min. de lectura

Tener contacto con imágenes, comentarios que menosprecian o nos agreden puede generar angustia y ansiedad.
Autocuidado en redes sociales

En días recientes las redes sociales se llenaron de noticias y opiniones diferentes acerca de la violencia en la que vivimos las mujeres día a día, hubo días en particular en los que la cantidad de contenido resultaba abrumante, generando diversas reacciones y sensaciones dentro de las consumidoras de estos contenidos. Escuché a alguna compañera comentar que debido a la intensidad de las noticias y a los comentarios de odio en Facebook, decidió desactivar su cuenta para poder parar la sensación de angustia que le provocaban; otra mujer me compartió que le resultaba difícil poder dejar a un lado lo leído en redes y continuar con sus actividades en el trabajo, ganándole la sensación de llanto, incluso a bordo del transporte público. Así como ellas, probablemente tú habrás escuchado a muchas más con relatos similares, en donde las emociones de angustia y ansiedad se salen de control e impiden hacerle frente a la adversidad en la que nos encontramos socialmente. Es por ello que comparto cuatro puntos para el autocuidado en redes sociales que te podrían resultar de utilidad.

1.- Conoce las sensaciones de tu cuerpo:

Te encuentras en facebook scrolleando, visualizas publicación tras publicación, algunas con fotografías sensibles, otras con historias dolorosas y comienzas a sentir algo distinto en ti que va incrementando conforme continúas leyendo, es momento de reconocer la sensación que comienza a transitar por tu cuerpo y preguntarte ¿qué es lo que siento? ¿será ansiedad, angustia, enojo, tristeza o todas juntas? ¿en qué parte de mi cuerpo la siento? ¿a partir de qué momento es que comencé a sentirme así? Conocer las sensaciones de tu cuerpo te ayudará a poner límites y a saber cuándo es necesario hacer un alto en lo que estás consumiendo para protegerte.

2.- Aprende a hacer uso de las redes sociales:


Las redes sociales pueden contener información agresiva o falsa, tengamos cuidado a quienes seguimos o tenemos en redes sociales.
Cuidado con quién tienes o sigues en redes sociales.

Instagram, Facebook, Twitter y todas las otras redes sociales son excelentes herramientas de comunicación, nos ayudan a conectar con información y con personas de cualquier parte del mundo. Sin embargo, es importante saber qué uso le quieres dar a tus redes. Si las usas para informarte ¿qué criterios tomas en cuenta para elegir a los medios de comunicación que sigues? Procura medios imparciales y objetivos e identifica los que son sensacionalistas y que emplean titulares catastróficos, información tendenciosa o fotografías amarillistas.

Desarrollamos una tendencia de utilizar el celular como medio informativo y consumir contenido exprés para que en cuestión de un par de minutos estemos informados acerca de cualquier hecho que nos llame la atención. Vale la pena invertir algunos minutos más para consultar diversas fuentes, comparar la información y así quedar completamente informados. De igual forma, es necesario ser responsable con el contenido que compartes, comprobando la veracidad de la información para evitar difundir noticias falsas que puedan alarmar a otras personas.

3.- Depura tus contactos:

Todos tenemos ese conocido en alguna red social, que por diferentes circunstancias mantenemos dentro de nuestros contactos a pesar de tener diferentes puntos de vista. Ya sea por conservar una relación académica o laboral o porque es una persona que apreciamos y le tenemos estima. Además, puede llegar a ser interesante escuchar otras perspectivas, estar abiertos a tomar en consideración lo que otros tienen por comunicar y llegar a adoptar nuevos pensamientos en relación a lo que escuchamos o leemos.

En algunas ocasiones, no es sólo no compartir opinión con esas personas, sino que, el contenido de sus publicaciones llega a genera malestar por promover comentarios de odio, vulnerar a cierto grupo minoritario o demostrar poca empatía con distintos movimientos sociales. Es en esos casos cuando debemos considerar valorar la relación con esa persona, para decidir tomar límites o aplicar medidas que restrinjan el contenido de lo que publican, como puede ser “dejar de seguir” en Facebook o “silenciar” en Twitter, ambas medidas en las cuales el contacto continúa dentro de nuestra red, pero su contenido no llega a nuestro cronograma de noticias.

4.- Encuentra otros espacios seguros:

Por último, cabría preguntarnos ¿de qué manera estas emociones podrían impulsarnos a tener más acción al respecto? Las redes sociales son una buena plataforma de comunicación y organización, no obstante, es indispensable encontrar otros espacios para identificar, expresar y compartir las sensaciones que experimentamos. Reconocer que el manejo de mis emociones me está causando conflicto en distintos aspectos de mi vida, es un motivo para iniciar con un proceso psicoterapéutico. De esta forma en compañía de un terapeuta, podrías encontrar qué hacer con la información que recibe tu mente y la forma de manejarla manteniendo la calma.

Otra forma de tomar acciones puede ser integrarse a algún grupo feminista y/o colaborar con este movimiento. Acercarte a conocer a otras personas que empatizan y les mueven causas similares, te puede ayudar a disipar la angustia para transformarla en activismo.

Recuerda ser consciente de tus sensaciones al estar en línea, pues al estar conectados no nos desconectamos de nuestros sentimientos y lo virtual puede alcanzar a lo real si lo permites. Las redes sociales pueden ser similares a la forma en que nos relacionamos con los demás, en el sentido de que no dejas entrar a tu vida a personas que te puedan dañar y pueden ser tan reconfortantes y de apoyo como tú decidas hacerlo.


Psicologa infantil en guadalajara jalisco

Autor: Psic. Estefanía Hernández

Psicóloga de niños, adolescentes y adultos


 
 
 
  • 19 mar 2020
  • 4 Min. de lectura

Normalmente tenemos una idea de cómo deben ser las cosas, donde van, su rol, etc. A pesar de no tener claramente un ejemplo que nos dicte como deben ser, tenemos en nuestras mentes expectativas acerca de todo esto, por ejemplo, en las relaciones, normalmente tenemos una idea general de cómo pensamos que deberían de ser, incluso si no lo tenemos todo el tiempo presente, sin embargo, tienen un gran poder sobre la manera en que reaccionamos a las situaciones en las que nos encontramos, afectan la manera en que percibimos nuestra vida, si nos pasa algo lo clasificamos como bueno, grandioso, increíble o mediocre, malo, pésimo, todo con base en nuestras expectativas que teníamos en mente. Habitualmente si nos va mal en una tarea, en un proyecto del trabajo, en algo que nos apasiona, tenemos la expectativa alta acerca de los resultados, y si no van de acuerdo a lo que esperamos, nos sentimos mal, no obstante, en el amor es en donde nuestras expectativas son tan altas que es el tema de nuestras vidas que más problemas puede llegar a causar.


En la sociedad en general hay grandes expectativas acerca de lo que la relación perfecta debería de ser, inclusive si no hemos tenido los mejores ejemplos en nuestras vidas, idealizamos las relaciones de otras personas con lo poco que nos dejan ver públicamente a través de las redes sociales, nos hacemos imágenes acerca de lo que es esperamos que sea vivir con otra persona y compartir nuestras vidas con ella; a pesar de la cantidad de divorcios, separaciones y ejemplos no tan gratos de lo que sería compartir la vida, hacemos caso omiso a estos agentes externos e idealizamos y le tenemos grandes expectativas al amor y la relación que queremos para nosotros.


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Nuestra expectativa dice que vamos a tener suerte, que seremos esa persona que va a encontrar a nuestra media naranja, la persona indicada, esperamos que el amor llegue a nosotros y este nos llevará a sentir y experimentar todo eso que nosotros deseamos.


Esa persona:


  • Nos va a entender y querer como nadie antes

  • Le gustará todo lo que a nosotros nos gusta

  • Será devota a nosotros y vice versa

  • Entenderá al instante, no tendremos que darle largas explicaciones, cuando nos sintamos mal, tristes, enojados, sabrá lo que necesito

  • Me apoyará ante todo, si no me gusta una de sus amistades, la dejará al instante, y respetará la relación tal como lo espero y lo acordamos

  • No hará tantas demandas, no me pedirá que haga cosas que no me gustan hacer, porque le gustará lo mismo que a mí, porque yo tengo un gusto exquisito en música, películas, actividades, mi pareja entenderá esto y se acoplará.


Y a pesar de que nuestra experiencia pasada no haya sido así, no perdemos la esperanza, siempre vamos a esperar encontrar ese amor tan anhelado, nos decimos a nosotros mismos, no es que nuestras expectativas hayan sido muy altas, sino que no era la pareja correcta, ¿cierto?, preferimos no modificar lo que esperamos de una relación, y simplemente dirigir lo que esperamos del amor a una nueva persona; perdemos el foco que tal vez no es la persona el problema, sino las relaciones en general, y no necesariamente porque no exista una pareja perfecta, sino que pensamos que los problemas están tan concentrados en la persona con la que nos encontramos que pensamos que esta pareja es la culpable de nuestra insatisfacción, que no se cumplan nuestras expectativas, aquello que esperamos del amor, pensamos que estaríamos mejor con otra persona, con nuestro crush, con la persona que llegamos a ver en una de esas apps de citas y que decidimos ignorar, con la persona que nuestras amistades o familia intentó presentarnos, y pensamos que con esa persona podría ser más sencillo todo, que probablemente esa persona nos hubiese entendido y llenado nuestras expectativas.


En ocasiones lo que le podemos llegar a decir a nuestra pareja son cosas que nunca esperas decirle a alguien más, casi siempre tenemos cierto nivel de cortesía con la mayoría de las personas, amables con la gran parte de la gente, incluso extraños, al barista de tu café, al cajero del súper, porque en los no tenemos expectativas, pero con nuestra pareja, esa persona que debería llenar nuestra expectativa del amor, le decimos cosas que son hirientes, que son tan personales que terminan por dejar una cicatriz aun después de terminar la relación; porque con lo que esperamos del amor, nadie nos decepciona tanto como la persona con la que decidimos compartir nuestra vida.



Curiosamente, lo que podemos hacer para iniciar a generar un cambio es tener una filosofía y un acercamiento a lo que esperamos del amor con un poco de pesimismo, pues las expectativas son un gran enemigo de las relaciones, tener unas expectativas moderadas, no tan altas, con esa pizca de pesimismo, nos llevaría a pensar que nuestra pareja no siempre nos entenderá y que tendremos que vocalizar y dar a entender de manera explícita nuestras ideas, pensamientos, sentimientos, fantasías, miedos, motivaciones, entre otras cosas; y nos ayudará a entender que no siempre estaremos en sincronía con la otra persona, en nuestra manera de lidiar con los problemas de la vida, las discusiones, los desacuerdos, que no siempre sentiremos lo mismo, que no son una extensión de nosotros; continuar con expectativas tan altas es condenar la esperanza a una muerte lenta, y con ella nuestro amor por la otra persona.


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