top of page

Artículos sobre Ayuda Psicológica

Actualizado: 8 mar 2020

Muchos piensan que enamorarse es cuestión del destino o del azar, los medios, Hollywood y esta idea del amor romántico, se han encargado de hacernos creer que nuestros instintos automáticamente nos guiarán hacia alguien que sea bueno para nosotros, aquella persona que al verla sabremos que es de quién debemos enamorarnos.


Amor romántico, verdadero amor, de quien me enamoro, enamorarse

El amor y el sentimiento de enamorarnos, nos permite sentirnos comprendidos por alguien, esta sensación de que esta persona nos cuida, nos ayuda a crecer, entiende nuestra tristeza y nos apoya en los momentos difíciles de la vida, pensamos que nuestros sentimientos nos dirán exactamente cuando hayamos encontrado a la persona correcta, aquella digna de que nos enamoremos; así es como suena el amor romántico, cálido y dulce, amable y como todo aquello que esperabas, pero a veces la realidad no es así, nuestros instintos no siempre se encuentran en lo correcto y nos pueden llevar a cometer errores, inclusive podría decirse que el amor romántico diría que las dificultades que encontramos en las personas no son culpa de nosotros, sino de que no hemos encontrado a la persona indicada, nuevamente debemos iniciar esta búsqueda, la insaciable ideación de que a pesar de haber llegado al divorcio y haber vendido la casa, esto solo significa una cosa, que la persona con la que nos encontrábamos no era la correcta y nuestra búsqueda para enamorarnos de nuestra alma gemela aún no termina, que esa persona aún se encuentra allá afuera y no es culpa sino del otro habernos equivocado.


Sin embargo, el psicoanálisis tiene otra teoría acerca de cómo nos enamoramos, no se basa en nuestros instintos, ni acerca de aquellos que se preocupan y nos cuidan en maneras idílicas, sino en las que lo hacen de manera familiar, maneras en las que nos encontramos acostumbrados a encontrar lo que nosotros conocemos como amor. Pero entonces, ¿cómo sabré lo que es el amor?, la respuesta es simple, el amor que conocemos como adultos, viene de una plantilla que se creó durante la infancia, en nuestra niñez, a la vez, entrelazada con una serie de compulsiones problemáticas que van a dictar nuestro desarrollo.


Creemos que nos enamoramos y encontramos la felicidad en el amor, pero en realidad lo que buscamos es la familiaridad.

Buscamos volver a sentir, a recrear, en nuestras relaciones adultas, aquellos sentimientos y emociones que tan bien conocíamos, que llegaban a ser mucho más que ternura o cuidados.



Sin embargo, ¿qué pasa cuando rechazamos a aquellos que pareciera que son buenos para nosotros? Cuando rechazamos enamorarnos de aquella persona que en sentido lógico, suena a que es la persona correcta de la que deberíamos enamorarnos. Lo que pasa es que el amor que experimentamos cuando éramos niños probablemente estaba combinado y confuso con otras dinámicas que llegaban a ser destructivas, un sentimiento de como niños, ayudar a un adulto que se encontraba fuera de control, o no haber tenido una madre que fuera cálida o encontrarnos asustados de un padre y su enojo e ira que atacaba contra nosotros, y por estas y/o muchas otras razones, es por las cuales rechazamos a aquellas personas que suenan ser un tanto más correctas de lo que merecemos, parecieran ser excesivamente balanceadas con base en nuestras experiencias, un tanto más maduras de lo que pensamos deberían de ser, comprensivas y confiables. Buscamos a otros, de manera inconsciente, que encajen con nuestra idea de lo que es el amor, que sus patrones de frustración sean familiares a lo que conocemos, elegimos enamorarnos de aquellos que pareciera que encontramos un sentido a la manera en que interacciones con nuestros propios patrones inconscientes.


Claro, esto nos significa que solo sentimos atracción por personas con rasgos negativos, podemos sentir atracción por alguien que tiene carisma, es inteligente, generoso, pero también nos trata con un poco de desdén, o que no tiene la capacidad de estar solos.


¿Qué se puede hacer para romper este ciclo?


  • Acudir a terapia para entender los factores que gobiernan nuestro actuar, nuestras atracciones

  • Tratar de encontrar una relación entre la relación con nuestros padres y la de nuestra pareja

  • Intentar hacer conscientes los posibles patrones que introyectamos en nuestra infancia

  • Identificar aquellas cualidades que nos desaniman de las personas


Es posible encontraremos que aquellas personas que son tiernas y amables, nos parecen aburridas, y aquellas personas que son frías, cierto nivel de crueldad o distancia suman parte de una lista de cosas que necesitamos, de manera extraña, para enamorarnos. Y así, poco a poco, comenzar a tener un idea más clara de aquellas cosas que buscamos en la otra persona, y darnos cuenta que la persona con la que nos encontramos podría no ser una combinación particularmente buena para nuestra felicidad, tanto personal como mútua, es cuestión de comenzar a liberarnos de aquellos patrones de afecto que se nos enseñaron en la infancia.



consciente, darse cuenta, conocer

 
 
 
  • 30 ene 2020
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 8 mar 2020

¿Qué significa ser un psicólogo en una ciudad como Guadalajara, Jalisco, México? Anexo algunas reflexiones al respecto de este tema:



ree

1. La diversidad.

Uno de los elementos más importantes con los cuales me encontré al momento de ejercer como psicólogo en Guadalajara es la increíble diversidad sociocultural e ideológica de la ciudad en donde al mismo tiempo conviven elementos a nivel religioso y moral de antaño, con elementos sumamente liberales, eclécticos. Muchos foráneos de todos los lugares de México vienen a trabajar o estudiar a Guadalajara, así como también cuenta con una fuerte afluencia de personas extranjeras que desean vivir para conocer o estudiar.


Guadalajara y en general el estado de Jalisco cuenta unas de las más grandes asociaciones en Pro de los derechos LGBTQIA, así como del Movimiento Feminista en México (el primer lugar lo tiene el CDMX), hay muchísimas organizaciones que se centran en el movimiento de respeto y derechos humanos y animales, además de un acervo arquitectónico y artístico impresionante, Guadalajara es pues, un caldo de cultivo idóneo para manifestaciones artísticas e ideológicas de todo tipo. Hay para todos en Guadalajara, desde grupos con los cuales compartir gustos y aficiones, así como personas con las cuales puedes emprender un proyecto o simplemente, divertirte y salir a platicar o divertirte.

La diversidad no es un reto para un psicólogo en Guadalajara (o no debiera serlo), pues para nosotros cada uno es particular, único, no importando que comparta ciertos elementos con su cultura o sociedad, sin embargo, si que enriquece muchísimo la experiencia como psicólogo tener la oportunidad de convivir con los elementos más radicales en un mismo espacio terapéutico, a veces conjuntados en la misma familia.

Me parece también que la diversidad permite vivir como Psicólogo en Guadalajara un ambiente de muchas posibilidad y de entendimiento del ser humano en general, así como también, de la época en la que estamos viviendo. En donde se conjugan elementos rurales y urbanos, nacionales y extranjeros .


2. Las creencias religiosas.

Guadalajara es una ciudad altamente religiosa para algunos y considero que esta parte también juega un papel fundamental para entender a la ciudad en sí misma. Los valores morales son un tema importantísimo para la sociedad jaliscience, las personas no suelen llevar acabo confrontaciones directas o escandalosas, al contrario, se valora mucho la privacidad y el establecimiento de la "buena convivencia" así como la cercanía familiar, sin embargo muchos hablan acerca de la doble moral (comportarse de manera amable y cordial de frente, mientras que de forma privada se juzgue, denigre, aísle o incluso acose), considero que esto no es una cuestión que corresponda a las creencias religiosas, sino una de las múltiples maneras en la que la personalidad puede manifestarse.

Para un psicólogo en Guadalajara (aunque en realidad aplica para cualquier estado o país), las creencias religiosas y toda cuestión ideológica son elementos sumamente valiosos para entender la subjetividad de la persona que nos consulta. Un psicólogo no debe ni puede juzgar o rechazar una creencia de ningún tipo, y al contrario, ayuda y busca elementos para que esa particular persona encuentre los elementos que le permitan dejar de sufrir, sentirse más pleno y tranquilo tomando en cuenta también su creencia religiosa.

Un psicólogo en general a su vez no debe dejar que sus propias creencias religiosas o ideológicas interfieran en el tratamiento con su paciente, sin embargo si dichas creencias generan sufrimiento o dolor emocional es un tema que se revisará y analizará para llegar a la mejor solución.


3. La Zona Metropolitana de Guadalajara.

Algunos dicen que Guadalajara no existe, que se ha diluido en una enorme mancha urbana que incluye al municipio de Zapopan, Tlajomulco, Tlaquepaque e Incluso Tonalá conocida como la Zona Metropolitana de Guadalajara. La Guadalajara que yo conozco como psicólogo realmente no tiene límites, he tenido la oportunidad de trabajar con personas de todo al rededor de la ZMG y de muchísimos estados de la república que están concentrados aquí, sin embargo una de las cosas más enriquecedoras que he tenido como psicólogo en Guadalajara es que realmente he convivo con personas que se dedican al cultivo de tierras, crianza de animales, producción de tequila, trabajan en enormes corporativos extranjeros y nacionales, se dedican a su propio negocio, Y vuelvo al punto número 1, la diversidad pero específicamente con respecto a los diferentes contextos que brinda esta increíble mancha urbana y rural que es Guadalajara.



ree


4. Ser psicólogo en Guadalajara es...

He tenido la oportunidad de que a través de los años que he vivido en la ciudad he convivido con muchos psicólogos que han ejercicio toda su vida laboral en Guadalajara, desde psicoanalistas con décadas de experiencia clínica hasta estudiantes de psicología que recién egresados han iniciado su entrenamientos como psicoterapeutas. De esta hermosa experiencia me llevo algunas cosas de por vida: la pasión y entrega que he visto en la gente de Jalisco es maravillosa y digna de imitar; la ciudad implica ciertas dificultades pues en ocasiones la labor del psicólogo en Guadalajara puede ser invadida por otras disciplinas o incluso, por personas sin ninguna formación para llevar acabo la atención de personas; a su vez, por la diversidad permite aprender, aprender y aprender más y cada vez.


Agradezco la oportunidad que se me ha brindado para ejercer como psicólogo en Guadalajara, deseando que esta hermosa ciudad con gente maravillosa se convierta en mi hogar de por vida.

 
 
 
  • 23 ene 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 8 mar 2020

Seguramente en alguna ocasión te ha tocado estar cerca de una persona que acaba de perder a alguien ya sea por separación o por muerte y te encuentras en la encrucijada de no saber cómo actuar en un momento tan doloroso y que, a su vez, te conecta a ti mismo con la posibilidad de enfrentar algún día una pérdida de esa naturaleza.


lo primero que tenemos que entender es que, durante un proceso de duelo, la escucha comprensiva y el acompañamiento no exigente por parte de los familiares y amigos resulta trascendental para poder ayudar aunque sea un poco a qué la persona atraviese su dolor de una manera saludable y respetuosa.


Algunas de las recomendaciones sobre que NO hacer ante una persona que está en duelo son las siguientes:


  • No hagas lo que se supone que se “debe” de hacer en estos casos. Recuerda que en ocasiones, tu sola presencia puede resultar tranquilizante para quien enfrenta un duelo.

  • No hagas lo que no quieras hacer. Va de la mano con la anterior, no te fuerces a hacer cosas solo porque los demás lo hacen.

  • No digas frases hechas como “es mejor así”, “tienes qué superarlo”, “ya está en un lugar mejor”, “el tiempo todo lo cura” o”Es la voluntad de Dios” ya que en este momento de dolor en lugar de reconfortar a la persona, la pueden hacer sentir presión para superar rápido el asunto y no vivir su duelo.

  • No dar órdenes o intentar decirle a la persona cómo vivir su duelo

  • No pensar que la persona necesita de nuestros consejos, lo mejor es estar ahí y escucharla.

  • No le digas que lo comprendes si no has pasado por una situación similar.

  • No intentes buscar una justificación a lo ocurrido.

  • No le quites importancia al evento hablándole de lo mucho que tiene por vivir.

  • No interrumpas nunca la expresión del dolor del que sufre.


Durante las primeras horas de ocurrida la muerte o la separación, es normal que la persona se sienta en estado de shock, por lo qué una forma útil de apoyar es haciéndote cargo de actividades específicas y concretas que sabes que la persona necesitará como recoger a sus hijos del colegio, acompañar a la familia, facilitar algún trámite legal o llevarle algo de despensa.


En el momento en que la persona en duelo trate de hablar contigo sobre la experiencia que vivió es muy importante:

  1. Ayudarla a aceptar la pérdida invitando a hablar acerca de ella y de las circunstancias que la rodearon.

  2. Ayudar a identificar los sentimientos relacionados con el duelo, sin criticar su presencia, más bien avalando su expresión.

  3. Ayudar a vivir sin la persona y a tomar sus propias decisiones.

  4. Autorizar la tristeza dejando saber que es lo apropiado.

  5. Dar apoyo incondicional y sin límite de demanda.

  6. Ayudar a la persona a entender su propio comportamiento.

  7. Identificar problemas irresueltos y eventualmente sugerir ayuda profesional psicoterapéutica más prolongada y profunda.

Es importante identificar cuando los síntomas de duelo se han salido de las manos y se requieren otras alternativas. Para ello es indispensable evaluar el que la persona no tenga más pérdidas por su duelo. Por ejemplo, que no pierda su trabajo o su actividad profesional, que no se vuelva dependiente de alguna sustancia o droga, que no tenga ideas suicidas persistentes o crisis de ansiedad o ataques de pánico de forma recurrente.


Si detectamos algunos de estos elementos es necesario brindarle información a la persona en duelo sobre alternativas de tratamiento que pueden ser: tratamiento farmacológico para controlar los síntomas físicos acudiendo a un psiquiatra, psicoterapia de duelo que puede ser a través de un psicólogo o especialista en tanatología, grupos de apoyo que existan en la comunidad y dónde se reúnan personas que hayan vivido un duelo similar, entre otros.


No debemos olvidar que el proceso de duelo es único en cada uno de nosotros y por tanto se expresará de forma diferente por lo que aquello que funciona para alguien no necesariamente aplicará para otras personas. De ahí la importancia de mantener la escucha con el doliente y mostrarnos empáticos ante su sufrimiento.


Un duelo no tiene una duración exacta y determinada, por lo que puede ir desde uno a dos años y medio aproximadamente, lo que tenemos que notar es que la persona vaya poco a poco retomando sus actividades y que se logre plantear nuevas metas y objetivos de vida. Será importante estar presentes también durante los aniversarios, cumpleaños y eventos significativos que recuerdan a la persona en duelo su pérdida.







 
 
 
bottom of page