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Artículos sobre Ayuda Psicológica

  • 8 ago 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept 2019

Últimamente es cada vez más común escuchar a personas que acuden a procesos denominados "coaching" y en donde desafortunadamente muchos usuarios resultan timados económicamente, o bien, salen de dichos cursos con emociones muy fuertes e incluso en situación de crisis.


Por ello aquí te presentamos algunas consideraciones que la revista Forbes recomienda saber antes de inscribirte o recomendarle a alguien que participe en sesiones o ejercicios de coaching:


La base del coaching es la ontología, es decir, el estudio del ser y es una orientación dirigida a la toma de decisiones y acciones enfocadas principalmente en el ámbito empresarial y laboral. El Coach debe estar certficado y avalado por alguna institución académica. Tomar uno o dos cursos no te convierte en un coach.



El coaching, por principio, es ejecutivo, por lo que la intención última de su estudio es la puesta en práctica de acciones y su implementación con el seguimiento del coach. No busca profundizar en las raíces de los problemas ni es recomendable para trastornos mentales graves o recurrentes.


Ser coach no significa convertirte en un gurú del "sí se puede", publicar en youtube o tener muchos seguidores en instagram por el estilo de vida que llevas. El coaching es una metodología y como tal necesita de un estudio y un proceso.


El coaching no te llevará a ser multimillonario ni la persona más feliz del mundo, y mucho menos en un par de sesiones o en un retiro de 15 días. Funciona para metas concretas y se trata de que el coach esté codo a codo con la persona durante todo el proceso de la toma de decisiones.


Finalmente, la diferencia entre el coaching y un proceso de psicoterapia es que el primero se trata de orientación y consejería enfocada en metas concretas a corto y mediano plazo, mientras que la psicoterapia es un espacio de reflexión profunda y conocimiento personal. No se trata de decir cuál es mejor o peor, sino de tomar decisiones informadas y, en ambos casos, verificar los estudios de la persona que nos está atendiendo.

Actualizado: 8 mar 2020



Durante el periodo del embarazo surgen una serie de vivencias muy particulares que despiertan emociones complejas. Una como futura mamá trata de conocer e informarse de lo que está por venir, de los cuidados y cambios que surgirán. Pero sabemos muy bien que no toda la información se encuentra en internet. Hay contenidos sumamente valiosos que uno adquiere en la experiencia y convivencia con el otro.


No hablamos necesariamente de nuestra madre tal cual lo sabemos, si no de aquella persona que hizo esta función con nosotros, puede ser una abuela, tía, madrina, hermana, etc. Quien haya estado, o continúe estando, al pendiente de nosotros y que nos haya proporcionado cariño y ternura. Podemos traer a nuestra mente recuerdos y vivencias transcurridos donde podemos descifrar qué persona o personas hicieron esta función materna.


Sucede que en esta época de cambios las dudas o miedos que se presentan hacen que la futura mamá busque ciertos referentes donde apoyarse y nutrirse de conocimientos y acompañamiento. La madre de una futura mamá es quien ayuda con esto, y aclaramos que, antes de ser abuela será madre de esta hija que gesta a su nieto (a). Acompañándola en sus miedos o dudas, hablándole de ciertos cambios que sobrevendrán con su cuerpo, tranquilizándola en momentos de dudas, estando al pendiente de su salud cuando los síntomas del embarazo aparezcan, e incluso, si le agrada cocinar, tal vez preparándole la comida que disfrutarán ella y el futuro bebé.


La madre de la futura mamá presta su historia para su hija, y es un momento sutil en el que se reescribe la historia de ambas, ya que es una historia compartida de momentos que seguramente su hija no recuerda pero que la fueron constituyendo desde antes de nacer. Es prestar la memoria como madre para que tu hija se construya como madre también. Es un momento lleno de movimientos.

Incluso pensando en esas madres que ya no están con nosotros físicamente podemos tener recuerdos guardados en nuestra memoria que también ayudan mucho en pasajes como el embarazo, hay futuras mamás que se acercan con otros familiares a que les relaten historias de sus madres durante el embarazo de ellas. Recrean estas historias con la red de apoyo con la que también cuentan, y esto también tiene mucho de materno.


Cada historia tiene sus tintes, definitivamente ninguna es color de rosa y sin matices. Todas las historias están cargadas de emociones diversas e incluso complejas de entender por más que las relatemos. Pero cuando son compartidas hay más espectadores en juego que tendrán su propia versión de la historia. La reconstrucción madre-hija y futura madre-futura abuela son edificaciones que viviendo juntas algo se construye distinto.


La madre de la futura mamá es un personaje significativo en el pasaje de la maternidad.

Actualizado: 8 mar 2020


La importancia de la salud mental de la madre durante el embarazo

Regularmente nuestra cultura asocia a la maternidad (sobre todo durante los primeros meses de vida del bebé) con momentos de tiernos y amorosos y poco se habla de lo agobiante que puede ser para las madres muchas situaciones por las que se enfrentan.


Por ejemplo, imaginemos la escena de una madre primeriza: una madre con probablemente muchas dudas sobre si algo de lo que siente es normal o un signo de alerta, de si los cambios en su cuerpo son normales o no, ¿qué se siente el dar a luz?, de si será una "buena madre", ya que ella no ha tenido la experiencia que se construye con un primer hijo. Muchas madres comentan que el primer hijo siempre es el más complicado porque uno no sabe exactamente lo que está haciendo, pero la pregunta sería si uno en algún momento lo "aprende" por completo.


Aquellos padres que tienen más hijos pueden recordar la historia de cada uno y la forma en la que ellos resolvían los problemas, se topan con momentos donde la historia ayuda a resolver el problema, pero también con nuevos momentos donde no saben qué hacer por que "con el otro hijo no me pasaba esto" y tuvieron que improvisar y tomar de sus recursos.

Porque a pesar de que existen "escuelas para padres", sucede que cuando uno se encuentra en la situación del día a día tiene que accionar de acuerdo a su instinto más allá de lo que ha leído o le han contado. La cosa aquí es que podemos tener ese instinto muy oculto entre tanta información de internet o de las recomendaciones de nuestros familiares.


Pensemos en otra escena: una madre primeriza recibe una serie de recomendaciones y consejos de sus amigas que ya son madres. Ella escucha con atención intentando almacenar toda la información valiosa temerosa de la capacidad de su memoria. Cuando ella quiere hablar sobre sus dudas o temores de pronto aparecen frases (bien intencionadas a veces) de "todo va a estar bien", "eso no es nada, espérate a que crezca", "en internet viene todo", etc. Nos quedamos con la incógnita de y ¿quién se detuvo a escuchar lo que ella sentía?

Y no nada más se trata de escuchar, si no de abrir un espacio para que se sienta cómoda de hablarnos. Como poco se habla de lo difícil de ser madre o lo complejo, podemos tener preocupación de escuchar también "no vaya a ser que le dé ideas". Cuando es todo lo contrario. Una madre con todas estas sensaciones emocionales, corporales, etc., necesita ser escuchada para estar bien, para estar tranquila. Cada vez aumenta más el índice de depresión postparto que sin duda tendrá muchas aristas, como por ejemplo la cuestión hormonal, predisposición anímica, situación de vida personal o de pareja, etc. Ese aumento señala la necesidad de voltear a mirar la forma en la que las nuevas madres están viviendo su maternidad y sin están siendo acompañadas en esto.


La salud mental de la madre es fundamental para el desarrollo saludable del bebé, desde sus cuidados básicos como también el sostén emocional que se le puede brindar, es decir, si mamá está saturada y agobiada, el bebé probablemente también lo estará o vivirá lo que se resuelva de esto. Es por esto que se enfatiza en la necesidad de que las madres sean acompañadas en la construcción o reconstrucción de su maternidad, desde que tenga espacios de esparcimiento donde pueda salir un momento sin el bebé, desde que tenga gente con la pueda hablar sin temor a ser juzgada, que pueda ser "relevada" de los cuidados del bebé para que pueda dormir un poco o tener una alimentación balanceada, hasta que pueda sentirse con espacios para llorar y respirar para poder continuar. Qué importante el cuestionarnos eso que se dice sobre "una madre deja todo por sus hijos", que más bien signifique que una madre es igual de valiosa que su hijo (a).


Es por esto que el silencio y la escucha abren puertas y donde los consejos o recomendaciones no terminan de ayudar, muchas de las veces una madre no pide consejos, si no más bien un oído atento que le dé lugar a ella también

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