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Artículos sobre Ayuda Psicológica

Actualizado: 7 sept 2019



Como entender a mi hijo adolescente

La distancia de generaciones entre padres y adolescentes, la diferencia de épocas en la que vivieron cada uno su adolescencia, los cambios en la tecnología, los nuevos estilos de vida, la etapa de desarollo... son algunas de las cosas que favorecen que la manera de expresarse de los padres y los hijos adolescentes sea totalmente diferente. Es mucho más abundante la información que existe y que está al acceso de los padres sobre cómo educar a hijos durante la infancia que durante la adolescencia y conforme pasa el tiempo es más complicado encontrar herramientas y consejería en la literatura al alcance de cualquier persona donde se pueda encontrar las respuestas a ¿cuál es la mejor manera de educar a mi hijo adolescente? Una de las principales característecas de ser adolescente es que nos encontramos en constante movimiento respecto a nuestra identidad, gustos, deseos y decisiones. Esto debido a que, buscar distintas maneras de ser nos permiten explorar y consolidar la identidad. Esto implica un cambio también para la paternidad, un cambio en el que los límites seran reforzados de una manera distinta a la infancia, así como la relación, los cuidados, la privacidad, los permisos, etcétera. Diremos que como padres tambien se iniciará una "adolescencia de la paternidad", donde se reestructurará la manera de responder a las conductas de los hijos adolescentes. Dentro de la complejidad y los cambios de esta etapa me atrevo a decir que existe una postura accesible a los padres adolescentes y que pueden facilitar la comunicación de una manera sorprendente en esta relación. Una postura donde:

1) Se EVITAR JUZGAR el pensamiento adolescente. Esto no es lo mismo que dar la razón o decir que todo lo que está haciendo está bien.

2) Cunado existe una ESCUCHA ACTIVA y sin juzgar, es más sencillo comprender los pensamientos de los hijos sin fusionarlos con los nuestros, y de esta manera, conocer los motivos de las acciones y reacciones del otro encintrándo así, el camino a una mejor comunicación entre padres a hijos sobre todo adolescentes.

3) Madurar nuestra paternidad a la siguente etapa, SER PADRES DE ADOLESCENTES. Comprender que no sólo son los hijos quienes viven un cambio y las dificultades en la paternidad tanbién involucran situaciones personales.

Esto aumentará en gran medida la relación, el seguimiento de reglas, el diálogo interno saludable, el autoconocimiento y el autoestima, tanto del adolescente como del padre.

  • 27 may 2017
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept 2019



Lo que se hereda con el nombre

Existen muchas creencias acerca del significado de los nombres y lo importante que es la elección del mismo para el futuro del hijo. Es tanto el furor de este tema que se han escrito miles de libros y páginas en internet acerca del significado de los nombres. Sin embargo, esto ha dejado de lado el hecho de que el nombre en sí encierra un mito para el propio niño que se nombra.

El nombre es algo que se nos impone, por lo tanto, es algo que no elegimos, lo aceptamos y nada más, al menos en la mayoría de los casos. Pero, ¿qué importancia tiene el nombre en nuestra vida?

Ciertamente no para todos tiene el mismo peso su nombre, sin embargo, en muchos casos éste define, sin que sepamos, la manera en que vivimos y nuestra personalidad. Esto se debe a que las expectativas de nuestros padres se depositan en nosotros desde antes de nacer y el nombre es la manera de marcarlo y hacerlo real. Por lo general, se elige "porque el abuelo se llamaba así" o "debe llamarse igual que el padre o la madre" o incluso como algún ídolo o la estrella pop del momento.

Pero todo esto lleva impreso un mito creado por nuestros padres y las personas que influyen en la elección. Nombrar al hijo significa darle un rumbo que seguir y por lo tanto una meta que alcanzar o superar.

Por lo tanto, el mito del nombre puede hacer que nos sintamos inferiores o indignos y lo expresamos en la vida diaria, como si cargásemos una pesada piedra en la espalda, como si por más que nos esforcemos no podemos cumplir con lo que se espera de nosotros haciéndonos sentir frustrados.

Sin embargo, existe una forma de apropiarnos de ese mito, de reescribir los objetivos que deseamos alcanzar y por lo tanto el rumbo de nuestra vida. Se trata de adueñarnos del nombre, de hacer que valga, para nosotros y para los demás, por ser propio y no por las expectativas que trae consigo al momento de elegirlo, de conocer la historia y reconciliarnos con ella para que deje de ser un mito y se vuelva realidad.

Es necesario aclarar que este no es siempre un trabajo fácil de hacer y podemos necesitar ayuda para no perdernos en el camino o incluso para poder esclarecer quién será de ahí en más el dueño de ese nombre. Esto es un camino que vale el esfuerzo recorrer.

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