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Artículos sobre Ayuda Psicológica

Actualizado: 3 ago 2021


Situaciones traumaticas en niños

Me han solicitado ya varias personas escribir acerca del manejo de situaciones traumáticas en niños a propósito de los sismos que se presentaron en varios estados de la República Mexicana (Septiembre 2017), sin embargo no quisiera avocarme exclusivamente al abordaje en niños o adolescentes, o incluso centrarme únicamente en el trabajo en desastres naturales (temblores, inundaciones) sino hacer de este artículo una aclaración acerca de lo que se considera traumático o no desde el punto de la psicología y la psicoterapia.

¿Qué es un trauma y como puede llegar a tener afectaciones psicológicas?

Se ha popularizado mucho el término "trauma" para hacer referencia a situaciones que los padres, abuelos, maestros, etc. consideran que pueden dañar a nivel emocional a los niños, o bien ha hechos cotidianos que nos sorprenden o angustian a los adultos (olvidos, visualización de imágenes, etc.)

Sin embargo, ¿no comprarle el juguete que desea o el nuevo celular es considerado un trauma para un niño o adolescente?

El término "trauma" es un término sacado de la disciplina médica, el cual hace referencia a una herida (corporal) producto de un golpe o impacto, el cual, destruye, daña o rompe tejidos, huesos, órganos.

Los traumas psicológicos pueden ser producto de hechos o situaciones que ponen en riesgo la vida o la integridad física del niño, adolescente o adulto (sismos, inundaciones, guerra, accidentes automovilísticos) que por la destrucción o desaparición del referente mental que tiene la persona de su mundo y de sí mismo(caída de edificios, visión de la muerte de una persona, dolor físico intenso) "rompen" generando estados de descontrol, ansiedad, miedo intenso e incluso estados en donde no se piensa en nada ni se actúa, negando incluso que el hecho haya sucedido.

Sin embargo, algo particular de las situaciones traumáticas es que no sólo se vinculan a un riesgo físico, sino que también incluyen "impactos" a la mente de la persona: imágenes, palabras, acciones, miradas, cambios intensos que modifican radicalmente la vida de la persona (ya sea niño, adolescente o adulto).

Entonces, ¿todo es potencialmente una situación traumática?

Si y no, una situación puede ser traumática a nivel psicológico si cuenta con una o todas las características que a continuación se presentan:

  1. Tiene un alto impacto en la vida de la persona (daño físico, modificación de estilo de vida, auto concepto)

  2. Es repetitiva

  3. No hay palabras o medios para expresarlo (por recursos de la persona, cuestiones del entorno o sociales)

Las situaciones potencialmente traumáticas a las que nos podemos enfrentar son las siguientes:

  • Divorcios o separaciones familiares. Psicólogos y psicoterapeutas infantiles insistimos en que en caso de que una familia esté pasando por el divorcio o separación de los padres se fomente el hablar del tema, se eviten discusiones repetitivas, separaciones y "reconciliaciones" frecuentes, ya que por sí misma la separación es potencialmente traumática pero si se incluyen otras cuestiones, aumenta su potencial traumático.

  • Mudanzas, cambios de escuela o de grado. El cambio del entorno físico y de las personas que nos rodean afectan dependiendo de cómo se aborde y si existe o no la posibilidad de hablar de ello o de planificarlo.

  • Muerte de familiares o mascotas. Puede suceder que dichas situaciones sean abruptas o bien, producto de un proceso de desgaste o de enfermedad, preparar y fomentar en entendimiento del suceso es fundamental.

  • Hechos repetitivos. Insultos o apodos dichos durante años, situaciones recurrentes de amenazas, abandonos o cambios frecuentes, miradas de desaprobación, etc. suelen tener impacto por su repetición además de por su intensidad.

  • Despido, cierre del empleo. Mengua el auto concepto y el lugar que sentimos que tenemos en el mundo, muchas personas que se enfrentan a situaciones vinculadas a la pérdida del trabajo lo vivencian como un hecho traumático además de que puede generar estados depresivos intensos.

  • Maltrato físico o psicológico, abuso sexual.

  • Terremotos, inundaciones, entornos de violencia extrema.

Ante situaciones traumáticas, ¿cómo ayudo a mi hijo o a mí?

Estas recomendaciones aplican tanto para casos de sismo, separación, etc.

  • No esperes recuperarte o que los otros se recuperen de forma rápida, brinda tiempo para reestablecer, no retengas tu llanto si tu hijo o tú desean llorar, explica y habla acerca de tus sentimientos al expresarlos.

  • Usa tus redes de apoyo, las redes de apoyo son personas (familiares, amigos, compañeros) a quienes pueden pedir ayuda y a su vez ayudar, no te detengas y pide ayuda si la necesitas ya sea para hablar.

  • Busca ayuda de profesionales. Ya sean brigadas, psicólogos, psicoterapeutas, psiquiatras, los profesionales estamos para brindar apoyo especializado.

  • Expresa cómo te sientes y lo que piensas a través de alguna actividad creativa (por ejemplo, escribe un diario, dibuja, pinta, etc.)

  • No dejes de lado las necesidades básicas. Come de forma balanceada, procura relajarte y dormir las horas suficientes. No consumas alcohol u otras sustancias para "relajarte". Si estás desgastado físicamente o bajo el influjo de alguna sustancia, la capacidad para afrontar las situaciones disminuye y dichos estados afectan de forma negativa en el proceso de recuperación

  • Vuelve a tus rutinas: restablece la hora en la que duermes, comes, te ejercitabas, este proceso recupera la noción mental que se tiene del día a día.

  • No tomes decisiones precipitadas o rápidas: mudarte, cambiar de trabajo, iniciar una relación, son decisiones que por su importancia conllevan altos niveles de estrés y pueden ser tomadas en el ánimo de evadir la situación sin medir consecuencias.

Estrés postraumático y las repercusiones de no tratarlo.

Posterior a aun hecho traumático existe la posibilidad de desarrollar estrés postraumático el cual es un trastorno caracterizado por los siguientes elementos:

  1. Recuerdos angustiosos recurrentes, involuntarios e intrusivos del suceso.

  2. Sueños angustiosos recurrentes relacionados con el suceso, sensaciones o sentimientos asociados a éste.

  3. Reacciones en las que se siente o se actúa “como si” se repitiera el suceso.

  4. Reacciones fisiológicas intensas a factores internos o externos relacionados (sudación, aumento o baja de la presión cardiaca, temblor, orinarse)

  5. Se evita de forma intensa estímulos asociados al suceso.

  6. Esfuerzos para evitar recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos acerca del suceso.

  7. Incapacidad de recordar un aspecto importante de lo sucedido.

  8. Creencias o expectativas negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo, los demás o el mundo (p. ej., “Estoy mal,” “No puedo confiar en nadie,” “El mundo es muy peligroso,” “Tengo los nervios destrozados”).

  9. Percepción distorsionada persistente de la causa o las consecuencias del suceso que hace que el individuo se acuse a sí mismo o a los demás.

  10. Estado emocional negativo persistente (p. ej., miedo, terror, enfado, culpa o vergüenza).

  11. Disminución importante del interés o la participación en actividades significativas.

  12. Alteración importante de la alerta y reactividad asociada al suceso traumático, que comienza o empeora después del acontecimiento: (Comportamiento irritable y arrebatos de furia, comportamiento imprudente o autodestructivo, hipervigilancia, respuesta de sobresalto exagerada, problemas de concentración).

El estrés postraumático requiere un trabajo profesional en donde se analiza el trauma generado, elementos que fomentaron su aparición, así como el fomento en la expresión y entendimiento del suceso para su puesta en palabras. No dudes en buscar ayuda profesional para ti o para tu familia de requerirlo. Busca ayuda psicológica con un psicólogo infantil, psicólogo de adultos o bien psicoterapeutas o psiquiatras que cuenten con experiencia en el trabajo de este tipo de casos. Recuerda que los psicólogos estamos para apoyarte.

 
 
 
  • 13 nov 2017
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 8 mar 2020


podemos ser amigos de nuestros hijos

Varios padres y madres de familia han llegado a preguntarme en el transcurso de tratamientos infantiles y conferencias que suelen indicar a sus hijos que son sus "amigos" para que les tengan la suficiente confianza y que tengan apertura para hablar con ellos, conocer sus opiniones, sentimientos, experiencias y conflictivos, es decir, que el niño les platique todo (malo y bueno) de sus vivencias en el día a día.

Sin embargo hay opiniones encontradas acerca de si este "método" o forma de tratar a los niños y adolescentes da buenos resultados o es un error, algunos padres comentan que eso les permite acercarse a sus hijos, para otros ha conllevado graves conflictos o incluso amenazas de parte de sus hijos al ponerles reglas o indicarles que serán reprendidos por sus acciones, entonces ¿es correcto o viable manejarnos como "amigos" de nuestros hijos?

La diferencia entre cercanía afectiva y "amistad"

Considero que existen 2 conceptos necesarios de entender para responder mi pregunta anterior y es la diferencia que existe entre ser cercanos afectivamente y ser "amigos" de nuestros hijos, y es que la amistad regularmente se lleva a cabo entre iguales (no necesariamente con respecto a edad o experiencia), sino iguales en circunstancias, personas que no tienen control sobre lo que el niño y adolescente puede o no hacer.

La cercanía afectiva sin embargo, es aquella que posibilita y permite generar lazos no solo de amistad, también de amor, con iguales o con figuras de autoridad. La cercanía afectiva es enseñar al niño y al adolescente a que es digno de ser amado y respetado, que debe cuidarse a sí mismo y empatizar con los demás.

La cercanía afectiva implica pues tratar de comprender, entender y escuchar y es el previo a la amistad, enseñando a empatizar, a manejar los límites cuando algo es bueno para nosotros o no, a tolerar y a respetar las diferencias, pero sobre todo, a protegerse al visualizarse como alguien valioso e importante, las primeras figuras, y las más fundamentales para tener cercanía afectiva son nuestros padres, pues es a partir de este referente que el niño entenderá el mundo y todo lo que sucede en él.

Considero que lo que desean hacer los padres no es ser "amigos" de sus hijos, sino ser cercanos a nivel afectivo con ellos y en su momento la expresión de ese deseo se indicó con un "Yo quiero ser tu amigo", "No me veas como tu papá sino como un amigo", "Cuéntame como si fuera tu amigo".

Creo que aunque podríamos pensar que lo que cuenta es la intención y no la palabra, el problema deviene cuando el concepto que tienen de amistad nuestros hijos no es compatible o incluso se contrapone con nuestro rol de padres haciendo que incluso lleguen a decirnos ¡Si me vas a regañar o a decir algo no vuelvo a platicarte nada!, ¡No quiero hablar con mi mamá, quiero hablar con mi amiga! Situaciones que, de suceder, nos deja en un estado de angustia, estrés y frustración altísimo porque, obviamente queremos saber de ellos y que platiquen con nosotros.

Pero ¡Ojo! Porque por muy bien intencionados que podamos visualizarnos como padres, eso no necesariamente refleja cercanía afectiva sino talvez una intensa necesidad de supervisarlos, vigilarlos, "confesarlos” para nosotros tomar cartas en el asunto, indicarles como contestar, como actuar, como vivir, y eso no es cercanía afectiva, más bien suena a la manifestación de conflictos míos, pensamientos, miedos propios que revivo al ver a mi hijo enfrentarse al mundo real, y de ser así, obviamente necesito resolverlo, entender por qué tengo esta fuerte necesidad de ser "aceptado" por mi hijo, a tal punto que puedo verme tentado a no ponerle ninguna regla o límite con tal de que me siga platicando de su vida, "como si fuera un amigo".

Entonces ¿Es bueno o no?, y la respuesta es depende. Depende de mí motivación, de si mi intención genera más conflictos o estados de tranquilidad, y si mi postura como "amigo" de mi hijo le genera conflicto a mi pareja (que puede terminar siendo el malo o la mala del cuento al tener que si poner reglas o solo enterarse de la vida de su hijo a través nuestro), o bien, que evidentemente le genera conflicto a mi hijo, al retarnos, no respetar las reglas y amenazarlos cuando le indicamos que debe de protegerse o respetar a los demás.

La cercanía afectiva que debemos de proporcionar como padres va acompañada de palabras y hechos, de reglas y consecuencias que permitirán a nuestro hijo saber que cuenta con nosotros, que lo amamos y respetamos, que le daremos su espacio y que lo apoyaremos cuando se sienta triste, desvalido o acosado, y eso no sucede solo con "confesarlos", sino con hechos que nos ven hacer y palabras que habremos de decirles.

 
 
 

Actualizado: 7 mar 2023


con mi hijo adolescente, protejo o invado

Existe un eterno tema sobre la mesa con respecto a las técnicas para la crianza y disciplina con hijos adolescentes, y es ¿hasta qué punto estoy invadiendo la intimidad del adolescente cuando busco su seguridad?

Para eso quisiera comentar 5 puntos muy importantes para ser tomados en cuenta cuando buscamos supervisar y proteger a nuestros adolescentes:

  1. Límites saludables en la red. Papás de hijos adolescentes, las redes sociales, páginas de internet, videojuegos y programas de TV tienen límite de edad por una razón, y éste se fija si existe contenido sexual y/o violento, consumo de drogas, acoso, etc. dentro de lo que parece en la pantalla y esto una cuestión real. Asesórate con un experto sobre los filtros de edad, revisa tu historial de búsquedas, juega con el adolescente sus videojuegos, ve con ellos de vez cuando sus programas favoritos, etc. y permite que te comenten que piensan o que les gusta de ellos.

  2. No “espíes”, habla directamente con ellos. Uno de los temas que a muchos papás saca de quicio es la tendencia que el adolescente tiene a ser hermético y no poder hablar con él o ella más de 2 palabras seguidas y es por eso que se implementan "prácticas" como esculcar cajones, revisar lo que publica en Facebook, preguntar a sus amigos, etc. ¿Tienes dudas si sufre de acoso escolar o está saliendo con alguien que consideras puede hacerle daño? Confronta la situación, habla con tu hijo adolescente sobre el tema que te preocupa comentando tus miedos y tu frustración, dile lo que has visto de su comportamiento que te llama la atención, brinda la información, y si consideras necesario o lo que encontraste no sabes cómo interpretarlo o que tantas implicaciones puede tener, llévalos con un especialista.

  3. Asegúrate en donde están. La etapa adolescente es la etapa de transición entre un esquema de disciplina infantil y la adustez y es precisamente en este momento en donde el adolescente aprende a moverse por sí mismo, tener más actividades en solitario o con sus amigos, fiestas, etc. y por lo mismo importante que sepas en dónde está tu adolescente y con quién. No implica que los acompañes todo el tiempo o que no los dejes salir a ningún lado, pero si pide que te llamen cuando lleguen a algún lugar, fomenta la convivencia para conocer a sus amigos (es fundamental para su desarrollo como adolescente), ve por ellos de manera aleatoria para comprobar que están en donde te indicaron, solicítales que te manden su ubicación por el celular, etc. recuerda que es importante que les indiques previamente lo que harás y porqué lo harás.

  4. Si ya lo “cachaste”, mantén la calma. El manejo de la disciplina con hijos adolescentes es complejo, los adolescentes tienden a negociar, responden y expresan sus emociones con irritabilidad o enojo, sin embargo, si ha violado un acuerdo o regla, tu adolescente tendrá que cumplir la consecuencia, pero es prioritario que durante la consecuencia no le grites, insultes o golpees pues esto solo lo alejará de ti. Manifiéstale tu enojo de manera tranquila pero firme y explícale lo que piensas. Trata de llegar a soluciones en donde ambos salgan beneficiados para la siguiente ocasión (la hora de llegada se extiende una hora, pero me hablarás 1 vez en ese lapso de tiempo, etc.) pero no dejes de hacer cumplir la consecuencia, ¿llegó tarde? No lo dejes salir a la siguiente fiesta procurando no poner castigos de larga duración.

Focos rojos de atención urgente. Drogas, actividad sexual entre menores de edad, trastornos alimenticios, problemas con las autoridades (escolares o públicas), depresión e inseguridad extrema son situaciones de emergencia y necesitas pedir la interconsulta con un psicólogo o psicoterapeuta especialista en adolescente. Nada es más importante que la seguridad física y emocional de tu hijo, no dudes en asesorarte con médicos y psicólogos profesionales en las áreas en las que tu hijo (a) necesita ser atendido. Si su vida está en riesgo, la prioridad es su seguridad y debes de hacer todo lo que está en tus manos para que recupere sus valores y estabilidad para que tenga una vida plena y en bienestar.


 
 
 
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