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Artículos sobre Ayuda Psicológica

Actualizado: 7 sept 2019


¡Vaya pregunta! Pero es algo frecuente que los padres observen en otros niños conductas distintas a las de sus hijos. ¿Por qué sucede esto?, ¿cada niño tiene su tiempo y forma de madurar?, ¿es algo esperado?

Sucede frecuente porque como padres nos enfrentamos a cierta competitividad (influenciada por el entorno y por las propias expectativas que me impongo como padre) que tiendo a comparar a mi hijo con el desarrollo de otros. En momentos esta comparativa puede ayudar a tener un referente externo del desarrollo de un niño de cierta edad, e incluso en las escuelas surgen ciertos "requerimientos" de maduración para permitir que un niño ingrese o no a un plantel. Con esto se busca tener ciertos bordes sobre lo esperado y lo no esperado en los niños aunque existen ciertas escuelas que apresuran dicha maduración, aunque ese es un tema que da para otro momento.

Hablamos aquí de aquellos casos en los que mi hijo tiene ciertas conductas "inmaduras" que le impiden desenvolverse como un niño de su edad, que lo limitan en su interacción con otros niños o incluso que "regresa" a hacer cosas que antes no hacía y yo no sé por qué.


Decimos que "regresa" porque hablando de la infancia esta es una forma de protegerse muy común. No es algo que los niños planeen para hacerle la vida imposible a los padres, es un mecanismo de defensa en el que ante situaciones que les parecen difíciles de afrontar los niños suelen volver a etapas anteriores donde tenían más cerca a sus padres. Como si de una forma interna el niño buscara más cercanía de los adultos a su alrededor para poder afrontar dicha situación complicada. Por ejemplo, nos podemos topar con niños que ya articulaban frases al hablar pero que ante el nacimiento de un hermanito vuelven a hablar como bebés, o quienes podían hacer ciertas actividades solos como recoger sus juguetes o su plato después de comer pero que ante algún cambio drástico en casa se vuelven más "berrinchudos" como lo eran tiempo atrás. Esto sucede precisamente por dichos cambios y más si no hubo una preparación adecuada para los mismos.

Otros ejemplos de conductas de este tipo que podemos ver en casa son las siguientes:

  • Orinarse en la cama

  • Defecar en los pantalones o cualquier lugar fuera del baño

  • Dejar de hablar

  • Volver a chuparse el dedo

  • Pedir que se tome en biberón de nuevo

  • Querer regresar a dormir en cama de los padres

¿Qué otras situaciones pueden desencadenarlo?

  • Muerte de algún familiar cercano (padres, hermanos, abuelos),

  • Separación o divorcio de los padres

  • Cambio de escuela o casa

  • El nacimiento de un nuevo hermanito (a)

  • Algún desastre natural que puede ser vivido como traumático.

  • Conflictos en la dinámica familiar o escolar

El que sucedan estas situaciones en los niños de manera frecuente no quiere decir que deban de dejarse pasar, en muchas de las situaciones puede ser el inicio de una bola de nieve que podría ir creciendo, además que estas situaciones señalan una problemática emocional en los niños en donde es necesaria una intervención.

Éste es uno de los motivos principales de consulta en niños, los padres se pueden encontrar cansados de esta situación que han intentado de todo para que las cosas cambien sin lograr el objetivo. Lo más indicado es abrir al diálogo con un terapeuta especializado en el trabajo infantil para encontrar las recomendaciones más adecuadas para trabajar en casa su mi hijo, y en consulta el poder acompañar al infante en este afrontamiento que se le presenta.

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Actualizado: 7 sept 2019



La mirada, la sonrisa y el poder decir "no" reflejan el autoestima de tu hijo.

Una preocupación frecuente en la paternidad actual es el desarrollo saludable del autoestima en los hijos. ¿Cómo aumento su autoestima? ¿Qué de lo que yo hago daña su autoestima?¿Por qué mi hijo no puede defenderse en la escuela? Estas y más preguntas al rededor del tema del autoestima infantil son planteadas por padres que llevan a sus hijos a consulta y en este artículo hablaremos de algunos de los factores necesarios en el desarrollo infantil para el desarrollo de una autoestima saludable. El primer factor es el vínculo de apego con el cuidador primario, es decir, la persona que mayormente cuida al bebé, su madre, su abuela, su padre. Actualmente es común que el cuidador primario sea alguien distinto a la madre y es por eso que han surgido dudas respecto, sin embargo, el bebé desarrollará ese vínculo con la persona que lo alimente, lo cuida, lo calme, e incluso satisfaga sus necesidades afectivas. ¿Imaginas cómo un vinculo donde no se cubrieron las necesidades básicas de una manera adecuada puede afectar? Solemos replicar estas primeras relaciones en las posteriores y es importante evaluar la manera en la que interactuamos para aprender a desarrollarnos mejor. Un ejemplo claro de este factor es cuando como padres solemos ser muy "nerviosos" o "preocupones" y ese afecto afecta la seguridad de nuestro hijo y como consecuencia su autoestima. Otro factor importante es el desarrollo de la autonomía en las primeras etapas. Algo que les comento a los padres cuando no saben qué responsabilidades deben asignarles a sus hijos es "Si él ya puede hacerlo, que lo haga", es decir, si su desarrollo motor, cognitivo, le permiten que ya pueda lavarse los dientes solito, hay que ayudarle y alentarlo a que lo haga por su cuenta y tratar se modelar la manera de hacerlo hasta que pueda realizarlo correctamente en lugar de hacerlo por él. Si ya puede levantar su plato, si puede tender su cama, si puede recoger sus juguetes, que lo haga. Esto permite un desarrollo de su independencia de manera responsable y por lo tanto un autoestima saludable. El siguiente factor podrá ser muy interesante para todos aquellos padres que suelen darle el celular o la tablet a niños menores de 6 años. Los niños necesitan jugar con su imaginación. La mayoría de los juegos y videos que ponen reproducen en los aparatos electrónicos requieren únicamente observar, como manera de interactuar, en otras ocasiones es seguir un patrón de instrucciones o pasos y poco tratan de tomar el guión del juego. La imaginación es una habilidad que tiene que desarrollarse y que se puede atrofiar, los niños no pueden expresar sus pensamientos y emociones como lo hacemos los adultos y en el juego libre tienen la oportunidad de resolver situaciones que les causan emociones difíciles de procesar. Estos tres puntos que abordamos el día de hoy son indispensables para el desarrollo del autoestima en niños. Podremos darles muchos juguetes y premios, salidas y el mejor colegio de la ciudad, pero si no tienen estas tres cosas, los niños no podrán desarrollar un autoestima saludable durante sus primeras etapas de desarrollo.

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Actualizado: 8 mar 2020



El Machismo: máscara de inseguridad y desconsuelo

En una sociedad que poco a poco ha cuestionado los estereotipos tanto del hombre como de la mujer resalta al machismo como insostenible siendo una lápida pesada para cualquier hombre o persona que busque mantenerla ya que el machismo es un espejismo inalcanzable que deja al descubierto una masculinidad frágil y una fisura importante en la salud mental de muchos hombres.

Debido al machismo, el hombre se ha perdido de momentos gratificantes en diferentes lugares, desde el ejercer como padre presente y amante, hasta como hermano o amigo comprensivo y afectivo. También en el aspecto sentimental de pareja, cómo reconocer y disfrutar el crecimiento personal y laboral de su compañera. El machismo ha impuesto alcanzar un valor personal como hombre a través de la demostración de fuerza, valentía y capacidad para ejercer el control sobre los otros y de cualquier situación. Sin embargo, ¿este nivel es posible de alcanzar? La respuesta es no.


El machismo: máscara de inseguridad y desconsuelo

Esta meta irrealizable ubica al hombre en dos polos dentro del machismo: uno al extremo de la violencia y el otro, a quien lo sufre al ser un objetivo inalcanzable, que al final de cuentas demuestra la vulnerabilidad del hombre y del macho. Un ejemplo de ello se puede observar en el "piropo callejero" (agresiones verbales hacia la mujer), donde se presenta la escena en la que se necesita del grupo para reafirmar un supuesto poder sobre las mujeres. Pero habría que preguntarse por qué la necesidad del grupo, pareciera que el acto no solo es dirigido hacia las mujeres, sino también a la mirada de la manada, mirada que reafirma y que encubre una enorme inseguridad y sensación de soledad, como diciendo "tal vez no somos machos, pero sí muchos".

En otro polo, el machismo aparece como un gigante voraz, como un padre al cual no se le puede fallar y en consecuencia produce tristeza, siendo una losa difícil de cargar. El detalle radica en que el machismo, no tolera la menor falta hacia ello y ante cualquier frustración o incumplimiento de lo dictado por lo que culturalmente “debe de ser un varón”, aparece la sensación de no ser "suficientemente hombre" o de insatisfacción. Es terrible cuando se tiene que demostrar la valía por medio de la fuerza física y no se cuenta con condiciones anatómicas para ello. ¿Qué nos queda a los que no tenemos características de “macho alfa, lomo plateado”? ¿Qué nos espera para aquellos que no sabemos de mecánica? ¿Y si no practico algún deporte? ¿Qué sucede cuando no tenemos el conocimiento para arreglar descomposturas o utilizar herramientas? ¿O si no se tiene la solvencia económica para sostener a la esposa? ¿Qué pasa si no soy el líder de mi familia? ¿Cómo asumir la sensación de miedo ante los problemas, si el hombre tiene que ser valiente? ¿Y si tengo ganas de llorar?

Como podemos ver, en el machismo no solamente se pone en duda la potencia y la capacidad frente a la mujer, sino también ante la mirada de los demás hombres. No está de más decir que la mirada estructura la sujeto y sin ésta quedamos a la deriva.

Muchas pueden ser las preguntas formuladas, cuestionamientos que nos deben de orientar a replantearnos nuevas formas de masculinidad, donde se busque crear nuevos lugares para el hombre y darse valor de otra forma y, por ende, a todo lo diferente, ya que el machismo impide al hombre asumirse como un ser vulnerable, lo que de forma irónica genera mayor fragilidad dado que obliga al macho a quedarse sólo frente al conflicto y mudo ante la tristeza.

Si por alguna razón nos hemos identificado con alguna de las preguntas o ejemplos antes mencionados, es momento de acudir a psicoterapia (por no decir que es urgente) para reconstruir la autoimagen, la estima y encontrar los roles de los que se puede obtener satisfacción y orgullo al llevarlos a cabo.

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