top of page

Artículos sobre Ayuda Psicológica

Actualizado: 7 sept 2019



Uno de los principales motivos de consulta actuales, tanto de niños, adolescentes y adultos es la ansiedad. En ocasiones es difícil distinguirla debido a que se puede manifestar tanto con síntomas emocionales como con físicos y cognitivos, por eso se puede confundir con depresión o después de un periodo largo de padecer ansiedad comienza a afectarnos en nuestra vida de una manera tan importante que se puede presentar un cuadro depresivo.

En este artículo se revisarán algunas de los hábitos que aumentan o mantienen la ansiedad: 1. Sobreexigencia. Tener metas personales o expectativas exageradamente altas es uno de las características que comparten muchas de las personas que han padecido ansiedad. El típico "Si no vas a hacer algo bien mejor no lo hagas", es una frase que describe la sobreexigencia. Ésta se convierte en un problema cuando en lugar de ayudarme a visualizar mi objetivo me hace castigarme, regañarme, criticarme, juzgarme cuando no alcanzo esas metas. Cuando tenemos expectativas muy altas es muy poco probable que constantemente no se alcancen y de esta manera experimentamos sensación de fracaso en repetidas ocasiones. 2. Dificultad para identificar y expresar emociones. Saber lo que me gusta y no me gusta, saber cuáles son mis reacciones es algo que puede evitar la ansiedad, en el caso opuesto, si no lo sé o no lo tengo claro es menos probable que pueda expresar mi sentir por lo que pocas veces puedo poner límites o comunicarme con los demás para poder satisfacer mis necesidades. Poder decir eso me gusta o no, necesito esto o ya no es una manera de prevenir situaciones de tensión constantes que me provoquen ansiedad. 3. Ser aprehensivo. La dificultad para soltar situaciones o emociones, el ser muy preocupón o nervioso es una manera de ser aprehensivo. Este hábito promueve de manera importante episodios repetidos de ansiedad en nuestra vida. Algo que nos puede ayudar con este hábito es pensar ¿esto que me preocupa, tiene solución?¿Puedo hacer algo? ¿La solución depende de mí? Las respuestas a estas preguntas me guían a una mejor resolución de problemas, esto disminuye los asuntos inconclusos que nos roban espacio mental y emocional y por consecuencia, la ansiedad. 4. Ser perfeccionista. "Tengo que estar revisando algo constantemente hasta que me sienta satisfecho", si te identificaste con esta frase, probablemente seas alguien perfeccionista, lo cual se vuelve un mal hábito cuando dejo de hacer cosas importantes en mi vida, cuando no me puedo adaptar a las exigencias del medio por cumplir esas obsesiones. 5. No descansar adecuadamente. Siempre antes de un ataque de ansiedad o de pánico, no se descansó correctamente. Si no puede poner límites a la actividad tanto física como pensamientos o delimitar espacios de descanso es una mala señal de autocuidado y salud mental. Este hábito es el primero de todos los puntos que se tienen que modificar. Reorganizar la vida de una manera más funcional cada determinado tiempo nos ayuda a prevenir situaciones crónicas de malestar emocional. si identificas alguna de estas situaciones en tu vida, es momento de buscar a un especialista en psicoterapia que te ayude a manejarlo de una mejor manera.

198 visualizaciones0 comentarios

Actualizado: 7 sept 2019


Un cuestionamiento común en la consulta con adultos es precisamente si los psicólogos damos consejos. A veces se parte de una pregunta en particular, aunque en otras ocasiones de muchas dudas juntas.


¿Por qué los psicólogos no damos consejos?

Partiremos desde el punto de que existen muchas corrientes en psicología con sus respectivas variables en la forma de intervención. Y cabe aclarar que explicaremos lo siguiente desde el punto de vista psicoanalítico, una de las corrientes de toda esta variedad.

Precisamente el psicoanálisis trabaja con la subjetividad, lo cual se refiere a aquello que es propio para cada sujeto, es decir, si pensamos en la lógica de los consejos, lo que para una persona le sirve, probablemente para otra no. Ya que cada uno de nosotros tenemos circunstancias y formas de pensar distintas.

Recordando los ejemplos que vemos en consulta, es recurrente observar a personas que les dificulta tomar decisiones y viéndolo así no es azaroso que busque un consejo en su propio espacio. Si nosotros como terapeutas psicoanalíticos les decimos qué hacer realmente no estaríamos ayudando a que la persona pueda salir de su problema; distinto el sugerir que el sujeto pueda identificar aquellos elementos que le dificultan tomar una decisión, si sabe a consciencia lo que desea, si le sucede en distintos lugares o sólo en uno en particular, cuáles son sus obstáculos de lograr lo que quiere, etc. Ya que partiendo desde nuestra forma de intervención, buscamos el atender al problema "desde raíz".

El psicoanálisis busca en la historia de cada sujeto aquellos elementos que lo han ido constituyendo: sus personas importantes, sus situaciones complicadas, la forma en la que viven sus emociones, lo que piensa, imagina, sueña, aquello que no pueden decirle a nadie más, y un amplio número de vivencias. Teniendo la fotografía completa de cada individuo, mejor podemos entenderlo y acompañarlo en sus decisiones.

Pero entonces, ¿cómo trabaja un terapeuta psicoanalítico? La respuesta es sencilla: abriendo preguntas en cada persona. Haciendo una investigación sobre lo antes mencionado para poner las cosas sobre la mesa. Acompañando al sujeto en esa toma de decisiones, incluso la terapia se convierte en aquel lugar en el que el paciente puede recurrir a hablar de todo aquello que no puede decirle a nadie más: los terapeutas nos volvemos en cómplices y testigos de una vida. Un espacio en el que no importa lo que hagas o decidas, puedes tener unos oídos que te escuchan sin juzgar.

Y esto nos vuelve al punto que nos ocupa: si nosotros damos consejos a los pacientes, no habría mucha diferencia entre los consejos que da un amigo o un vecino bien intencionado.... entonces la terapia no tendría ningún sentido.

Cabe aclarar que hay ciertas circunstancias en donde, aún conservando el enfoque psicoanalítico, la intervención se modifica para cada sujeto en particular. Por ejemplo en aquellos casos en los que la persona se encuentra en una crisis como la pérdida de trabajo, muerte de un ser querido, algún desastre natural, crisis económica, etc. La reflexión profunda en sí no resultaría de gran ayuda. En primer instancia lo importante es que el sujeto pueda restablecerse, y desde ahí, nuestra intervención debe de ser más dirigida o concreta, que tampoco significa decidir por él, aunque sí el estar más cercanos a la persona y en los cambios que enfrenta.

Desde el psicoanálisis le apostamos a que los sujetos decidan desde aquello que les hace sentido, que puedan tomar responsabilidad de su vida y sus acciones de una forma cada vez más consciente. Como dejar de caminar a ciegas, saliendo de estas frases "no sé por qué siempre me pasa lo mismo", "no sé por qué todas mis relaciones de pareja son iguales", "quién sabe por qué no puedo tener un trabajo en el que me sienta feliz", y poder entender desde raíz el por qué, para poder darle un rumbo distinto a nuestras vidas.

26 visualizaciones0 comentarios

Actualizado: 7 mar 2023



que hacer si estoy triste

Cuando alguien muere, cuando acabas de terminar una relación de pareja, cuando tienes discusiones con tu familia, pareja o compañeros, cuando fuiste despedido o tu trabajo no era lo que esperabas, cuando llegas a una nueva ciudad y aún no tienes personas cercanas con las cuales salir o convivir, cuando las cosas que hacías dejan de tener el sentido que inicialmente tenían, todas estas situaciones y muchas otras pueden hacerte sentir triste, desilusionado o desmotivado, sin embargo, ¿es malo sentirse triste?

En los últimos años, pareciera que en conjunto de esta epidemia de frustración, depresión e irritabilidad que nos embarga como sociedad a nivel global existe una penalización, una connotación negativa ante la tristeza (especialmente), llegando incluso a hablarse que aquel que no se divierte, que no es extrovertido, que no se siente feliz debe de tener algo malo con él o ella.

Pero la realidad de la vida es muy diferente, actualmente existe una desmedida preocupación por la búsqueda de ser feliz (!todo el tiempo!) y de evitarle el dolor o incluso negar que algo pueda generar dolor y sufrimiento al otro o a nosotros mismo. Pero la vida trae dolor, trae pérdidas y tristeza, se espera que ciertas situaciones de nuestra vida nos generen tristeza, que tengamos un periodo para recuperarnos de estas pérdidas y que eventualmente ese dolor que sentimos disminuya lo suficiente para volver a movernos, cambiar, aprender, entender y continuar.

Actualmente existe una confusión con respecto al manejo y entendimiento de la tristeza pues está siendo "patologizada" es decir, visualizada como algo anormal, es por eso que te planteo 3 puntos para poder entender como entender tu tristeza, actividades para y saber, cuando necesitas ayuda:

1. Estar triste no es una enfermedad ni es un trastorno. La tristeza tiene una función en la vida anímica, es la emoción que sentimos ante el dolor o la pérdida, sirve para tener momentos a solas y recuperarnos, pensar y reflexionar. No es malo estar triste, sin embargo implica sentir dolor, afrontarlo, tratar de entender lo que pasó y aunque habrá situaciones (como el abuso, la violencia o la muerte) de las cuales quedarán huellas, la idea es que sean eso, huellas que permanezcan con nosotros sin tanto dolor, pero para llegar a ese punto, hay que afrontarlo primero.

2. Analiza porqué te sientes así y desde cuando. La diferencia entre depresión y tristeza se establece primordialmente con 2 cosas,

a. Intensidad de la sensación, no es lo mismo sentirse triste a tener pensamientos recurrentes de querer morir o que la vida no tiene sentido, así como no es lo mismo no poder disfrutar de nada de lo que antes me hacía feliz a sentir a sentirme desmotivado con lo he venido haciendo hasta ahora, evalúa la intensidad de lo que sientes y piensas.

b. La duración, sin embargo considero que esto es necesario tratarlo caso por caso porque implicaría definir un tiempo en que nos tardaríamos para recuperarnos de la muerte, una ruptura o divorcio, o de la pérdida de nuestro sentido de vida, sinceramente considero que esto, lo referente al tiempo es algo muy engañoso y hay que tratarlo con cuidado y de forma íntima y persona. No importa si la situación está durando horas, días, meses o años, si sientes que estás en riesgo, que sientes que no puedes recuperarte, no te detengas y busca ayuda de inmediato.

3. Actividades para regresar a ti mismo y continuar. Retoma lo que anteriormente te hacía sentir motivado y en bienestar, pero sobre todo, intenta cosas nuevas, date tiempo para pensar y sentir, no retengas tus sentimientos (llora, habla acerca de lo que te molesta), no te apresures y no trates de evadir la tristeza (irte de fiesta todo los días o inmediatamente buscar a otra persona o asumir que estás durmiendo 12 hrs. seguidas porque tienes sueños es evadir). Al principio será difícil y sentir que te esfuerzas, pero aprender y buscar cosas que te motiven y te gusten ayudarán a retomarte a ti mismo.

4. No tengas miedo de pedir ayuda. Sea lo que sea que sientas, tristeza, irritabilidad y frustración, si sientes que necesitas hablar con alguien, busca apoyo con tus amigos, compañeros o familia, si no te sientes cómodo compartiendo lo que piensas o lo que estás sintiendo con alguien que conozcas busca ayuda profesional, pedir ayuda es reconocer que lo que sentimos es intenso y complicado de manejar, la idea de asistir a atención psicológico o psicoterapia es conocerte mejor, entender las fuentes de lo que pasa para poder hacer algo al respecto.

69 visualizaciones0 comentarios
bottom of page