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Artículos sobre Ayuda Psicológica

Actualizado: 7 sept 2019



me siento solo estando acompañado

¿Te ha pasado? Te encuentras en una reunión con amigos o familia y sientes que el tiempo pasa lento, no te sientes involucrado en la conversación, como alejado de ellos, en fin, el sentirse solo a pesar de estar rodeado de personas.

Esta es una sensación que sucede de manera regular, más cuando la persona que la vive se encuentra en un periodo complicado donde en momentos busca estar precisamente apartado de los demás, y otros donde busca la compañía; es un vaivén de emociones muchas veces sin explicación aparente donde el sujeto se siente atrapado.

¿A qué se puede deber? Esto dependerá, como comúnmente vemos en consulta, a la situación de cada persona, sin embargo, muchas de las veces se relaciona con momentos de transición importantes donde el sujeto se cuestiona sobre su vida: lo que hace, si es feliz, si ha logrado lo que se propone, está en el lugar y con las personas indicadas, etcétera. Como comúnmente se le puede decir a la famosa "crisis existencial".

Y aclaremos algo, estas palabras se dicen sencillo, pero no lo son. Las crisis de este tipo se dan en momentos donde existen cambios, donde lo cotidiano que hemos estado viviendo se trastoca por situaciones que a veces no esperamos. Estos cambios pueden involucrar un crecimiento como el cambio de trabajo, de residencia, formar una familia, matrimonio, etcétera, sin embargo hay circunstancias que involucran cambios difíciles como la muerte de un ser querido, término de una relación, problemas de dinero, o de trabajo. Éstos son momentos donde la persona se pregunta sobre el punto en el que se encuentra y comienza a mirar hacia adentro de sí mismo.

El sentirse solos estando acompañados puede suceder cuando la persona se encuentra reflexionando sobre todo esto y las opciones que tiene para ser feliz, y este pasaje es importante vivirlo en momentos de soledad también sin llegar a un aislamiento. Son temas difíciles de hablar con quienes nos rodean pero, si miramos bien, tal vez exista alguien que esté dispuesto a escucharnos y acompañarnos en nuestras dudas. ¡Qué satisfactorio es encontrarse con alguien con quien hablar de nuestros miedos y demonios! Esa es una forma de no sentirnos tan solos.

¿Qué hacer? Mirar hacia dentro y reflexionar sobre lo que deseamos. Nunca es tarde para hacernos esa pregunta. ¿Qué quiero hacer ahora?, ¿Lo tengo claro? Si no me siento a gusto donde estoy, ¿Qué puedo hacer para cambiar?, ¿Debo moverme de lugar?, lo que estoy haciendo, ¿lo hago porque quiero o por complacer a alguien más?

Las respuestas a estas preguntas siempre están dentro de nosotros, compartirlas con alguien nos permite "rebotar" ideas, sin embargo, encontrar la llave que me permita abrir puertas es elemental para de estas "crisis existenciales" poder salir en su tiempo y de la mejor manera posible.

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Actualizado: 7 sept 2019


A lo largo de nuestra vida en más de una ocasión nos ha tocado despedirnos de alguien, ya sea una ruptura amorosa, un ser querido que fallezca, un grupo que se gradúa, amigos que se mudan o algún otro.

Es un proceso muy doloroso para algunos y muy natural para otras personas, pero ¿qué hace la diferencia? ¿Por qué para algunas personas cuesta tanto decir adiós?


como manejar la muerte de un familiar

En este mundo y en esta vida todo tiene un principio y un fin, y eso es un hecho que no podemos cambiar. La cultura mexicana nos ha enseñado que cuando nos despedimos debe ser algo sumamente desastroso, sufrible, doloroso y triste. Como cuando acudimos a un velorio, asumimos que la persona a quien le vamos a dar el pésame se encuentra devastada y deprimida, en ocasiones si no ven que los seres queridos sufren y lloran amargamente en el velorio se tacha de que están en etapa de negación o que no tenían una relación tan cercana. En otras cuestiones, como rupturas amorosas, se nos enseña que alguno de los dos debe ser el villano y el otro la víctima, que alguno falló o que hubo una tercera persona de por medio.

No tiene por qué ser así. Las despedidas siempre han ocurrido, ocurren y no dejarán de presentarse en nuestra vida y una buena manera de sobrellevarla sin morir en el intento es aprender a cerrar ciclos de una manera saludable.

Existen muchos tipos de finales, los que son provocados por la situación (como una muerte o mudanza), las que son decisión de alguna persona (despidos, renuncias), las que son decisión de todo los involucrados (divorcios). Una vez que tenemos frente a nosotros la separación ya no hay vuelta atrás, es algo que está sucediendo. Si se trata de algo que no depende de ti, no vale la pena querer cambiar las cosas.

Si eres tú quien decide decir adiós, ya sea porque esa persona ya no representa para ti lo mismo que antes: te ha fallado, han tomado distintos caminos en la vida o consideras que es mejor que ya no forme parte de tu entorno. Ya sea una pareja, un compañero, o una persona que compartió situaciones contigo o estuvo cerca de ti en algún área: llegó el momento de decirse adiós.

El hecho de que tú decidas decir adiós o no puedas hacer nada para evitarlo, no significa que no vayas a vivir un duelo. Es natural que al despedirnos de alguien nos sintamos tristes, melancólicos y hasta nostálgicos pues ya nos acostumbramos a contar con la persona, a su tono de voz, a su presencia, y ahora se va a percibir cierto vacío pero esto nos ayudará a avanzar y crecer.

Una manera de decir adiós es valorar lo que esa persona aportó a tu vida agradecer lo que se dio y lo que no se dio, lo que recibiste y lo que hizo falta, pedir perdón por los errores y las faltas porque todo eso formó parte de la relación. Evitar reproches y reclamos es una buena idea, pues no lleva a nada ya que se ha terminado ni te va a hacer sentir mejor y mucho menos a la otra persona. Tratemos de salir lo menos maltratados posible. Después de eso y de escuchar lo que la otra persona tiene que decir (de lo cual tomamos lo que nosotros creamos que nos sirve para crecer) lo mejor es vivir el duelo, dejarlo pasar y convivir con la tristeza. Eso no quiere decir que nos vamos a tumbar en el sillón por días sino que no vamos a negar que estemos tristes y que nos duele la separación. También es buena idea enfocarnos en el presente y en las actividades que disfrutamos, así como acompañarnos de nuestros seres queridos.

No es malo decir adiós, no es malo despedirse ni cerrar ciclos, es algo natural. Si lo vivimos con aceptación evitaremos mucho sufrimiento. Imagínense dejar todos estos ciclos abiertos, despedida, tras despedida, tras despedida, y ninguna sin culminar, no estaría chido ser una persona con rencor, dolor o miedo eterno. El tiempo por sí solo no sana las heridas y cada quien tendrá su manera de afrontarlo pero si crees necesitar ayuda en un duelo complicado, es mejor acudir a un especialista.

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Actualizado: 7 sept 2019



Buscando la felicidad

"Yo solo quiero que mi hijo sea feliz", "Me dicen que tengo todo para ser feliz, que no debería de quejarme", "Yo debería de ser feliz con esto, es lo que siempre busqué y ahora que lo tengo no me siento igual", "Quiero encontrar una pareja y por fin ser feliz", "Si todo hubiera sido diferente podría ser feliz". Estas son solo algunas de las frases - angustiasteis y persecutorias - que he escucha en el transcurso de mi trabajo tanto con niños, adolescentes y adultos.

Hace algunas décadas se popularizó una visualización del cómo debiera ser la vida si se alcanzaba el éxito, el amor, el desarrollo personal o laboral, la estabilidad económica, la pareja "indicada", etc. estableciendo que una vez que se alcanzara la "cima de la montaña" de la vida, podría llegarse a un estado de felicidad y de plenitud constante, era una meta.

Sin embargo, la intención de este texto es cuestionar y repensar, ¿es una meta?, ¿existe este estado de absoluta comodidad y felicidad?

La búsqueda de esta clase de felicidad es extremadamente tramposa y peligrosa, e indirectamente lleva a lo contrario, sensación de vacío, incomprensión, aislamiento, duda. Y es que la felicidad no es una sensación totalitaria e irrestricta, única e imperecedera. La felicidad son momentos que se encuentran inmersos en la vida en sí, brindándole tonalidad y profundidad, tal cual y como lo hace la angustia, la tristeza y la agresividad.

Evitar las emociones y experiencias que nos vida la vida y por ende visualizando el conflicto o el cambio como "problemas" o "incomodidades" colocan una máscara donde nos escondemos de nosotros mismos, de lo que sentimos y verdaderamente pensamos, llevándonos a lugares en donde nos sentimos solos, vacíos, sin sentido de vida.

Si podemos asumir ésta condición efímera de la felicidad, ésta “naturaleza” cambiante de nuestro exterior e interior - ya no como falta o exceso de algo sino simplemente como particularidad que posibilita construir los recursos para vivir - nos encontraremos felicidad no como meta, sino como parte del camino.

Es importante que redefinamos el concepto de vida, plenitud y felicidad que nos han vendido - literalmente, es uno de los planteamientos de una sociedad de consumo - para mantenerlos trabajando, cómodos y con poquísima capacidad de análisis y nula capacidad de lucha y cuestionamiento ante lo establecido social y culturalmente.

Considero que con lo que debemos de comenzar es no confundir la felicidad con la comodidad o el placer, pues definitivamente no es lo mismo, y la próxima vez que te encuentres frustrado por la realidad, por la vida, por la incomodidad piensa en la felicidad como parte del paisaje no como puerto para descender.

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