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Artículos sobre Ayuda Psicológica

  • 29 abr 2021
  • 3 Min. de lectura

Tener pareja en la modernidad es un reto.

En una ocasión una terapeuta me comentó durante una conversación acerca de relaciones de pareja, una frase que se quedó en mí de forma significativa: "no hay vínculo sin riesgo". Y es que vincularnos emocionalmente con otra persona nos expone #vulnerables, entre el rechazo, la falta de garantías reciprocas, la incertidumbre o la vergüenza, existen diferentes formas en las que la vulnerabilidad se hace presente en pareja. Mostrarse o ser vulnerable suele ser señalado como algo indeseable, algo que se pretende no sea visto por otros, a pesar de ello y de forma paradójica, es la misma vulnerabilidad la que posibilita entrar en contacto con vínculos humanos satisfactorios y significativos.


¿Será que existe algo en las personas que si otros saben o ven de ellos no los hará merecedores de un vínculo? Está idea social de la vulnerabilidad asociada a la debilidad, refuerza el pensamiento de que, para ser suficientemente buenos, la parte vulnerable necesita ser ocultada, disimulada ante los demás para ser dignos de ser vistos. Sin embargo, cuanto menos #auténticos nos relacionamos menos probabilidades tenemos de acercarnos a relaciones humanas #genuinas, por lo que para ser vistos, necesitamos dejarnos ver.



Parejas saludables y afectivamente responsables.

Al entender como inherente la parte vulnerable de nuestra persona, se puede dar paso a la #introspección para cuestionarse, ¿Qué es eso que me hace sentir vulnerable? ¿Qué significa para mí la vulnerabilidad? Para responder, se requiere de la validación y tolerancia para que el entendimiento sea hacía la comprensión, pues resultaría ilusorio tener compasión por otros si hacía adentro nos vemos con indiferencia. Verse vulnerable en pareja no sólo implica poder relacionarnos con nuestra propia vulnerabilidad, implica también permitirse escuchar y acoger la vulnerabilidad del otro. Al no vernos con honestidad, corremos el riesgo de reproducir la evitación y el rechazo que se realiza individualmente.



La expresión y sentimiento de vulnerabilidad se experimenta de distinta forma entre hombres y mujeres, las normas y expectativas de la #cultura y la distinta educación que hemos recibido por #género, influyen en su manifestación. Mientras que para los hombres la expresión de vulnerabilidad no está consentida, son aspectos como el orgullo o el #machismo los que llegan a determinar su exteriorización. Para las mujeres en cambio, aunque el sentimiento y expresión de la vulnerabilidad tampoco este permitido de forma explícita, el entendimiento es con mayor empatía y es esperado que la gestión de las emociones sea llevada por sí mismas o en compañía de otras mujeres. En los contextos de pareja, la visión de la vulnerabilidad pone de relieve estas características distintas, si en suma colocamos habilidades carentes para la comunicación, nos encontramos con estados de incomprensión que mantienen la negación de la vulnerabilidad en los vínculos de pareja.



Vulnerabilidad y vínculo en la pareja

Para transitar la vulnerabilidad es necesario entenderla como una exposición emocional, como la sensación de incertidumbre de mostrarnos sin certezas movidos por la valentía, reordenando así el sentido de la vulnerabilidad, de lo vergonzoso, lo incomodo o débil, hacía lo necesario, lo esencial para vivirnos auténticos para nosotros mismos y para los demás. El valor de renunciar al ideal de lo que debemos ser, para vernos y ser vistos como realmente somos es lo que permite verdaderas conexiones. Amarse y amar al otro como es, con la comprensión de la vulnerabilidad, constituye uno de los grandes #desafíos para las relaciones de pareja. Atender la #vulnerabilidad como la medida más precisa de valentía y consideración, nos permite dejarnos ver, nos permite creer que somos suficientes y merecedores de vínculos afectivos sanos y satisfactorios.


Sobre el autor:



Psic. Estefany Hernández

Atención a niños, adolescentes y adultos

Asociación Libre - Psicólogos en Guadalajara

  • 20 ago 2018
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept 2019



me siento solo estando acompañado

¿Te ha pasado? Te encuentras en una reunión con amigos o familia y sientes que el tiempo pasa lento, no te sientes involucrado en la conversación, como alejado de ellos, en fin, el sentirse solo a pesar de estar rodeado de personas.

Esta es una sensación que sucede de manera regular, más cuando la persona que la vive se encuentra en un periodo complicado donde en momentos busca estar precisamente apartado de los demás, y otros donde busca la compañía; es un vaivén de emociones muchas veces sin explicación aparente donde el sujeto se siente atrapado.

¿A qué se puede deber? Esto dependerá, como comúnmente vemos en consulta, a la situación de cada persona, sin embargo, muchas de las veces se relaciona con momentos de transición importantes donde el sujeto se cuestiona sobre su vida: lo que hace, si es feliz, si ha logrado lo que se propone, está en el lugar y con las personas indicadas, etcétera. Como comúnmente se le puede decir a la famosa "crisis existencial".

Y aclaremos algo, estas palabras se dicen sencillo, pero no lo son. Las crisis de este tipo se dan en momentos donde existen cambios, donde lo cotidiano que hemos estado viviendo se trastoca por situaciones que a veces no esperamos. Estos cambios pueden involucrar un crecimiento como el cambio de trabajo, de residencia, formar una familia, matrimonio, etcétera, sin embargo hay circunstancias que involucran cambios difíciles como la muerte de un ser querido, término de una relación, problemas de dinero, o de trabajo. Éstos son momentos donde la persona se pregunta sobre el punto en el que se encuentra y comienza a mirar hacia adentro de sí mismo.

El sentirse solos estando acompañados puede suceder cuando la persona se encuentra reflexionando sobre todo esto y las opciones que tiene para ser feliz, y este pasaje es importante vivirlo en momentos de soledad también sin llegar a un aislamiento. Son temas difíciles de hablar con quienes nos rodean pero, si miramos bien, tal vez exista alguien que esté dispuesto a escucharnos y acompañarnos en nuestras dudas. ¡Qué satisfactorio es encontrarse con alguien con quien hablar de nuestros miedos y demonios! Esa es una forma de no sentirnos tan solos.

¿Qué hacer? Mirar hacia dentro y reflexionar sobre lo que deseamos. Nunca es tarde para hacernos esa pregunta. ¿Qué quiero hacer ahora?, ¿Lo tengo claro? Si no me siento a gusto donde estoy, ¿Qué puedo hacer para cambiar?, ¿Debo moverme de lugar?, lo que estoy haciendo, ¿lo hago porque quiero o por complacer a alguien más?

Las respuestas a estas preguntas siempre están dentro de nosotros, compartirlas con alguien nos permite "rebotar" ideas, sin embargo, encontrar la llave que me permita abrir puertas es elemental para de estas "crisis existenciales" poder salir en su tiempo y de la mejor manera posible.

  • 4 jun 2018
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept 2019



La forma en la que nos amamos a nosotros mismos nos coloca en la posibilidad de amar a los demás, nos da una visión más clara de los lugares en los que nos colocamos frente a quienes nos rodean. Por ejemplo, si yo no me quiero ¿cómo pediré amor en quienes me rodean?, si yo no me quiero ¿cómo voy a saber cuando alguien más lo haga?

El autoestima va regulando nuestra interacción con nuestro entorno además de que ayuda a construir quiénes somos, pero ¿qué sucede durante la adolescencia si precisamente ahí es cuando gran parte de la personalidad se va consolidando? El adolescente buscará el amor en aquello que le sea familiar (igual que los adultos), por esto es importante reflexionar sobre cómo se ha ido consolidando el amor en mi hijo adolescente.

Si, los jóvenes se cuestionan de dónde vienen y hacia dónde van, dejan de lado algunas expectativas infantiles y retoman aquellas que les van haciendo más sentido y que construirán su personalidad.

Si al adolescente le es complicado ver sus defectos, e incluso en casos distintos donde sólo ven aquello "malo" en ellos, muy probablemente tendrán dificultades para aceptarse de una manera completa. Podemos citar ejemplos sobre aquellos adolescentes que hacen de todo para poder encajar en un grupo, aquellos que deciden no tener amigos, los que se ponen en situaciones de riesgo constantemente y parece no importarles, quienes se autolesionan o incluso con aquellos que parece que nada les pasa y sólo los conocemos contentos y complaciendo a los demás. Son ambos extremos donde es importante poner atención para prevenir una situación grave.

Como padre, ¿cómo puedo observar la forma en la que mi hijo se ama?

  • Observando a sus amigos, ¡ojo!, no si me caen bien a mi o no, más bien en la forma en la que ellos tratan a mi hijo y lo apoyan. Si veo que él o ella confía en su grupo.

  • La forma en la que mi hijo adolescente trata a su cuerpo. No sólo que lo vista "bien" si no la forma en la que lo cuida, si es confiado de su cuerpo a pesar de los cambios físicos que va viviendo, si observo que experimenta con formas de vestir, que esté al pendiente de el.

  • Escuchando lo que él o ella piensa de sí mismo. Recordemos que todos tenemos una voz interior que nos acredita o perjudica en nuestro diario vivir. Cuando nos equivocamos muchas veces somos nuestros peores verdugos, ¿mi hijo cómo se habla a sí mismo?

  • Si mi hijo acepta las cosas que hace bien, que no se minimiza o devalúa. Es un límite sano entre exigirse más por que sabe que puede pero reconociendo aquello en donde puede poner más empeño.

  • Observar aquellos chicos o chicas que le interesen en una relación de pareja. ¡Claro!, nosotros elegimos el amor en una pareja lo más cercano a la forma en la que nos amamos... o no nos amamos.

  • Estando al pendiente de la forma en la que se desenvuelve con quienes le rodean. Mi hijo (a) puede ser tímido y no necesariamente tener problemas de autoestima, así como también puede tener muchos amigos e internamente no amarse. La clave está en su lugar frente al grupo y en las formas en las que logra tener ese lugar.

Observando las formas en las que mi hijo se relaciona consigo mismo y con los demás me permitirá prevenir alguna situación en la que haya que poner atención antes de que sea demasiado tarde.

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