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Artículos sobre Ayuda Psicológica

  • 14 jul 2022
  • 3 Min. de lectura

Una de las grandes críticas sobre acudir a #terapia psicológica es cuando se dice que asistir solo implica hablar al#terapeuta y que eso no tiene ninguna finalidad o sentido, no aparenta ser provechoso.


Pareciera que emitir palabras o hablar puede hacerse con cualquier persona, no es razón por la cual deba pagarse a alguien más y se minimiza la función para la cual se solicita en algunos modelos de #terapia como principal elemento para que con ello puedan llevarse a cabo las técnicas por parte del#terapeuta para buscar la devolución al#paciente y con ello pueda darse el cambio ante la problemática que se vive.


Psicoterapia

La importancia de dar el espacio en la sesión de que quien acude a #terapia pueda hablar las cosas que vienen a su mente conforme vayan apareciendo, aún cuando parezcan sin sentido, vergonzosas e ilógicas proviene de lo formulado por #SigmundFreud, quien lo nombró como “asociación libre”. Este recurso del lenguaje, fue considerado por #Freud como el eje central para lo que nombró en sus inicios como “la cura por la palabra”.


Este método utilizado con mayor significación en la terapia con corte #psicoanalítico, en donde, el decir permite elaborar los puentes y conexiones que antes no se habían establecido, pues al hablar se considera como vía, en primer lugar de desahogo, más no el único ni principal, sino que en lo dicho es donde puede reelaborarse entre paciente y terapeuta lo que se ha percibido de una situación y encontrar los hilos emocionales que se desatan en ciertos momentos de manera constante por la correspondencia existente con estados previos acontecidos en nuestra historia personal.


Hablar implica #elaboración, es al poner en palabras el intento por comunicar y transmitir lo que en nosotros está, aquello con lo que se convive y nos acompaña día con día.


Es al hablar donde se efectúa una especie de responsabilidad en el reconocimiento de nuestras palabras, ya no adjudicadas a otros o encapsuladas solo en nuestro pensar, sin haber sido expuestas; es, al ser conferidas a otro (#terapeuta) donde se admite ser una parte de nosotros, de nuestro sentir, de nuestro actuar; y es así, que también damos posibilidad a quien acompaña en el proceso, a realizar las transformaciones con las distintas técnicas utilizadas para poder presentar lo mismo acontecido con diferentes perspectivas, lo cual permite ampliar el panorama, facilitar la reflexión, comprensión y aumentar el autoconocimiento para futuros momentos que puedan suscitar similares afectos y/o pensamientos.


Psicoterapia

El hablar es también una validación propia de que son importantes cuestiones que acontecen o se han pensado que se llegan a poner en la #terapia, donde por distintos envoltorios mentales o emocionales como el miedo, la vergüenza, la culpa, juicios morales propios o que se cree puedan suscitarse en el #terapeuta etcétera, no se había dado la posibilidad de expresarlo con otras personas. Se puede decir en términos sencillos que lo dicho, es lo reconocido, de lo que hemos podido ser conscientes y de lo cuál se busca hacerse cargo aún cuando implique dolor en su reconocimiento.


Sobre lo no hablado, no puede intervenirse. Habrá momentos en los que pueda percibirse conflictos o elementos clave para los objetivos establecidos en la #terapia, y esto puede ser marcado por el #terapeuta como señalamiento de que es necesario hablar de ello, lo cual invita al paciente a que dé apertura para explorar elementos significativos que puedan aportar información valiosa, y en todo caso, al ser evadida en su habla por parte del paciente, también podrá ser benéfico explorar el por qué de ello, las ideas que se susciten al rededor.


No siempre en las palabras se encuentra el núcleo directo del conflicto, pues en ocasiones, representan simbolismos o están encubiertas por elementos que sirven como armaduras para proteger lo que nos deja susceptibles, y por ello desplazado de nuestra conciencia.  



Si bien la#palabra no es la cura en sí misma, es el móvil por el cual se obtienen bastantes elementos para que en la exploración de lo que ocurre alrededor de lo que nos movilizó a acudir a terapia pueda ser visto, elaborado, comprendido y devuelto al paciente a fin de su progreso en autoconocimiento y mejora de resolución a situaciones futuras.


Psic Carolina López

 
 
 
  • 30 jun 2022
  • 3 Min. de lectura

“La vida familiar puede ser peligrosa: el amor y la violencia son compañeros de cama comunes.”


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En los últimos dos años, el índice de violencia familiar pareciera ha sido mayormente visibilizado debido al confinamiento por COVID-19. A lo largo de ese periodo, se ha reportado un incremento de la violencia hacia mujeres e infantes en los hogares. De acuerdo al IIEG (Instituto de información estadística y geográfica de Jalisco) tan solo en el mes de enero se abrieron carpetas de investigación para la ciudad de México, seguido por el estado de México y Nuevo León, posicionándolas como los estados de mayor incidencia de violencia familiar en este mes.


Es importante mencionar que, aunque las estadísticas reflejan incidencia de violencia familiar, se desconoce el número de casos que se suman por vivir silenciosamente abuso y negligencia emocional y física. Ante esto, es importante mencionar que de acuerdo a Ansen y Fonagy “La mayor parte del abuso intrafamiliar actual, ya sea emocional, sexual o físico, o una combinación de los tres, algunas veces no es el resultado de que los padres deseen dañar o lastimar deliberadamente a su hijo”. Esto mismo debido a que como hemos obtenido información de los medios de comunicación, la violencia familiar es un término bastante amplio y que en muchas ocasiones se ve reflejada en direcciones que parecen no estar relacionadas, entre ellas abuso y violencia en parejas, abuso infantil por parte de los padres, niños y adolescentes que actúan violentamente hacia los padres, hermanos y tutores.


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La relación entre los miembros de la familia donde se visualiza violencia, se observa un trasfondo relacionado con factores biológicos, ambientales, económicos y sociales. En un artículo de Ansen y Fonagy en el 2017 mencionan que: “hay un conjunto de pruebas acumuladas indica que el maltrato infantil puede tener un impacto negativo en varios aspectos de las competencias sociocognitivas”, además, que “los niños que crecen con estas experiencias son más propensos a tolerar la violencia que se les inflige más adelante en sus vidas, y también es más probable que vean la violencia como un medio "normal" para afirmar el

poder”.


Como lo mencionamos anteriormente, conocer el impacto de la violencia familiar en los niños y adolescentes, además del trabajo con las familias, ayuda a mitigarlo. Para ello agregaremos cinco puntos que caracterizan las interacciones en las familias con violencia.


1) Suelen ser familias hipervigilantes, es decir, los miembros de la familia están muy al pendiente de las acciones, palabras, tonos y movimientos de los otros miembros familiares; esto con el fin de buscar signos de desregulación emocional que indiquen el inicio de acciones violentas.


2) Aparecen niveles importantes de ansiedad por el temor al abandono real o imaginario de alguno de los miembros de la familia.


3) Suelen ser miembros “muy selectivos” respecto a su intimidad, intereses e información acerca de ellos.


4) En la mayoría, aparece una dificultad para mostrar una proximidad con los otros, o tener confianza. Por lo que suelen separarse o aislarse en muchos de sus entornos.


5) Las relaciones que suelen entablar, parecieran ser volátiles. En algunas ocasiones los miembros de la familia, suelen tener relaciones de amistad- pareja violentas.



Aunque conocer algunos indicadores de violencia en una familia, esto suele ser difícil de percibir para los miembros; en especial para los padres que han experimentado violencia en alguna otra etapa de su vida, debido a que la mente de los padres con estos antecedentes suele tener un cierre temporalmente como indicios de trauma, que le resulte complicado ver al niño desde una perspectiva diferente a la suya.


Finalmente, muchos de los conocimientos y pensamientos que vamos construyendo desde la infancia, se ve reflejado en las creencias o valores. Y aunque, cada familia tiene expresiones grupales e individuales; no escrito en piedra y pueden reflexionarse, replicarse, corregir o descartarse con apoyo de un tratamiento psicoterapéutico.




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Lic. Cynthia González

Psicóloga clínica









Referencias


Asen, E. and Fonagy, P. (2017), Mentalizing Family Violence Part 1: Conceptual Framework. Fam. Proc., 56: 6-21. doi:10.1111/famp.12261


https://iieg.gob.mx/ns/wp-content/uploads/2021/02/reporte_mensual_violencia_enero_2021.html

 
 
 
  • 9 jun 2022
  • 2 Min. de lectura

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Hoy en día la #inteligencia emocional en redes sociales se encuentra presente debido al interés de mantener una #higiene mental que ayude a adaptarnos a los cambios que la pandemia por COVID-19 nos ha hecho experimentar; y para hablar de #inteligencia emocional primero tenemos que definir qué es la inteligencia; la Real Academia Española la define como:


· Capacidad de entender o comprender

· Capacidad de resolver problemas

· Conocimiento

· Habilidad, destreza y experiencia


Se tiende a considerar que la inteligencia se limita a hacer números en una boleta de calificaciones, premios académicos ganados o algo relacionado a lo educativo o institucional, estas definiciones de la Real Academia nos acercan más a considerar que es una herramienta de vida que se puede presenciar en diferentes campos, tal como lo propone Howard Gardner con su teoría de las #inteligencias múltiples; en la cuál enumera 8 tipos de inteligencia que son:


· Inteligencia lingüística: habilidad para usar las palabras de manera efectiva al hablar o escribir.


· Inteligencia lógico-matemática: habilidad para manipular y aplicar los números, así como el uso de razonamiento lógico para resolución de problemas.


· Inteligencia musical: facilidad para relacionarse, manipular y crear con los sonidos, ritmos y patrones que percibe el oído.


· Inteligencia espacial: capacidad para visualizar, representar y formar ideas o imágenes mentales desde diferentes ángulos.


· Inteligencia corporal-cinestésica: destreza en el uso corporal para expresar por medio del equilibrio, coordinación, flexibilidad, velocidad y fuerza.


· Inteligencia interpersonal: capacidad de empatizar y conocer a los demás.


· Inteligencia intrapersonal: conocimiento de uno mismo.


· Inteligencia naturalista: Habilidad sensitiva para el reconocimiento de otras especies y sus dinámicas como la flora, fauna y clima.



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En esta ocasión hablamos de la habilidad que se relaciona con la inteligencia interpersonal e intrapersonal llamada inteligencia emocional; podemos definirla como la destreza de conocer las emociones y sentimientos personales y de los demás, de manera que podemos acceder a ellos, comunicarlos, regularlos y generarlos para un crecimiento personal y el desarrollo de competencias emocionales como autoconocimiento emocional o conciencia de uno mismo, Autocontrol emocional o autorregulación, Automotivación, Empatía o reconocimiento de emociones ajenas y habilidades sociales (Daniel Goleman).


La inteligencia emocional como todas las destrezas requiere de constancia, motivación y aprendizaje, a continuación se describen algunas claves para potenciar y desarrollar esta destreza:


1. Evita el juicio severo hacía ti y los demás, tiende a buscar y practicar la retroalimentación.


2. Busca objetivos alcanzables a corto plazo y reconoce genuinamente cuando estos sean logrados.

3. Procura no rechazar tus sentimientos y emociones, busca recibirlos desde el reconocimiento y la validación personal.


4. Recibe los cambios como una oportunidad de crecer y desarrollar tu adaptabilidad.


5. Determina cuales son tus potencialidades y límites.


6. Procura la comunicación asertiva en tus vínculos y relaciones.


7. Reflexiona acerca de tus sentimientos y emociones.


8. Aumenta tu vocabulario emocional con el objetivo de reconocer fácilmente tu estado de ánimo.


9. Asume la responsabilidad de tus actos.


Podemos concluir que relacionarse y vivir desde la #inteligencia emocional determina una gran influencia en nuestra toma de decisiones, conflictos y logros en la cotidianeidad, potencializando la adaptabilidad, flexibilidad y dominio personal que nos permite rodearnos de ambientes seguros que posibilitan un crecimiento exponencial de uno mismo.


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Lic. Krystal Alonso

Psicóloga clínica

 
 
 
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