top of page

Artículos sobre Ayuda Psicológica

  • 14 may 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 8 mar 2020



La fatiga fácil es un síntoma de ansiedad infantil.

¿Te has preguntado si algunas de las cosas que hace tu hijo pudieran ser ansiedad? ¿Cómo? ¿Un niño con ansiedad? Efectivamente. La ansiedad puede manifestarse a cualquier edad, sin embargo las maneras varían un poco según la edad. A continuación veremos una lista de síntomas que pudieran asociarse con ansiedad en la infancia:

Dolor de cabeza. Pueden manifestarlo de manera verbal o podemos ver cómo están irritables y se tocan su cabeza constantemente, se acuestan o buscan abrazos de manera continua. Es importante preguntar si les duele su cabeza y descartar cualquier otra causa médica.

Inquietud o impaciencia. Los niños en ocasiones pueden demostrarlo con berrinches, preguntas repetidas en poco tiempo y llanto desesperado al no comprender qué ocurre o cómo solucionarlo.

Dificultad para estar con personas nuevas. Expresado con llanto, se aferran a la ropa de mamá o papá, silencio, aislamiento y evitar sitios nuevos.

Fatiga fácil. Juegan menos o duermen más, periodos más cortos dedicados a las actividades cotidianas, dificultad para poner atención a lo que hacen, así como dificultad para continuar motivados en el juego.

Preocupación constante por agradar. Frases comunes son "¿Lo estoy haciendo bien?" "¿Así?" "¿Me revisas, maestra?", para asegurarse que lo realizado cumple las expectativas del adulto.

Nerviosismo y timidez. Se manifiesta como aislamiento y evitación a hablar con los demás, así como preferencia por quedarse en un lugar seguro. Prefiere quedarse solo o con mamá que jugar.

Dolor de estómago frecuente. Es frecuente que aparezca en la escuela en momentos angustiantes para el niño, sobre todo si se dan situaciones de acoso escolar o dificultades para el aprendizaje. Por lo que es importante también una exploración física y clínica de otros factores.

Miedo a dormir solo. Prefieren dormir en el cuarto de los padres o hermanos y se les dificulta conciliar el sueño si no se sienten seguros.

Tensión muscular. Posturas tensas, dolores musculares y contracturas frecuentes, tics.

Pensar que cosas feas le van a pasar a los seres queridos. Principalmente aquellos con los que se sienten más seguros, sin importar si es la mascota, un amigo o los padres.

Como vemos, en ocasiones podemos confundir síntomas de ansiedad con "berrinches" o pataletas, pensar que el niño está mimado o malcriado y dejarlo pasar. Muchos de estos síntomas pueden ser resultado de alteraciones del estado de salud física, por lo que es importante realizar una evaluación médica o neuropsicológica cuando se tiene sospecha.

 
 
 
  • 14 may 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept 2019


Actualmente la depresión infantil puede llegar a ser un mito en una gran parte de nuestra sociedad mexicana, ya sea porque se piensa que los niños siempre están felices o que no tienen los mismos problemas que los adultos por lo que no deberían sufrir, que su única preocupación es jugar, que no se enteran de las problemáticas de los adultos, que aún no han vivido lo suficiente para experimentar depresión. Después vemos en las noticias que las cifras en depresión infantil han aumentado y que los intentos de suicidio también se presentan en la adolescencia y en la infancia.

Pero, ¿alguna vez te has preguntado si tu hijo pudiera estar viviendo algo así? ¿Cómo un padre, madre o maestro se puede dar cuenta?

En general, solemos pensar que una persona que tiene depresión se reduce a verse triste y sin motivación, y este tipo de paradigmas son un gran obstáculo para detectar cualquier otra sintomatología depresiva. Cada persona tiene distintas habilidades de afrontamiento, creencias y, por lo tanto, distintas maneras de manifestar la depresión; en la infancia ésto se vuelve aún más complicado porque pueden llegar a manifestar sintomatologías que coincidan más con otros padecimientos como el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), una fobia, ansiedad generalizada e incluso una enfermedad física como un resfriado.

La depresión infantil se manifestará de distinta manera, dependiendo también de la etapa de desarrollo del niño. Es decir, en etapas de desarrollo tempranas donde se adquieren aprendizajes de autonomía como ir al baño y comer, no será lo mismo que un preadolescente donde comienza a tener aprendizajes sociales y éstos tienen un mayor peso. De igual manera, el desarrollo emocional es distinto en cada etapa y en la infancia aún se presentan ciertas dificultades para explicar o expresar emociones y sentimientos tan complejos como el adulto quisiera entenderlos.

Es importante también, identificar si existe en nosotros la idea de que si mi hijo estuviera deprimido podría deberse a un fracaso como su padre o madre, debido a que la culpabilidad que esto nos genera nos impide ver con mayor precisión las necesidades de nuestros hijos, al punto de resistirnos a reconocerlo como una manera de protegernos ante esos sentimientos, aunque no sean ciertos.

Una vez que te has decidido a investigar la situación, es recomendable que lleves a tu hijo con un especialista experto en evaluación de niños y adolescentes con este tipo de padecimientos, ya que, como veíamos, la depresión infantil es complicada de diagnosticar y únicamente con el entrenamiento adecuado se podrá dar el tratamiento acorde a eso.

¿Qué es alarmante para niños menores de 7 años? Ansiedad, irritabilidad, berrinches frecuentes, llanto y quejas de enfermedad constante, dejar de jugar, cansancio excesivo, dificultad para disfrutar de las cosas que antes le gustaban, hiperactividad, talla y peso bajo, retraso en el desarrollo motor o resago escolar.

¿Qué es alarmante para niños mayores de 7 años? Irritabilidad, agresividad, hiperactividad, apatía, tristeza, aburrimiento constante, culpabilidad, ideas de muerte, baja autoestima, falta de concentración, disminución del rendimiento escolar, fobias (especialmente escolar), problemas de conducta en la escuela, dolor de cabeza, dolor abdominal, problemas en el control de esfínteres (enuresis, ecopresis), talla y peso bajo, disminución o aumento de apetito.


 
 
 
  • 4 jun 2018
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept 2019



La forma en la que nos amamos a nosotros mismos nos coloca en la posibilidad de amar a los demás, nos da una visión más clara de los lugares en los que nos colocamos frente a quienes nos rodean. Por ejemplo, si yo no me quiero ¿cómo pediré amor en quienes me rodean?, si yo no me quiero ¿cómo voy a saber cuando alguien más lo haga?

El autoestima va regulando nuestra interacción con nuestro entorno además de que ayuda a construir quiénes somos, pero ¿qué sucede durante la adolescencia si precisamente ahí es cuando gran parte de la personalidad se va consolidando? El adolescente buscará el amor en aquello que le sea familiar (igual que los adultos), por esto es importante reflexionar sobre cómo se ha ido consolidando el amor en mi hijo adolescente.

Si, los jóvenes se cuestionan de dónde vienen y hacia dónde van, dejan de lado algunas expectativas infantiles y retoman aquellas que les van haciendo más sentido y que construirán su personalidad.

Si al adolescente le es complicado ver sus defectos, e incluso en casos distintos donde sólo ven aquello "malo" en ellos, muy probablemente tendrán dificultades para aceptarse de una manera completa. Podemos citar ejemplos sobre aquellos adolescentes que hacen de todo para poder encajar en un grupo, aquellos que deciden no tener amigos, los que se ponen en situaciones de riesgo constantemente y parece no importarles, quienes se autolesionan o incluso con aquellos que parece que nada les pasa y sólo los conocemos contentos y complaciendo a los demás. Son ambos extremos donde es importante poner atención para prevenir una situación grave.

Como padre, ¿cómo puedo observar la forma en la que mi hijo se ama?

  • Observando a sus amigos, ¡ojo!, no si me caen bien a mi o no, más bien en la forma en la que ellos tratan a mi hijo y lo apoyan. Si veo que él o ella confía en su grupo.

  • La forma en la que mi hijo adolescente trata a su cuerpo. No sólo que lo vista "bien" si no la forma en la que lo cuida, si es confiado de su cuerpo a pesar de los cambios físicos que va viviendo, si observo que experimenta con formas de vestir, que esté al pendiente de el.

  • Escuchando lo que él o ella piensa de sí mismo. Recordemos que todos tenemos una voz interior que nos acredita o perjudica en nuestro diario vivir. Cuando nos equivocamos muchas veces somos nuestros peores verdugos, ¿mi hijo cómo se habla a sí mismo?

  • Si mi hijo acepta las cosas que hace bien, que no se minimiza o devalúa. Es un límite sano entre exigirse más por que sabe que puede pero reconociendo aquello en donde puede poner más empeño.

  • Observar aquellos chicos o chicas que le interesen en una relación de pareja. ¡Claro!, nosotros elegimos el amor en una pareja lo más cercano a la forma en la que nos amamos... o no nos amamos.

  • Estando al pendiente de la forma en la que se desenvuelve con quienes le rodean. Mi hijo (a) puede ser tímido y no necesariamente tener problemas de autoestima, así como también puede tener muchos amigos e internamente no amarse. La clave está en su lugar frente al grupo y en las formas en las que logra tener ese lugar.

Observando las formas en las que mi hijo se relaciona consigo mismo y con los demás me permitirá prevenir alguna situación en la que haya que poner atención antes de que sea demasiado tarde.

 
 
 
bottom of page