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Artículos sobre Ayuda Psicológica

  • 29 may 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 8 mar 2020


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La #OMS considera #adolescencia al periodo de desarrollo comprendido entre los 10 y 19 años de edad​, siendo la parte inicial de la adolescencia o #pubertad comprendida entre 9 - 10 años en las #niñas y a los 11 en los #niños llegando a los 14-15 años; La adolescencia media y tardía se extiende, hasta los 19 - 25 años de edad (para algunos especialistas).


La adolescencia conlleva tanto #cambiosfísicos, psicológicos y sociales, los cambios físicos en la adolescencia por supuesto son los más evidentes sin embargo, poco se habla sobre las implicaciones de éstos en la #vidaemocional y social del adolescente.


¿Cuáles son los cambios físicos en la adolescencia?

  • Un aumento en la estatura

  • La grasa corporal y la masa muscular se redistribuye dependiendo del sexo.

  • Aparición del acné y las espinillas en la zona del rostro

  • Aumento en el olor del sudor volviéndose mucho más fuerte

  • La voz cambia y se vuelve más aguda en las mujeres y más ronca en los hombres.

  • Empieza a salir vello en diferentes zonas del cuerpo como axilas y zona genital, así como en el rostro, piernas y brazos en el caso de los hombres

  • Hay un crecimiento de los senos y aparece la menarquía o primera menstruación.

  • Hay un importante aumento de los genitales tanto en los testículos como en el pene y se produce la primera eyaculación.

¿Cómo afectan los cambios físicos en la adolescencia?


Un estirón intenso, años sin crecimiento, aumento de peso, delgadez importante, torpeza al correr o hacer deportes, enamoramientos intensos y frecuentes, aunque pueden ser resultados visibles o cambios físicos en la adolescencia "normales" para cada individuo puede llegar a ser vividos con grandes montos de angustia, temor o incluso de forma hipersexualizada.


Y es que en este último tema en donde se pone el acento al hablar de los cambios físicos de la adolescencia ya que la llegada del desarrollo sexual es precisamente la llegada de "lo sexual", y lo sexual siempre generará una particular expectativa social y familiar, así como también un reacción intensa para el mismo adolescente, después de todo, será la primera vez que se enfrentará al intenso impulso y al cambio radical de su #cuerpoymente.


¿Cómo puedo manejar los cambios físicos en la adolescencia sin caer en estereotipos o superficialidades?


Los cambios físicos son inevitables, aparecerán en diferente medida e intensidad pero habrán de llegar, es importante normalizarlos, hablar como todos y cada uno de nosotros habrá de pasar por ese cambio, que es normal y entendible tener dudas, #angustia y #miedo, y sobre todo fomentar que se tenga información fidedigna y profesional que el adolescente pueda consultar.


Si tienes más preguntas no dudes en preguntar a profesionales, ya sea médicos, #psicólogos o #psicoterapeutas especializados en per-adolescentes y adolescentes. Todos estamos para ayudarte y mejorar la calidad de vida de tu #familia y tu adolescente.

 
 
 
  • 14 may 2019
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept 2019


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El uso de las redes sociales para los jóvenes es de suma importancia, como adultos, muchas veces este tema nos preocupa ya que no sabemos los alcances o implicaciones que tienen para los jóvenes la utilización de la tecnología y redes sociales.


Al vernos nosotros ante la situación de no haber crecido con redes sociales y las nuevas tecnologías, pocos son los referentes que tenemos tanto para marcar límites o incluso para entender lo que medianamente le representa a mi hijo: si yo no lo viví, no logro entender lo que significa para él. Y no nada más con las redes sociales, sucede con todo lo referente a la brecha generacional padre e hijo, pero ese es otro tema que abordaremos en otro momento.


De entrada, el pensar sobre su utilización de las redes sociales en la escuela se ha incrementado ya que cada vez son más los docentes que, con el fin de captar mayor interés en sus alumnos por la materia, solicitan la utilización de redes sociales y aplicaciones para la entrega de actividades y tareas. Incluso, muchas vece ses por este medio que los jóvenes organizan la forma de la entrega de la actividad, etc. Por medio de las redes sociales se logran comunicar y organizar, y esto como papás a veces nos deja un poco "desarmados" al momento de prohibirles el tener un perfil en alguna de estas redes sociales.


Además de, siendo sinceros, como padres podemos intuir que existen cosas que aunque nosotros lo prohibamos, nuestros hijos lo pueden realizar y que incluso no nos daremos cuenta. Una de las situaciones más comunes son las que giran en torno a las redes sociales.


Las redes sociales para los jóvenes son un medio en el cual interactúan y socializan. Hay jóvenes cuya utilización es primordial, ya sea porque se les dificulta la interacción en persona con sus compañeros, o que suelen utilizar las redes sociales como un primer acercamiento para interactuar con otros en un primer momento para después sentirse más confiados en la interacción cara a cara. ¿A cuántos de nosotros no nos ha pasado esto? Hace tiempo escuchaba a una colega que hablaba sobre el uso de la tecnología como "un bastón para las personas más introvertidas que antes no se tenía". Ahora está esta posibilidad de tener una ventana abierta para conocer a más personas e incluso de diferentes países con los mismos gustos que los tuyos.


Y este es la principal preocupación de los padres de adolescentes: los riesgos que pueden tener sus hijos en las redes sociales, como lo serían el ser estafados, el encontrar gente peligros en internet, o la presión social con algunos retos que aparecen en las noticias o el ciberbullying. Elementos que suelen conectarse con el tema de la intimidad, ¿hasta dónde yo, como padre, debo de estar al tanto?


Sabemos que prohibirlas del todo no funcionará, sería como coartar la posibilidad de que mi hijo o hija se relacione tanto con los demás, como el que pueda tener formas de aprender, de descargar emocionalmente por medio de la convivencia con los demás algo que esté viviendo y la posibilidad de obtener información sobre diferentes temas. La situación sería el preguntarnos sobre aquellas posibilidades de protección que durante la vida de mi hijo le he podido inculcar. Una de las cosas más complicadas de ser padre de un adolescente es el "poner a prueba" aquello que él o ella tiene, más lo que yo le he inculcado, que lo pueden proteger o poner en riesgo. Se enfrentará a nuevas particularidades de la vida en la que no siempre estaré yo supervisandolo y eso puede causarme miedo; ¿podrá lograrlo?, ¿lo he hecho bien?


Sin duda la comunicación ayuda mucho, estar al pendiente encontrando el punto medio: ni tan cerca, ni tan lejos. Ni tan cerca que lo invada, ni tan lejos que no me busque si algo sucede. Pero sobre todo el darnos cuenta que también podemos aprender de las vivencias de mi hijo o hija, escuchar lo que para él/ella representa las redes sociales que frecuenta, cómo funcionan, qué sucede ahí. Si nos permitimos escucharlos y poco a poco involucrarnos encontraremos cosas que no teníamos tan a la mano de otras maneras.

 
 
 
  • 14 may 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept 2019


Actualmente la depresión infantil puede llegar a ser un mito en una gran parte de nuestra sociedad mexicana, ya sea porque se piensa que los niños siempre están felices o que no tienen los mismos problemas que los adultos por lo que no deberían sufrir, que su única preocupación es jugar, que no se enteran de las problemáticas de los adultos, que aún no han vivido lo suficiente para experimentar depresión. Después vemos en las noticias que las cifras en depresión infantil han aumentado y que los intentos de suicidio también se presentan en la adolescencia y en la infancia.

Pero, ¿alguna vez te has preguntado si tu hijo pudiera estar viviendo algo así? ¿Cómo un padre, madre o maestro se puede dar cuenta?

En general, solemos pensar que una persona que tiene depresión se reduce a verse triste y sin motivación, y este tipo de paradigmas son un gran obstáculo para detectar cualquier otra sintomatología depresiva. Cada persona tiene distintas habilidades de afrontamiento, creencias y, por lo tanto, distintas maneras de manifestar la depresión; en la infancia ésto se vuelve aún más complicado porque pueden llegar a manifestar sintomatologías que coincidan más con otros padecimientos como el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), una fobia, ansiedad generalizada e incluso una enfermedad física como un resfriado.

La depresión infantil se manifestará de distinta manera, dependiendo también de la etapa de desarrollo del niño. Es decir, en etapas de desarrollo tempranas donde se adquieren aprendizajes de autonomía como ir al baño y comer, no será lo mismo que un preadolescente donde comienza a tener aprendizajes sociales y éstos tienen un mayor peso. De igual manera, el desarrollo emocional es distinto en cada etapa y en la infancia aún se presentan ciertas dificultades para explicar o expresar emociones y sentimientos tan complejos como el adulto quisiera entenderlos.

Es importante también, identificar si existe en nosotros la idea de que si mi hijo estuviera deprimido podría deberse a un fracaso como su padre o madre, debido a que la culpabilidad que esto nos genera nos impide ver con mayor precisión las necesidades de nuestros hijos, al punto de resistirnos a reconocerlo como una manera de protegernos ante esos sentimientos, aunque no sean ciertos.

Una vez que te has decidido a investigar la situación, es recomendable que lleves a tu hijo con un especialista experto en evaluación de niños y adolescentes con este tipo de padecimientos, ya que, como veíamos, la depresión infantil es complicada de diagnosticar y únicamente con el entrenamiento adecuado se podrá dar el tratamiento acorde a eso.

¿Qué es alarmante para niños menores de 7 años? Ansiedad, irritabilidad, berrinches frecuentes, llanto y quejas de enfermedad constante, dejar de jugar, cansancio excesivo, dificultad para disfrutar de las cosas que antes le gustaban, hiperactividad, talla y peso bajo, retraso en el desarrollo motor o resago escolar.

¿Qué es alarmante para niños mayores de 7 años? Irritabilidad, agresividad, hiperactividad, apatía, tristeza, aburrimiento constante, culpabilidad, ideas de muerte, baja autoestima, falta de concentración, disminución del rendimiento escolar, fobias (especialmente escolar), problemas de conducta en la escuela, dolor de cabeza, dolor abdominal, problemas en el control de esfínteres (enuresis, ecopresis), talla y peso bajo, disminución o aumento de apetito.


 
 
 
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