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Artículos sobre Ayuda Psicológica

Actualizado: 7 mar 2023


El término “sobreprotección” es una palabra compuesta. El prefijo -sobre- hace referencia a mucho, es decir, un exceso, mientras que la -protección- podemos entenderla como cubrir o proteger; es decir, evitar que le suceda algo a alguien, ponerse delante.


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El término #sobreprotección completo, se utiliza principalmente en la crianza de los padres a sus hijos, cuando los padres buscan evitar a toda costa que sus hijos sufran algún tipo de carencia (muchas veces son faltantes que ellos percibieron en su vida cuando eran niños), de la cual ellos puedan hacerse cargo y no desean que pasen por lo mismo.

Otra forma de “sobreproteger” es dar un exceso de consentimientos y evitar que los menores tengan responsabilidades relacionadas a la contribución de la casa e incluso de su participación de sus pertenencias en el hogar. Ejemplos de esto es que no se responsabilicen de aseo de áreas acorde a su edad.


Aunque puede darse en cualquier momento de la llegada de los hijos, la #sobreprotección se ha marcado en mayor número de caso cuando los #padres son primerizos o que han existido antecedentes de pérdidas de otros #hijos. La preocupación excesiva por los #padres de que su hijo se pueda lastimar o el miedo que puede tenerse de forma inconsciente de perderlos, o no ser un buen padre si no se está siempre para proteger puede llevar a truncar los primeros años de vida de los #niños, estando constantemente detrás de ellos cuando están comenzando a caminar y buscar que no caigan o que les duela al hacerlo, correr de inmediato y buscar distraer el dolor del niño para que deje de llorar sin permitirle que encuentre los elementos de aprendizaje de la situación o en algunos casos, culpando a objetos u otras persona de lo que les acaba de suceder.


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Es muy común en nuestro país que se digan frases como “fue el ratón”, “ese objeto malo”, “pégale, ¿por qué me tiras al bebé?”, entre otras. Lo que ocasiona este tipo de situaciones en infantes, es deslindar de la responsabilidad que ellos tuvieron en el descuido, privando de que puedan aprender las situaciones que deben evitar, que experimenten la tristeza y la frustración como elementos naturales de la vida que pueden ser manejados de formas distintas. Se culpa a los otros o a los objetos para dejar sin culpa al #niño, lo que puede generar en la edad adulta la dificultad de reconocer cuando se comenten equivocaciones, sufrimiento cuando se marcan los errores y rechazo a las personas que no siguen los mismos argumentos de las figuras que las cuidaron. Esto es que cuando se encuentran fuera de casa, son #niños que les puede costar dificultad relacionarse, pueden ser exigentes y les cuesta esperar sus turnos.


Existen algunos casos en los que los niños con #sobreprotección pueden tener retrasos en el desarrollo de lenguaje, debido a que los papás acortan en gran medida el esfuerzo por comunicarse, adivinando lo que quieres y para lo cual no es necesario aprender a hablar. Esto va de la mano con la impaciencia de los papás en que los hijos lloren o pataleen, optan por entregar lo que está solicitando para que no “sufra” llorando.


La #sobreprotección no solo abarca los años de exploración del infante de cuando recién comienza a caminar o hablar, puede darse incluso cuando los hijos son adolescentes e incluso adultos. Ejemplos de esto puede ser cuando no les permiten salir por su propia cuenta, ellos deben estarlos llevando a todos los lugares y vigilando todos los movimientos de sus #hijos. En asuntos escolares suelen entrometerse en cubrir que el hijo hable con los maestros y ellos intentar resolver situaciones de alguna nota escolar o sobre algún acontecimiento ocurrido. Incluso en el plano de amistades o iguales, suelen ser ellos quienes ponen frente a los amigos o compañeros, evitando que se puedan desarrollar habilidades de autodefensa. Es importante marcar que en muchos casos los niños o jóvenes #sobreprotegidos no lo comunican a los #padres, se atemorizan e intentan evitar que se enteren porque en muchos de los casos son regañados.


En épocas adultas la #sobreprotección puede verse cubriendo que el hijo pueda no trabajar y volar del nido, es decir, lo siguen manteniendo económica y muchas veces hasta alejados de responsabilidades en el hogar.


#Sobrereteger es una forma de maltrato porque invalida a la persona, no deja que habilidades sociales de supervivencia necesarias para la vida laboral en la adultez, o en las elecciones de pareja donde se replica el maltrato sufrido con los #papás, con hombres que buscan mujeres que resuelvan todo o en el caso de las mujeres, hombres que provean todo a casa y que resuelvan todo cuanto se presenta.

Tanto el abandono como la sobreprotección son ejemplos de maltrato.

 
 
 
  • 30 jun 2022
  • 3 Min. de lectura

“La vida familiar puede ser peligrosa: el amor y la violencia son compañeros de cama comunes.”


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En los últimos dos años, el índice de violencia familiar pareciera ha sido mayormente visibilizado debido al confinamiento por COVID-19. A lo largo de ese periodo, se ha reportado un incremento de la violencia hacia mujeres e infantes en los hogares. De acuerdo al IIEG (Instituto de información estadística y geográfica de Jalisco) tan solo en el mes de enero se abrieron carpetas de investigación para la ciudad de México, seguido por el estado de México y Nuevo León, posicionándolas como los estados de mayor incidencia de violencia familiar en este mes.


Es importante mencionar que, aunque las estadísticas reflejan incidencia de violencia familiar, se desconoce el número de casos que se suman por vivir silenciosamente abuso y negligencia emocional y física. Ante esto, es importante mencionar que de acuerdo a Ansen y Fonagy “La mayor parte del abuso intrafamiliar actual, ya sea emocional, sexual o físico, o una combinación de los tres, algunas veces no es el resultado de que los padres deseen dañar o lastimar deliberadamente a su hijo”. Esto mismo debido a que como hemos obtenido información de los medios de comunicación, la violencia familiar es un término bastante amplio y que en muchas ocasiones se ve reflejada en direcciones que parecen no estar relacionadas, entre ellas abuso y violencia en parejas, abuso infantil por parte de los padres, niños y adolescentes que actúan violentamente hacia los padres, hermanos y tutores.


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La relación entre los miembros de la familia donde se visualiza violencia, se observa un trasfondo relacionado con factores biológicos, ambientales, económicos y sociales. En un artículo de Ansen y Fonagy en el 2017 mencionan que: “hay un conjunto de pruebas acumuladas indica que el maltrato infantil puede tener un impacto negativo en varios aspectos de las competencias sociocognitivas”, además, que “los niños que crecen con estas experiencias son más propensos a tolerar la violencia que se les inflige más adelante en sus vidas, y también es más probable que vean la violencia como un medio "normal" para afirmar el

poder”.


Como lo mencionamos anteriormente, conocer el impacto de la violencia familiar en los niños y adolescentes, además del trabajo con las familias, ayuda a mitigarlo. Para ello agregaremos cinco puntos que caracterizan las interacciones en las familias con violencia.


1) Suelen ser familias hipervigilantes, es decir, los miembros de la familia están muy al pendiente de las acciones, palabras, tonos y movimientos de los otros miembros familiares; esto con el fin de buscar signos de desregulación emocional que indiquen el inicio de acciones violentas.


2) Aparecen niveles importantes de ansiedad por el temor al abandono real o imaginario de alguno de los miembros de la familia.


3) Suelen ser miembros “muy selectivos” respecto a su intimidad, intereses e información acerca de ellos.


4) En la mayoría, aparece una dificultad para mostrar una proximidad con los otros, o tener confianza. Por lo que suelen separarse o aislarse en muchos de sus entornos.


5) Las relaciones que suelen entablar, parecieran ser volátiles. En algunas ocasiones los miembros de la familia, suelen tener relaciones de amistad- pareja violentas.



Aunque conocer algunos indicadores de violencia en una familia, esto suele ser difícil de percibir para los miembros; en especial para los padres que han experimentado violencia en alguna otra etapa de su vida, debido a que la mente de los padres con estos antecedentes suele tener un cierre temporalmente como indicios de trauma, que le resulte complicado ver al niño desde una perspectiva diferente a la suya.


Finalmente, muchos de los conocimientos y pensamientos que vamos construyendo desde la infancia, se ve reflejado en las creencias o valores. Y aunque, cada familia tiene expresiones grupales e individuales; no escrito en piedra y pueden reflexionarse, replicarse, corregir o descartarse con apoyo de un tratamiento psicoterapéutico.




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Lic. Cynthia González

Psicóloga clínica









Referencias


Asen, E. and Fonagy, P. (2017), Mentalizing Family Violence Part 1: Conceptual Framework. Fam. Proc., 56: 6-21. doi:10.1111/famp.12261


https://iieg.gob.mx/ns/wp-content/uploads/2021/02/reporte_mensual_violencia_enero_2021.html

 
 
 

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Cuando la familia tiene un integrante con alguna enfermedad mental las interrogantes se hacen presentes acerca del origen, funcionamiento, tratamiento y desarrollo de la misma. Con frecuencia, cuando hay una emergencia relacionada con un trastorno mental los integrantes de la familia pueden movilizarse ante esta situación, que si bien, puede ser observada desde distintos ángulos se desencadenan algunas crisis acerca de la persona misma y del grupo que la conforma.



Por lo general, las dificultades de integrar esta noticia y la información que la acompaña, se desplazan dentro de los conceptos de salud y enfermedad que se tienen con anterioridad; y que, a su vez, siguen los lineamientos de las conductas "normales" o esperadas socialmente. A menudo, el criterio de "sanos" está desarrollado en base a las conductas consideradas normales, la adaptación de las mismas reglas y los estigmas que se han generado a lo largo del tiempo respecto a los trastornos mentales. Desde este punto de vista, sabemos que en la antigüedad se consideraba que la "locura" era provocada por causas naturales, entre otras cuestiones; Posteriormente mediante investigación y teorización de la misma se afirmó el impacto cultural y social en la salud mental. A pesar de esto, el concepto de normalidad ha sido un fuerte determinante en cómo y cuándo asistir a un profesional, debido a que se ve envuelto en tabús, experiencias negativas e incluso un temor al rechazo social.


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Actualmente, se reconoce que la combinación de los fenómenos congénitos y hereditarios, a la par de las experiencias infantiles a nivel familiar y social determinan una serie de disposiciones a padecer algún trastorno mental. Sin embargo, el conflicto central no reside en el origen de la enfermedad, sino como son catalogados y esto mismo afecta la definición y el aislamiento que experimenta la persona que padece un trastorno mental un incluso sin conocer si la familia es el causante del mismo.


Acercarse con un psicólogo es complicado. Pedir ayuda, muchísimo más. Sin embargo, tomar la decisión de acercarse a un espacio terapéutico es un acto de compromiso con uno mismo. El grupo familiar, ante la noticia pudiera reaccionar de manera escindida entre los integrantes sanos y enfermos y generar preguntas en torno a la familia y sus propios conflictos.


No obstante, el trabajo con la familia es un proceso de suma importancia en la empatía, integración, adaptación y apoyo hacia la persona que atraviesa la enfermedad mental. Que, si bien es un trabajo difícil, puede resultar enriquecedor para cada uno de los integrantes, que, a su vez, repercute en el grupo. Este trabajo consistirá en acompañar a la familia en la experiencia que rodea la enfermedad o trastorno y el concepto de salud que han tenido alrededor de la misma, además de brindar psicoeducación acerca del trastorno para despejar dudas o estigmas alrededor de él y de esta forma calmar la ansiedad, eliminar imágenes o ideas predispuestas respecto a la salud mental.


Sin duda, el estar acompañado por un profesional que al igual que nosotros busca el bienestar emocional que nos permita avanzar y conseguir lo que se desea marca una diferencia, porque habremos permitido darle espacio a nuestra palabra, nuestros deseos, nuestros temores, permitirá conocernos y reconocernos. En conclusión, el impacto que tiene en la familia y en sujeto que padece el trastorno posibilitaran un mejor trabajo y un mejor pronóstico de tratamiento además de generar un sistema de confianza donde el paciente se sentirá apoyado, entendido y acompañado en su afección.



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Lic. Cynthia González.

Psicóloga clínica


 
 
 
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