top of page

Artículos sobre Ayuda Psicológica

Actualizado: 6 sept 2023


Niveles altos de ansiedad y estrés en el trabajo
Niveles altos de ansiedad y estrés en el trabajo

Las relaciones tóxicas pueden darse no solamente con el grupo de amig@s o en la pareja, los trabajos son también lugares que pueden tener red flag, esto es porque hay #trabajos tóxicos en que promueven las relaciones desigualitarias y de intimidación o invalidación de derechos, opiniones o decisiones que se puedan tener, muchas veces haciéndolo pasar de forma sútil como pruebas en el aspecto de compromiso y fidelidad al lugar. Para poder generar dicho efecto en los trabajadores se valen en mayor parte del chantaje emocional y con ello, las personas que laboran se sientan en deuda al lugar.

Al hablar de relaciones desigualitarias no se refiere a que no deban existir jerarquías o divisiones de puestos y labores, es más bien, el abuso que esto llega a ocasionar en las personas que tienen un cargo de importancia o inclusive los mismos fundadores o directores de un trabajo sobre las personas que tienen menor tiempo o que los puestos son de rangos menores, esto es lo que llega a convertir en muchas ocasiones en un #trabajo tóxico.

A continuación se explicará sobre cómo puede estar disfrazado el chantaje emocional y cómo identificar red flag de un #trabajo tóxico.


Crítica destructiva en ambientes laborales
Crítica destructiva en ambientes laborales

El chantaje emocional es una de las más grandes red flag de un #trabajo tóxico, entendida como una forma inadecuada, irrespetuosa de comunicación, donde se suele expresar una petición de cambio, solicitar ayuda o simplemente expresar disconformidad y queja, con un objetivo claro de conseguir lo que uno o una quiere, sin tener en cuenta los deseos de la otra persona. Lo principal de esta red flag es que se busca es que el trabajador desarrolle sentimientos de culpa, y aumentando su inseguridad sobre su desempeño en el ambiente laboral y dejando de lado muchas veces lo que consideraría hacer, incluso tiempo personal o actividades de interés para cumplir o satisfacer las exigencia del #trabajo tóxico, no solamente en horas extras o sin día de descanso, sean remuneradas o no, esto bajo el disfraz de “tener bien puesta la camiseta” y en ocasiones buscando compensar dándole comida o un pequeño detalle de gratitud para minimizar el abuso que se hace. Una señal de que es un #trabajo tóxico es que se utilizan expresiones como “tú si estás con nosotros” para validar a quienes no cuestionan o terminan cediendo, mientras que aquellos que lo ven como algo no conveniente o no están dispuestos por razones personales, llegan a ser señalados como “no comprometidos”, a veces incluso castigando las fechas de pago o bonos como forma de chantaje para presionar que en otros momentos acepten las condiciones.

Recibir elogios constantes (que no tienen relación con tu desempeño en actividades) de ser un buen trabajador o sentir presión o exigencia en que todo sea acomodado para el beneficio de la empresa o lugar sin considerar a la persona, es una gran red flag. Los #trabajos tóxicos en ocasiones muestran una apariencia de apertura y escucha a las necesidades del trabajador, sin embargo, estas suelen no ser consideradas y realmente no resolverse, se le dice al trabajador cosas que pueden apaciguar con promesas de hacer algo, pero realmente no cambiar nada,y esto se vuelve algo cíclico de engaño, pues el trabajador piensa que es escuchado cuando realmente está siendo ignorado.


Ambientes de trabajo negativos
Ambientes de trabajo negativos

Otra red flag que puede identificarse en un #trabajo tóxico, es cuando el lugar no acepta los errores que se cometen por parte de jefes directos o directores, sin embargo cuando el error es cometido por alguien de un puesto menor, es sumamente señalado, expuesto ante otras personas y la reprensión no pasa desapercibida. Se suele castigar de forma moral y emocional e incluso en algunos momentos con sanciones económicas que exceden el error cometido. Lo que lo convierte en red flag es que este tipo de acuerdos no se hablan de forma clara en un inicio, donde el trabajador asuma que es una condición de trabajo que acepta y puede negociarse, sino que es completamente agresiva a sancionar a quien está desfavorecido. Puede incluso a veces haber mentiras por parte del responsable para buscar evadir su falla y con ello desviar la situación a otra persona o que no tenga el mismo impacto.

En un #trabajo tóxico suele no hablarse de forma clara las peticiones o incluso los conflictos que puedan suceder, el #chantaje se vuelve el común de lo que se habla. Disfrazando las peticiones en proyectarlas como algo bueno para que de forma indirecta el trabajador lo realice por su cuenta. Cuando se trata de un problema, lo dicen de forma indirecta o con hostigamientos para presionar a que la persona renuncie y el lugar no responsabilizarse por la salida, con ello la persona pierda sus derechos laborales.

Si los puestos y funciones no se encuentran definidos, ojo, es una red flag, siempre y cuando la comunicación no sea clara y no se exprese en un inicio o en diálogo con el trabajador. Si la solicitud solo es de ser “todólogo”, y conlleva mayor carga laboral pero sin una aclaración de que pueda ser de forma laboral, se negocien responsabilidades y se vea reflejada en una apreciación con goce económica, puede ser un #trabajo tóxico cuando la empresa solo busca ganar pero no ofrece las oportunidades de crecimiento personal.

Estos son algunos ejemplos de red flag que pueden convertir un lugar en un #trabajo tóxico, sin considerar que existe también una suma importancia en el ambiente de trabajo que se lleve dentro del lugar. Debe considerarse que en ocasiones, permitir este tipo de abusos están relacionados con aspectos de nuestra vida que se conectan, donde podrían pensarse otras formas o personas con las que se permite que pase y se replican los sentimientos de responsabilidad, culpa, autoexigencia, insuficiencia. El autoestima y la autoconfianza son elementos clave que permiten a las personas poner límites en las relaciones interpersonales y que ayudan a que no aceptemos estar con personas que nos lastiman, por ello la importancia de acudir a terapia y trabajar en la estima propia.



Psic. Carolina López

Psicóloga de niños, adolescentes, adultos y parejas

Asociación Libre - Psicólogos en Guadalajara



 
 
 
  • 10 ago 2023
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept 2023


Ansiedad en adultos
Ansiedad en adultos

Desde niño me he preocupado por casi todas las cosas a mi alrededor, las tareas, lo que pensaran mis compañeros o maestros de mi, si mis papás me querían o extrañarían si desapareciera, incluso llegué a tener miedo por mi salud o las de mis papás.


Desde que recuerdo tenía miedo a ciertas cosas, a la oscuridad durante mucho tiempo, personajes de las películas sobre todo de terror, bichos, recuerdo que en ciertos momentos estos miedos me llegaron a sobrepasar. No recuerdo pensar mucho en ellos, en ese entonces incluso consideraba que era normal.


Esa aceleración de mi respiración, esas ganas de salir corriendo, esa sensación de estar solo enfrentándome a algo que definitivamente me sobrepasaba, no sabía que hacer, pero lo soportaba. Ahora me entero que a eso también se le llama ansiedad. Ya cuando estuve más grande, en la adolescencia, ya comencé a llamarlo ansiedad, aunque muchos utilizaban el término yo podía ver que su supuesta ansiedad era como un juego, una palabra usada para decir que estaban nerviosos por un examen o que les preocupaba que no les hiciera caso alguien que les gustaba. Los veía reírse, jugar, cantar, pensaba que esta parálisis, esta sensación de opresión que varias veces al día me llegaba no era realmente lo mismo que ellos sentían, yo no podía reírme, ni disfrutar cuando estaba ansioso, me invadía unas inmensas ganas de llorar, sentía un peso terrible sobre mi, una mirada que se daba cuenta de mi sudor en las manos y en la ropa, pensaba y sentía frecuentemente que mi temblor en las manos, mis uñas mordidas hasta la carne eran un señalamiento de lo extraño que era, de lo poco relajado que me veía, y por lo tanto, lo lleno de miedo que a cada palabra, a cada momento del día me sentía. Sudoroso, tembloroso, inseguro, me sentía constantemente observado y juzgado.


Las preocupaciones después dejaron de ser por mis exámenes, la ansiedad ya no me llegaba en la noche por miedo a tener pesadillas. Después la ansiedad aparecía cuando intentaba hablar o exponer, sentía cerrarse mi garganta como si algo literalmente me la cerraba, el temblor en mis manos y mi voz aparecía, me llegaron a llamar tímido, introvertido. Estas palabras al mismo tiempo que le dieron un cuerpo y un sentido a lo que sentía, también pensé que eran insultos, formas de degradarme y de hacerme ver lo patético y débil que era por no poder enfrentar y vencer la ansiedad.

Comencé a curar mi ansiedad cuando llegué al punto en que ya no podía respirar. Inicialmente fue por cuestiones de trabajo, pensé en ese momento que este terror a equivocarme o los regaños que había recibido por lo que eran claras dificultades para calmarme o soportar la presión de los tiempos eran un nivel de ansiedad que había podido controlar antes pero que últimamente me hacía no dormir o comer poco en ocasiones, o llenarme de comida sin poderme controlar. Sentía correr el sudor por mi frente al mandar un correo o tener una llamada, me invadía el terror al momento de tener que entregar un proyecto terminado con una constante sensación de que todo lo que había hecho no solamente era inservible, sino que además, era algo por lo que me terminarían despidiendo. "Tienes que revisarlo otra vez" me decía al oído mi ansiedad, "Vas a volver a cometer un error".


A veces mi ansiedad me jugaba muy malas pasadas, me impedía hacer lo que tenía que hacer y me mantenía pegado al celular o a la consola para supuestamente relajarme y poder dormir. A veces ese tiempo de relajación nunca aparecía, me despertaba con mi ansiedad intacta y lista para empezar el día mientras yo moría de sueño y me sentía cada vez más crispado de los nervios.

Curar mi ansiedad ha sido muy difícil, eso mismo que yo pensé que me definía como persona (mi preocupación por que las cosas me salgan bien, mi timidez y mi introversión) resulta que es algo que me hace enfermar y me hace sentir que voy a tener un infarto. Recuperar mi confianza y experimentar mi propia respiración bajo mi control ha sido todo un reto, ¿quién podría pensar que mi propia respiración no estuviera sobre mi control? Sin embargo aprendí que mis emociones, y estos pensamientos que me invaden sobre escenarios catastróficos hacen que tenga un ciclo sin fin en donde mi ansiedad es el motor para continuar en el círculo vicioso en donde todo está fuera de mi control y sobre todo, en mi contra, a punto de aplastarme.


Ansiedad y depresión
Ansiedad y depresión

Experimentar por primera vez la sensación de que alguien entendía en realidad lo que estaba sintiendo fue algo al mismo tiempo extraño pero confortable, esta sensación de que tenía que pasar esto solo, sin poder decirlo a nadie, aguantándolo a sentir que moría, era creo y ya en retrospectiva, lo que más me generaba ansiedad.

Comencé a hacer algo que nunca pensé que iba a necesitar, mi ansiedad me terminó llevando al psiquiatra y a tomar pastillas. Antes de eso intenté de veras de todo, tés, yoga, meditación, correr, homeopatía, etc.. Nada podía hacer, nada me funcionaba pues me invadía la ansiedad cada vez más.

Solo las tomé un temporada, mi psicólogo me ayudó a ver que no podía seguir sin dormir y explotando en ataques de pánico cada que algo no salía como lo había planeado. Hablar acerca de mis síntomas, lo que le pasaba a mi cuerpo y poder aprender a primer relajarlo, controlar la crisis de ansiedad o el ataque de pánico fue difícil, pero ahora que puedo hacerlo sin la necesidad de tomar una pastilla, me hace sentir bien conmigo mismo, pues sé que puedo superar cualquier obstáculo, me ha hecho sentir que puedo lograr cosas por mi mismo para mi bienestar.

Poco a poco comencé a ver lo que me daba miedo, sobre todo lo referente a sentirme solo, inútil, despreciado. Nunca pensé que esos pensamientos fueran tan intensos en mi, me sentía en serio sin la posibilidad de tener amistades profundas o que alguien se pudiera fijar en mi a menos que fuera el mejor, el hombre más tranquilo y lleno de si mismo sobre la tierra.

Comencé a hacer ejercicios que me permitieron poco a poco hablar en público de forma que ya no me sentía tan ansioso, mi ansiedad seguía aquí pero ya comenzaba a sentir que podía dominarla.

Pude retomar mi vida fuera de casa, pude salir y relajarme con amigos, pude comenzar a salir con alguien y si, me rechazaron varias veces pero también yo me daba cuenta que realmente por mucho que yo lo quisiera, no podía ser aceptado por quién soy por todo mundo, y que las personas con las que si podía ser yo mismo también existían.

Curar mi ansiedad ha sido un camino que creo que me ha implicado aceptar que mi ansiedad nunca se irá, pero que debo mantener el control sobre lo que si puedo controlar, y centrarme en lo que sí soy, en que los límites no son malos, pues me ayudan a ver que soy humano, que tengo limitantes que me hacen ser quién soy.


Este texto fue construido a partir de relatos de pacientes con ansiedad.



Psicologa Esther Solis



Dra. Esther Solís Torres

Psicóloga de adolescentes, adultos y parejas

Psicóloga en Guadalajara - Terapia en Línea

Asociación Libre - Psicólogos en Guadalajara



 
 
 
  • 27 jul 2023
  • 4 Min. de lectura

ree
Depresión en adultos

Hablando con alguien me hicieron una pregunta que no creí que nadie me haría. ¿No has pensado que podrías tener #depresión?

Jamás me hubiera cruzado por la cabeza. Siempre consideré que la depresión era algo así como estar triste por cualquier cosa y todo el tiempo, que las personas que decían estar deprimidas en realidad era que no podían lidiar con los problemas de forma adulta o responsable con sus sentimientos. Incluso llegué a pensar que eran personas frágiles y exageradas. La depresión no existía para mi hasta que me hicieron esa pregunta.

¿Porqué alguien podría pensar que yo estaba #deprimido? Al recapitular todo lo que había dicho esa tarde y repensar en cómo me había sentido hace ya algún tiempo comencé a entender un poco más a que se referían con depresión y no tenía mucho que ver con lo que yo había pensado hasta el momento.

Para mi las personas deprimidas se la pasaban llorando en su cuarto, no podían levantarse de la cama y abandonaban a su trabajo y a sus amigos. Y yo no actuaba de esa manera, nunca había llorado además que no había faltado al trabajo ni una sola vez durante meses.

Pero si me sentía #irritable todo el tiempo, cualquier pendiente extra del trabajo me hacía sentir #desanimado, sobrepasado, completamente #abrumado. Constantemente tenía pensamientos de no ser suficiente para nadie a mi alrededor, sentía que todo lo que tenía o decían que había logrado había sido por un golpe de suerte. No siempre me sentía así, en ocasiones sentía que podía resolver problemas, interactuar con la gente como debía. Pero cuando fallaba o las cosas no salían como debían o había planeado, sentía como todo se venía todo abajo, me sentía menos que nada y me cuestionaba constantemente si merecía realmente estar en donde estaba.

Aunque inicialmente salía con amigos, poco a poco empecé a dejar de tener contacto con todos. No es que me haya aislado completamente, pero prefería tener reuniones esporádicas, en muchas ocasiones terminé bebiendo mucho más de la cuenta. Después me sentía peor que al principio, pero en esas escapadas me sentía un poco mejor.


ree
Apoyo psicológico a pacientes con depresión

Si bien nunca faltaba al trabajo, no podía hacer nada más aparte de trabajar. regresaba a casa para comer lo que podía, no tenía ganas de hacer nada y terminaba comiendo cualquier cosa y recostándome en cama viendo el celular. Tenía mucho tiempo que no hacía ninguna actividad física porque llegaba a casa mental y físicamente molido incluso cuando realmente mi día no había sido muy demandante.

Creo que si pudiera definir cómo me di cuenta de que tenía depresión es esa sensación de cansancio y #desesperanza con respecto a todo, estaba cansado de vivir. Es sentir que todo empieza a volverse gris, a no tener ganas de nada, que todo lo que comes y lo que bebes pierde el sabor, es una oscuridad que cubre tus ojos y que todo lo vuelve muerto. No es llorar, aunque ahora puedo reconocer que quise hacerlo pero no sabía cómo.

Incluso llegué a pensar que lo que ahora sé que es depresión no era otra cosa que lo que normalmente vive cada persona. Se espera que vayas a trabajar, salgas a veces con amigos a tomar algo, tengas a alguien con quién salir al cine o tener sexo, pero nadie me había dicho antes que esta desesperanza y este dolor no era normal. Lo escuché tantas veces, "estoy #deprimido", "tengo depresión", "estoy yendo al #psicólogo". Me decía, ¿yo para qué quiero hablar con alguien que no conozco? Realmente ante la depresión llegué a pensar que no tenía un problema y que podía seguir mi vida o que podía arreglarlo yo solo, me decía, "Si realmente tengo depresión, con echarle ganas y hacer ejercicio puedo mejorar" y aunque tenía parcialmente razón, en esos intentos por eliminar la depresión me di cuenta que esta sensación de #dolor que tenía por dentro, no se iban por más que hiciera ejercicio o que comiera bien. Afortunadamente varios de mis #amigos se dieron cuenta de lo que para mi #familia era ya evidente desde hace un tiempo, y me animé a intentarlo, quería por todos los medio quitarme el terrible #insomnio que tenía desde hacía tiempo, quería sentir que vivía una vida que me gustaba y que quería.

En el transcurso de mi proceso de #recuperación de la depresión he llegado a escuchar muchas metáforas que se han utilizado para poder explicar lo que significa tener depresión: un enorme perro negro que te sigue a todas partes, un enorme y frío agujero en donde te encuentras y del que no puedes salir por más que lo intentes, e incluso llegué a leer que los dementores de las novelas y películas de Harry Potter era la representación que J.K. Rowling hizo para la depresión que estaba pasando en el momento en el que escribía las novelas.

No estoy recuperado de la #depresión, a veces siento que ese cansancio de vivir me invade y no me deja moverme, recaigo. Aún así lo vuelvo a intentar, poco a poco he aprendido a comunicarme, a decir y entender lo que estoy sintiendo para mi, para poder #desahogarme. Sigo luchando con esta normalización que hice con respecto a cómo me sentía, depresión para mi ya es la palabra que representa algo de lo que tengo que tener cuidado y contra lo que tengo que luchar con toda mi mente y mi corazón, depresión son esos pensamientos que me dicen que no soy nada y que realmente nadie sabe de mi, y que me impide ver lo bueno de mí y de lo que me rodea.


Este texto fue elaborado a partir de extractos de relatos de pacientes con diagnóstico de depresión.



ree

Dra. Esther Solís Torres


Psicóloga de adolescentes, adultos y parejas


Psicólogos en Guadalajara - Asociación Libre Psicólogos

 
 
 
bottom of page