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Artículos sobre Ayuda Psicológica

  • 20 ago 2018
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept 2019



me siento solo estando acompañado

¿Te ha pasado? Te encuentras en una reunión con amigos o familia y sientes que el tiempo pasa lento, no te sientes involucrado en la conversación, como alejado de ellos, en fin, el sentirse solo a pesar de estar rodeado de personas.

Esta es una sensación que sucede de manera regular, más cuando la persona que la vive se encuentra en un periodo complicado donde en momentos busca estar precisamente apartado de los demás, y otros donde busca la compañía; es un vaivén de emociones muchas veces sin explicación aparente donde el sujeto se siente atrapado.

¿A qué se puede deber? Esto dependerá, como comúnmente vemos en consulta, a la situación de cada persona, sin embargo, muchas de las veces se relaciona con momentos de transición importantes donde el sujeto se cuestiona sobre su vida: lo que hace, si es feliz, si ha logrado lo que se propone, está en el lugar y con las personas indicadas, etcétera. Como comúnmente se le puede decir a la famosa "crisis existencial".

Y aclaremos algo, estas palabras se dicen sencillo, pero no lo son. Las crisis de este tipo se dan en momentos donde existen cambios, donde lo cotidiano que hemos estado viviendo se trastoca por situaciones que a veces no esperamos. Estos cambios pueden involucrar un crecimiento como el cambio de trabajo, de residencia, formar una familia, matrimonio, etcétera, sin embargo hay circunstancias que involucran cambios difíciles como la muerte de un ser querido, término de una relación, problemas de dinero, o de trabajo. Éstos son momentos donde la persona se pregunta sobre el punto en el que se encuentra y comienza a mirar hacia adentro de sí mismo.

El sentirse solos estando acompañados puede suceder cuando la persona se encuentra reflexionando sobre todo esto y las opciones que tiene para ser feliz, y este pasaje es importante vivirlo en momentos de soledad también sin llegar a un aislamiento. Son temas difíciles de hablar con quienes nos rodean pero, si miramos bien, tal vez exista alguien que esté dispuesto a escucharnos y acompañarnos en nuestras dudas. ¡Qué satisfactorio es encontrarse con alguien con quien hablar de nuestros miedos y demonios! Esa es una forma de no sentirnos tan solos.

¿Qué hacer? Mirar hacia dentro y reflexionar sobre lo que deseamos. Nunca es tarde para hacernos esa pregunta. ¿Qué quiero hacer ahora?, ¿Lo tengo claro? Si no me siento a gusto donde estoy, ¿Qué puedo hacer para cambiar?, ¿Debo moverme de lugar?, lo que estoy haciendo, ¿lo hago porque quiero o por complacer a alguien más?

Las respuestas a estas preguntas siempre están dentro de nosotros, compartirlas con alguien nos permite "rebotar" ideas, sin embargo, encontrar la llave que me permita abrir puertas es elemental para de estas "crisis existenciales" poder salir en su tiempo y de la mejor manera posible.

 
 
 
  • 6 ago 2018
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept 2019



Buscando la felicidad

"Yo solo quiero que mi hijo sea feliz", "Me dicen que tengo todo para ser feliz, que no debería de quejarme", "Yo debería de ser feliz con esto, es lo que siempre busqué y ahora que lo tengo no me siento igual", "Quiero encontrar una pareja y por fin ser feliz", "Si todo hubiera sido diferente podría ser feliz". Estas son solo algunas de las frases - angustiasteis y persecutorias - que he escucha en el transcurso de mi trabajo tanto con niños, adolescentes y adultos.

Hace algunas décadas se popularizó una visualización del cómo debiera ser la vida si se alcanzaba el éxito, el amor, el desarrollo personal o laboral, la estabilidad económica, la pareja "indicada", etc. estableciendo que una vez que se alcanzara la "cima de la montaña" de la vida, podría llegarse a un estado de felicidad y de plenitud constante, era una meta.

Sin embargo, la intención de este texto es cuestionar y repensar, ¿es una meta?, ¿existe este estado de absoluta comodidad y felicidad?

La búsqueda de esta clase de felicidad es extremadamente tramposa y peligrosa, e indirectamente lleva a lo contrario, sensación de vacío, incomprensión, aislamiento, duda. Y es que la felicidad no es una sensación totalitaria e irrestricta, única e imperecedera. La felicidad son momentos que se encuentran inmersos en la vida en sí, brindándole tonalidad y profundidad, tal cual y como lo hace la angustia, la tristeza y la agresividad.

Evitar las emociones y experiencias que nos vida la vida y por ende visualizando el conflicto o el cambio como "problemas" o "incomodidades" colocan una máscara donde nos escondemos de nosotros mismos, de lo que sentimos y verdaderamente pensamos, llevándonos a lugares en donde nos sentimos solos, vacíos, sin sentido de vida.

Si podemos asumir ésta condición efímera de la felicidad, ésta “naturaleza” cambiante de nuestro exterior e interior - ya no como falta o exceso de algo sino simplemente como particularidad que posibilita construir los recursos para vivir - nos encontraremos felicidad no como meta, sino como parte del camino.

Es importante que redefinamos el concepto de vida, plenitud y felicidad que nos han vendido - literalmente, es uno de los planteamientos de una sociedad de consumo - para mantenerlos trabajando, cómodos y con poquísima capacidad de análisis y nula capacidad de lucha y cuestionamiento ante lo establecido social y culturalmente.

Considero que con lo que debemos de comenzar es no confundir la felicidad con la comodidad o el placer, pues definitivamente no es lo mismo, y la próxima vez que te encuentres frustrado por la realidad, por la vida, por la incomodidad piensa en la felicidad como parte del paisaje no como puerto para descender.

 
 
 
  • 2 jul 2018
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept 2019



No dejo de pensar y sin embargo, no puedo concentrarme en nada en particular. Estoy sola aún a pesar de que estoy rodeada de gente, sin embargo siento que no tengo ninguna conexión con ellos, creo que no tengo formas de comunicarme o relacionarme, me siento torpe, recibo miradas amables que creo que en realidad son miradas condescendientes que ocultan un profundo rechazo hacia mi, ¿qué hecho yo para ser tratada así?

Me siento sola pero no por estar sin alguien, me pasa aún estando acompañada. Me siento sola rodeada de gente o estando a un costado de mi pareja. Siento un profundo vacío en mi que no se llena más que por momentos muy específicos, como por ejemplo cuando una persona se acerca a mi y rompe la barrera de silencio y aislamiento en la que me encuentro, cuando alguien me dice que me quiere, que tengo muchas cosas buenas, cuando alguien me toma en cuenta. Pero como decía, es temporal, eventualmente, vuelvo a sentir la sensación de "no formar parte", como si todos estuvieran en una habitación divirtiéndose mientras yo estoy en la soledad detrás de una pared transparente en donde puedo ver la escena de la vida cotidiana de la gente que no está sola, mientras yo lloro y grito por poder entrar del otro lado, mientras yo me siento profundamente sola.

Me he sentido así desde hace mucho tiempo, sin embargo cuando era niña no entendía nada, solo lo sentía, sentía la soledad pero realmente no la vivía como tal. A veces sentía como si estuviera muriendo lentamente, pensando en que me marchitaría mientras veía como todos los demás encontraban su camino, el amor, su trabajo de ensueño, la familia perfecta, dinero, logros, etc.

Me han dicho que me siento sola porque quiero, porque no acepto lo que me ofrece el mundo, porque no quiero salir adelante, porque me aferro a mi soledad y a sentirme continuamente sin apoyo, sola; pero en serio lo intento, realmente combato la sensación de vacío y de aislamiento, me esfuerzo, pero cuando lo hago me siento como si fuera una máquina queriendo hacer algo para lo que no está programada ¿se supone que duela tanto estar, vivir?

Mi familia e incluso en cierto momento mi pareja, me han dicho que lo que yo tengo en realidad es depresión, que tengo que tener voluntad para salir adelante de esta enfermedad. El saber o no que tengo depresión sin embargo no me ayuda, yo me sigo sintiendo igual de sola y batallando por las mismas cosas, no dejo de pensar en todo lo que he perdido, en todo lo que no he podido obtener, me siento triste, me siento frustrada, siento como si estuviera combatiendo el mar, que sin una cara y sin cuerpo me hunde y me hace sentir asfixiada sin que yo pueda hacer nada.

Acabo de regresar de "mi primera sesión" y no se aún que pensar, hablé de cosas a las que le he dado muchísimas vueltas, sin embargo sucedió algo, sentí que me estaban escuchando, que no se trataba de encontrar una explicación o de "componerme", también aún a pesar de que estar predispuesta a ello, la psicóloga no me dijo "que lo dejara atrás" o que "me aferraba" a mi soledad, pensé que me regañaría o que me aconsejaría y aunque me hizo algunas preguntas dejó que hablara y hablara, pude llorar y a diferencia de otras veces que lo hacía me sentí mejor, aún no sé si funcionará pero me sentí un poco mejor al poder hablar sobre lo que que sentía y vivía sin que me juzgaran o me "aconsejaran", estoy harta de me digan que estoy mal o que debería de ser más feliz, quiero ser yo misma, quiero poder sentir y vivir siendo yo. Creo que me doy cuenta que esta soledad, este sentirme sola, tiene que ver en como vivo mi vida y como idealizo las de los demás.

 
 
 
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