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Artículos sobre Ayuda Psicológica

Actualizado: 12 feb 2021

Es innegable que la #ansiedad es uno de los principales problemas de la #sociedad en la actualidad. Y uno de los temas mas recurrentes dentro de quienes trabajan en el campo de la salud mental. Pero, ¿qué es lo que pasa cuando al tema de la salud mental se le da tanta importancia que termina por generar malestar? , cada vez es más frecuentes ver, que parte de la preocupación de los pacientes, ademas del malestar generado por la propia #ansiedad que presentan, tiene que ver con el tener que estar bien.



En las sociedades contemporáneas, el tema de la #saludmental, y el de la salud en general, ha cobrado una relevancia tal, que más allá de ayudar con la enfermedad, comienza a generar aquello de lo que tanto parece preocuparse. Convirtiéndose en una exigencia más a realizar, en un ideal más, de esas que tanto gusta la sociedad actual.

La sociedad moderna se ha convertido en un campo fértil para los denominados cuadros de #ansiedad, ya que el estar bien y el sentirse bien, en toda su ambigüedad, forman parte de los ideales a alcanzar si se quiere lograr la plenitud y desarrollo personal. Tal ha sido el impacto de esto, que el tener un estado de animo decaído, o uno que nos haga sentir cierto malestar físico o emocional, es sinónimo de que algo no anda bien, o de que no se esta sano. La #ansiedad, el #miedo y la #tristeza, pese a ser estados propios de la evolución humana, parecen querer ser negados y evitados, como si el sentirlos estuviera prohibido.

El riesgo de este tipo de situaciones radica, en que una vez incrustadas en el imaginario social, ademas de ser difíciles de erradicar, traen consigo un mayor malestar, por ejemplo, un cúmulo, aun mayor, de #ansiedad innecesaria. Porque estar bien, ahora también se ha convertido en una carga, en una responsabilidad más.





Cuando uno da cuenta de este tipo de fenómenos, no puede hacer menos que cambiar los modelos clínicos, en donde el #bienestar no esté directamente relacionado con una buena #saludmental y física, sino que por el contrario, se dé apertura a nuevas formas de experiencia que den lugar a la frustración y al sufrimiento como parte indisociable de la vida. Como aquellas experiencias que pueden ser trabajadas, ya no con la intención de eliminarlas, negarlas o anularlas, sino que por el contrario, como aquello que podemos incorporar para darle un sentido distinto en nuestra vida.


Luis Franco

La situación de #pandemia por #COVID19 actual que estamos viviendo ha tenido diversas consecuencias, a unas personas las ha llevado a aislarse completamente de los demás debido a que viven solos, y a otras personas ha llevado a tener un contacto más cercano y prolongado con sus #familias y/o #parejas; ambos escenarios pueden llegar a presentar problemas en la salud mental.


En cuanto a las personas que tienen una #pareja pero que se encuentran viviendo separadas pueden llegar a presentarse problemas de pareja como:



Las cuales pueden tener un impacto negativo durante el curso de la relación así como el de la cuarentena, por otro lado, en las personas que se encuentran viviendo juntas, pueden presentarse problemas nuevos o incluso agravarse problemas de pareja que ya se encontraban previamente, llevando a sentir #emociones y sensaciones durante un periodo prolongado que pueden llegar a tener un impacto negativo tanto en la #saludmental como física.


Problemas de pareja.


Es posible que en la relación se hayan podido presentar problemas de pareja que comúnmente aparecen en las parejas, como los celos, las peleas, malentendidos, entre otros, y que debido al aislamiento social que se tiene que realizar, estas hayan ido en aumento y estén causando más problemas de pareja entre las partes que la integran o la familia. El primer paso para comenzar a generar cambios y tratar de resolver los #conflictos es reconocer la problemática que aparece entre la pareja y tratar de identificar las razones tanto personales como de pareja por las cuales inicia una pelea o una discusión; es decir, encontrar y reconocer los comportamientos o reacciones que tenemos cuando algo nos hace enojar, cuando algo nos hace sentir tristes, molestos, fastidiados; además, tratar de entender el posible origen de que es lo que está causando la reacción, una persona se enoja cuando su pareja cuando toma durante el día y no contribuye a los labores del hogar; en este caso podríamos decir que de cierta manera es normal sentir frustración o enojo al ver que nuestra pareja no apoya con las labores del hogar, sin embargo, tal vez también influye que en su infancia de esta persona, se presentaban actitudes similares y relacionadas con el alcohol por alguno de los cuidadores, con las que ahora esta lidiando. Así pues esta es una recomendación y una gran ventaja que ayudará a comenzar a que la convivencia mejore y los problemas de pareja disminuyan.




Otras #estrategias que pueden utilizar son:


  • Establecer una rutina. Poder agendar horarios para tener espacio para uno mismo, así como para tener espacio compartido, es una gran estrategia que puede ayudar a mantener la rutina que se mantenía con anterioridad.

  • Puntos medios. Encontrar qué es lo que mejor funciona para ambos, tratar de encontrar las mejores estrategias para sobrellevar los problemas que se puedan presentar y ceder lo necesario para llegar a un punto medio.

  • Comunicarse. Poder dialogar y compartir lo que sienten, y lo que normalmente no se habla es una buena práctica que les ayudará a mejorar la situación actual, así como en el futuro.


Sin duda los problemas de pareja son algo que aparecerá, pero aprender de nosotros mismos y del otro, cuidando nuestra salud mental y acudiendo a terapia son elementos que nos ayudarán a entendernos y resolver los conflictos que se vayan presentando. Recordemos que la terapia puede ser tanto en individual como en pareja y si los problemas persisten es importante buscar ayuda profesional.

  • 1 abr 2020
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 17 mar 2023


Aparición de ansiedad durante la cuarentena

En estos días he observado diversas reacciones ante la alerta del #COVID19 y con ello los cambios en nuestra rutina que se han instalado poco a poco hasta la promulgación del gobierno y un llamado a la necesidad de #aislamiento de la mayoría de la población con el fin de intentar prevenir la saturación de hospitales de personas infectadas por el #virus. Las reacciones que se despiertan en la gente van desde las polarizadas como: Compras de pánico, abandono de mascotas, compartir noticias falsas, y caer en un estado de total #angustia en donde el #miedo y la necesidad de supervivencia están desbordados y tienen efectos en el cuerpo.


Otra reacción radical e igualmente desmedida es la negación de la vulnerabilidad que transitamos como #humanidad y #sociedad. Ante la globalización que en la actualidad vivimos es innegable que todos podemos estar expuestos ante la infección o a ser una vía para poder transmitirlo a otros con mayor vulnerabilidad dentro de los rangos que propone la Secretaria de Salud como: estar embarazada, tener un recién nacido, ser mayor de sesenta años o padecer alguna enfermedad crónica. Ante esta reacción estas personas no toman ninguna medida de prevención y van caminando con un sentimiento de inmunidad u omnipotencia ante el virus.


Claro está que lo que describimos es una ilustración de cómo nos defendemos ante nuestros miedos más profundos, uno de ellos es: la muerte o el desvalimiento. Bien dice Freud(1930) que no tenemos inscripción de la experiencia de nuestro origen y de la muerte, por tanto necesitamos historias que nos promuevan un sentido mítico y necesario para situarnos en un lugar como individuos, ya que el humano al ser un cuerpo que no se acaba en lo meramente orgánico, no solo sobrevive con alimento, sino que necesita al otro para poder pertenecer al orden de lo vivo. Es decir nuestra doble naturaleza biológica y social nos hace seres complejos en donde nuestra supervivencia no depende de nosotros mismos, al contrario nos hace seres dependientes de lo social.


Pereña (2011) argumenta que el estado de desamparo en el que nacemos despierta la agresividad en las personas, ya que el otro a la vez es objeto de satisfacción como de frustración. Este estado lo describió #Freud(1930) en su obra como un desvalimiento originario en donde las necesidades sólo pueden ser satisfechas por otro que empatice tanto con nuestras necesidades físicas como afectivas. El cachorro humano en sus inicios necesita para crecer todo un ambiente que le promueva seguridad, esto va cambiando con el tiempo. Sin embargo aquí el punto de traer el término del desvalimiento tiene la intención de intentar darle un sentido entre muchos otros a estas reacciones radicales. El miedo al desamparo es uno de los más profundos que produce angustias relacionadas a la posibilidad real que se experimentó en nuestros primeros encuentros con la vida y lo qué ahí se inscribió en nuestro cuerpo en relación con nuestra propia experiencia con el otro encargado de nuestra supervivencia.


Tener miedo y ansiedad es normal ante la contingencia por COVID-19

Muchos pensaran: pero si ya no somos bebés, y es cierto. Sin embargo las experiencias de nuestra primer infancia nos dejan huellas muy profundas que pueden quedar registradas como sensaciones a las que nos son fácil darles una salida mediante la palabra. Lo inconsciente tiene las cualidades de ser atemporal y aespacial, por tanto el sentido del tiempo y espacio se organiza de formas distintas a las medidas por un calendario o un reloj. El tiempo propio se organiza de distinta manera en cada uno de nosotros dependiendo de nuestra particularidad histórica, a esto se enlazan otros aspectos que tienen que ver con nuestra pertenencia a una cultura.


Freud(1930) en sus escritos del malestar de la cultura ilustra de manera puntual que nuestra búsqueda de la felicidad absoluta y los ideales que nuestra cultura nos impone para lograrlos están muy lejos de nuestro poder humano, y nos devuelve nuestra imagen mortal que muchas veces nos provoca sufrimientos. La imbricación de lo biológico y lo social pareciera una imposibilidad que nos guía ante diversas frustraciones puesto que al carecer de un registro de la experiencia de la muerte y mantener estos rituales lo más posible alejados, nos provocan la ilusión de inmunidad ante ella, sólo cuando la muerte de alguno de nuestros seres queridos, la enfermedad o alguna amenaza de la naturaleza nos recuerdan que somos humanos y lo que nos sostiene en la vida también forma parte del orden natural de lo transitorio. Para este autor existen tres recordatorios de nuestra condición: el cuerpo propio que tiene una caducidad y esta expuesto a la enfermedad, las violentas reacciones de la naturaleza que forman parte de su orden y la complejidad de nuestra vida anímica que constantemente choca con los ideales culturales que aspiran muchas veces hacia la desmentida de lo que somos en pro de una “evolución.” Podría pensarse que el avance tan rápido de lo tecnológico nos promueve el pensamiento de poder parecernos a las máquinas o a los dioses caracterizados por la omnipotencia, inmortalidad, omnisapiecia, y omnipresencia.


En estos momentos nos encontramos de frente ante el reordenamiento de tales formas en las que hemos vivido automáticamente sin sentarnos a cuestionarlas de manera profunda. Lo primero es que nuestro cuerpo puede enfermar y el poco poder que tenemos ante lo que amenaza nuestra vida y tranquilidad y la de nuestros seres queridos. Esto puede promover angustias sobre la caída de nuestras creencias cotidianas de nuestra invulnerabilidad y nos devuelven nuestras vestiduras humanas que necesitan de grandes cantidades de reflexión, modestia y humildad para intentar conservarnos lo mejor que se pueda. Si bien es importantísimo luchar por la individualidad esto no excluye al cuidado del otro. Estos encuentros con los otros nos proveen de posibilidades para constituir nuestra propia existencia y dotarla de experiencia y continua reinvención puesto que lo que nos queda claro con estas vivencias actuales es que la única constante es el cambio. También es importante recordar que sin los otros no podemos tener una existencia dichosa, sin el otro al igual que sin el alimento no sobrevivimos, es importante cuidar lo individual puesto que esto apunta hacia los demás. Así que no queda más que hacer lo propio asumiendo que esto pueda tener un impacto más allá de uno. Y ¿Qué es lo propio? Aquí entran los recursos creativos que cada persona se imponga como calmantes de sus angustias, dice Freud (1930) que existen poderosos calmantes que nos ayudan a soportar las adversidades de la vida: “… poderosas distracciones, que nos hagan valuar en poco nuestra miseria; satisfacciones sustitutivas, que la reduzcan, y sustancias embriagadoras que nos vuelvan insensibles a ellas. Algo de esto es indispensable.” (Freud, 1930, 75.)


Además del diálogo en un espacio terapéutico con alguien donde podamos intercambiar palabras que nos produzcan calma o reflexión. Opto por sugerir las satisfacciones sustitutivas que provee el arte, que al ser producto de la creación humana son lugares de encuentro con algo de lo que nos conmueve profundamente en nosotros a partir de una pieza musical, un escrito, pintura, una película, etc. Eso que la imagen que otro plasma mira de mí mismo y me permite crearme un lugar en donde sea posible reinventarme en el mundo. Habrá personas que se vuelvan a la ciencia, o a la religión que también promueven la ilusión y nos reducen las angustias. Con ello quiero defender el término ilusión como algo con tanta fuerza que nos empuja hacia la vida y que proviene del deseo #humano.
















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