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Artículos sobre Ayuda Psicológica

Actualizado: 2 feb 2022

Sobre la necesidad de la intersección de la ética en análisis y la regulación institucional de la clínica psicológica.





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Regulación ética en la labor del psicólogo, psicoterapeuta y psicoanalista.

El horrible caso de #GabrielVallejo en #Guadalara #México es el síntoma de la deficiencia estructural en dos términos concretos; en la incompetencia de las autoridades de impartir justicia en la mayoría de los casos de violencia de género y en la deficiencia sistémica de una adecuada regulación de la práctica clínica/terapéutica.

¿De qué caso hablo?

No pretendo entrar en los escabrosos detalles del caso, solo delinear la problemática que este implica.

En diciembre del año 2020, se denunció por medio de #redessociales y de las vías pertinentes de justicia al “psicoanalista” (nótese las comillas bajo la que se nombra) Gabriel Vallejo de varios #crímenes; #Pederastia, #violación, coacción y #amenaza son los que se encuentran hasta arriba de la lista perpetuados contra #pacientes y gente cercana a Vallejo.

Es totalmente reprobable que esto se de en cualquier caso, sin embargo, el agravante preocupante de todo esto es de la posición que ocupaba el victimario frente a sus víctimas; a saber, una posición de #poder como “profesional de la #saludmental”.

Este caso abre el espacio para cuestionarse la necesidad de una #regulación que, institucionalmente hablando, salvaguarde la integridad de los y las pacientes frente a prácticas poco éticas de clínica psicológica.

¿Acaso es que no existan estas instituciones que ayuden a regular las prácticas clínicas? Si las hay, desde privadas (como el colegio de #psicólogos, conformado por el gremio) hasta públicas (como la propia secretaria de #salud), sin embargo, su presencia en la resolución de este tipo de problemáticas brilla por su ausencia, así como su posicionamiento frente a otro tipo de “practicas terapéuticas” que no es menos que simplista.

Esto es importante en el contexto propio del #psicoanálisis, que dentro de la esfera de #profesionistas esta visto con malos ojos, y el caso Vallejo no ayuda en dar una buena imagen a la #sociedad civil.

¿Qué hacer entonces?

La propuesta de una reforma a las legislaturas en materia de salud mental siempre se ha encontrado a flote en el debate entre #psicólogos y #psicólogas, sin embargo, la perspectiva carece de un verdadero cambio en mejoría de la regulación de las prácticas clínicas. En su mayoría las propuestas emergentes están orientadas a tecnologías individualistas y atomistas, especialistas en sentido de que quienes deben regular este tipo de prácticas sean los mismos quienes las practicas, a saber los psicólogos y psicólogas clínicas. Esto causa una alienación que no permite el correcto distanciamiento de lo hecho por uno mismo, y entonces se desvalida por completo cualquier otra visión, en especial la del paciente.

Innumerables casos ha habido de pacientes que denuncian practicas terapéuticas cuestionables y que el mismo gremio intenta justificar (los motivos son varios, no los abordaremos aquí), quitándole validez al paciente en su sentir y su determinación dentro del mismo proceso democratizador de la práctica clínica.

Mi posicionamiento es el tratar de empatar y abrir espacio al psicoanálisis (y su postura frente al otro) en esta democratización/politización.

Es entonces pertinente mencionar la dimensión ética en psicoanálisis, dejándonos de lado estas interpretaciones estériles e idealistas que pretenden condensar dicho campo en la famosa frase “La ética del buen decir” que poco o nada tiene que aportar. La #ética en psicoanálisis tiene que ver con la #escucha del otro, y como esta escucha no es un mero acto pasivo, sino activo. Es así que la ética del psicoanálisis no tiene que ver solo con el analista, sino con el paciente también, y viceversa.

Es preciso no ceder a esta idea burguesa de que el paciente no contiene determinación en “el camino de la #cura”, puesto que es bien sabido que dentro del consultorio el paciente va delimitando la práctica del #terapeuta, en un sentido #inconsciente claro está. De ahí que sucedan estas intervenciones que no son captadas por el paciente por infinidad de motivos, cosa que causa un decurso en la práctica del terapeuta hacia otro lado.

Es esta posición la que propongo traducir al terreno material de la #política. Que esta determinación en primera cuenta inconsciente devenga consciente y pueda ser articulada en #quejas, #dudas, #sugerencias sobre la práctica clínica del psicólogo, y que este a su vez se cuestione su propia práctica, tomando distancia a partir de un comité que emita una visión descentrada de cierto tipo de técnicas terapéuticas.

El camino propuesto no es fácil, pero cuando se habla de la clínica nada es realmente fácil.



Atención psicológica a adolescentes y adultos

Asociación Libre - Psicólogos en Guadalajara




 
 
 
  • 25 mar 2021
  • 3 Min. de lectura

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Reflexionemos con respecto a nuestros prejucios

Hace unos días una persona me habló acerca de un propósito para año nuevo que me llamó la atención, este en específico fue: "dejar de hacer #prejuicios sobre los demás". Al escucharlo inicialmente me pareció bastante amplio, y es que así como otros propósitos cargados de buenas intenciones para iniciar el año, suelen ser generales y sencillos de abandonar. Al continuar escuchando con más detalles, nos encontramos con que dentro de este propósito habitaba un conflicto que no tenía que ver con la generalidad, sino con la exigencia en torno al cumplimiento como un imperativo moral: "debo dejar de hacer o sentir eso que llevo haciendo o sintiendo por mucho tiempo porque es lo correcto". ¿Y qué pasa si no se logra? "entonces estoy actuando mal y soy aún más culpable que antes al seguir reproduciendo esto de lo que me quiero deshacer". Pareciera que tratar de modificar un comportamiento o reacción emocional ante cualquier situación es algo complicado de lograr de inmediato con sólo buena voluntad.


En ocasiones solemos encontrarnos frente a este tipo de cuestionamientos: ¿Por qué sigo relacionándome con cierto tipo de personas que ya reconocí como patrones dañinos en mi historia? ¿Por qué sigo sintiéndome de tal manera ante eventos de mi pasado que ya he comprendido? ¿Por qué sigo repitiendo conductas que ya identifiqué como perjudiciales? En distintas situaciones la modificación de los #comportamientos y #emociones no suelen ir a la misma velocidad de la modificación del #pensamiento, y así como con el propósito de dejar los prejuicios, primero habría que entender no sólo el por qué existe esa conducta o reacción emocional que se quiere deshacer, sino también cómo es que se integró en el desarrollo de una persona hasta ser parte de la #estructura de su personalidad.





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Tolerancia y no discriminación

Continuando con el hábito principal: dejar de elaborar prejuicios sobre los demás. Aprendemos desde pequeños mediante la observación a encasillar a las personas en categorías, la categorización puede llegar a ser útil para mantener una visión general y poder evaluar determinada situación, no es necesario experimentar uno mismo todas las situaciones para aprender sus posibles consecuencias. Desde niños aprendemos a establecer #relaciones entre cierto grupo de personas y como se comportan, encasillar puede, en algunos casos, resultar útil como protección ante posibles peligros con los que nos podemos encontrar. Al realizar este proceso de forma #inconsciente, se va formando una relación estrecha entre encasillar y el comportamiento, aun cuando no tengamos la información completa o certera para formar este parecer. De ese modo surgen los juicios prematuros o prejuicios.





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Los prejuicios aparecen como parte de nuestra formación o experiencias de vida.

Un prejuicio entonces puede ser una crítica, idea u opinión que se ha desarrollado en la mente con diversos orígenes, desde historias que se cuentan de unos a otros, hasta haber pasado por alguna experiencia con una persona de cierto grupo. Cuando nos dejamos guiar por las opiniones sin basar estas #ideas en hechos o sin ajustarlas, los prejuicios pueden llegar a ser limitantes, pueden influenciar cómo nos comportamos con determinadas personas y qué expectativas tenemos de ellos. Todos llegamos a tener prejuicios, más no todos somos #conscientes de ello y no todos realizamos el paso de expresarlos verbal o conductualmente. Entonces ¿qué puede hacer la diferencia? adentrarnos a conocer de qué manera está presente el prejuicio en nuestra forma de llevar la vida. Identificar que los prejuicios pueden integrarse como una forma de #prevención o #defensa ante lo que desconocemos, puede ayudarnos a entender la forma en que la que los hemos añadido, podemos encontrar que ante determinados temas algunos prejuicios son más recurrentes o más hostiles, podemos reconocer que ciertos prejuicios pueden tener algo que ver con nosotros mismos y en como nos sentimos sobre aquello que prejuzgamos.


El prejuicio tiene un origen propio al ser humano, a su forma de procesar, #aprender del mundo y las personas que le rodean y eso nos acerca a entender que todos, en menor o mayor medida, prejuzgamos. Comprender que los prejuicios pueden ser una forma de interpretar la #realidad, como una mezcla entre lo real, información distorsionada o generalizaciones, es un primer paso para entender su existencia, más resulta indispensable integrar conscientemente su adherencia. En relación a este hábito, otros comportamientos o reacciones emocionales, se trata de una práctica constante, un cuestionamiento con menos juicios moralistas y más observaciones #internas, incluso para eso que nos desagrada de nosotros mismos.



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Acerca del autor

Especialista en terapia de adultos, adolescentes y niños.


 
 
 


A más de cien de años de la invención del psicoanálisis, gran parte de la #prácticaclínica que ha tenido lugar en su nombre, parece estar más influenciada por los supuestos de los que bebió en su origen, como lo son la #hipnosis y la #catarsis, que de lo que en la posteridad, Freud, englobo en lo que entendemos por técnica psicoanalítica. Por lo que en lo sucesivo, abordaremos algunas de las ideas que, a propósito de la #prácticaclínica del psicoanálisis, se han mantenido hasta nuestros días, los modos y las formas en las que trabaja un analista, así como de las técnicas que se cree que esta disciplina utiliza dentro de su marco de trabajo.



No es poco frecuente encontrarse con una concepción generalizada de que quien acude al psicólogo o al psicoanalista, lo hace para hablar o platicar sobre sus problemas. Y aunque hay algo de cierto en esta afirmación, no podríamos decir que es lo único que en las sesiones terapéuticas tiene lugar. Si el mero hecho de hablar, tuviera la capacidad de llegar a una cura, la intervención del #analista, incluso su presencia, podrían pensarse como prescindibles. Ya que un trabajo que se sostenga únicamente en el pensar que el hablar por hablar cura, bien podría tener lugar en el marco de una charla familiar o de una conversación cotidiana.


Lo problemático en este tipo de ideas de tratamiento radica en que, si bien, es cierto que las problemáticas que se abordaran en sesión corren por parte del paciente, ya que la asociación es libre, la dirección que un #análisis, de dichas problemáticas, tomará corre por cuenta del analista. Tomando en cuanta que gran parte del trabajo en psicoanálisis apunta a poder ubicar aquello de lo cual el paciente no es capaz de dar cuenta, justamente porque de eso, es de lo que no se puede hablar, o lo que mas trabajo cuesta elaborar, bajo este supuesto; ¿en qué momento se puede llegar a concluir que alguien llegará a la cura a partir de una producción discursiva, sin dirección, que con o sin la presencia del analista tendría lugar?




Del esquema de trabajo del psicoanálisis, Freud, nos dice lo siguiente:

“En sus comienzos la #cura psicoanalítica era despiadada y agotadora. El paciente debía decirlo todo él mismo y la actividad del médico consistía en esforzarlo {drängen} de continuo. Hoy tiene un aspecto más benévolo. La cura consta de dos partes: lo que el médico colige y dice al enfermo, y el procesamiento por este último de lo que ha escuchado. El mecanismo de nuestra terapia es fácil de comprender; proporcionamos al enfermo la representación-expectativa conciente por semejanza con la cual descubrirá en sí mismo la representación inconsciente reprimida. He ahí el auxilio intelectual que le facilita superar las resistencias entre conciente e #inconsciente.” (Freud, S.; 1910)


De esta apuesta clínica podemos puntualizar dos cosas. En primer lugar, que Freud, hace mención del paso que da el psicoanalista, de pedir al paciente que lo diga todo aquello que venga a su mente, a abrir un espacio para que él mismo paciente se tome el tiempo necesario de escuchar aquello de lo que él mismo enuncia. Proceso que no podría tener lugar sin el papel activo de un #analista, que haga una elección y procesamiento del material que surge en la sesiones. Este proceso de escucha, selección y devolución del material, tiene que ver con la técnica de la interpretación en #psicoanálisis. Esta intervención activa del #analista va desde la escucha, hasta el gesto o la palabra.


Resumiendo, podríamos decir que aunque es cierto que el trabajo #psicoanalítico se sostiene en una práctica donde prima la palabra de los pacientes, dicha palabra, tendrá que estar constantemente sometida a análisis por parte del analista. #Análisis que puede ir desde los afecto, emociones y sentimientos que lo que decimos nos produce, hasta un profundo cuestionamiento de las conductas que diariamente repetimos y que nos generan malestar. Es decir, el trabajo que en un #análisis tiene lugar, estará regido por una dinámica de #analista-paciente.





Bibliografía

Freud, S. (2012). Cinco conferencias sobre psicoanálisis. Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci y otras obras: 1910. Buenos Aires: Amorrortu.

Freud, S. (2012). Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente (Schreber). Trabajos

sobre técnica psicoanalítica y otras obras: 1911-1913. Buenos Aires: Amorrortu.

 
 
 
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