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Artículos sobre Ayuda Psicológica

Actualizado: 2 feb 2022


Donald Winnnicott y el psicoanálisis de niños.

Winnicott analizó en profundidad la relación entre la #madre y el #bebé, y partiendo de la idea de que todo niño tiene la potencialidad de evolucionar hacia la madurez, la independencia y la integración, entendió que es esa relación primaria la que facilita o detiene ese desarrollo. Una de sus frases más memorables de Winnicott resulta tremendamente tranquilizadora frente a todas las conclusiones que antes de él y en tiempos posteriores el psicoanálisis ha expresado sobre el papel materno en la #salud o en el padecer mental del ser humano. Así, lejos de sobrexigencias, #Winnicott explico algo muy simple: el bebé necesita una madre suficientemente buena. No perfecta. No siempre atinada. Sino simple y llanamente suficientemente buena. Esta bondad se determina en tres funciones a cumplir por la madre o por quien cumpla su rol:

-Sostenimiento: que viene a significar la capacidad de la madre para hacerse cargo de su bebé en el sentido emocional, para cubrir sus necesidades y estar disponible.

-Manipulación: referida a los cuidados corporales que la madre dedica a su bebé y que crearán en él una conciencia positiva de su condición física.

-Presentación objetal: es decir, la capacidad de la madre para ir mostrándole al niño los objetos de la realidad.

En el tratamiento psicoanalítico Winnicott abogó por crear una atmósfera que en oposición a ese ambiente primario problemático que el bebé padeció y que truncó su desarrollo, esté caracterizado por el sostenimiento. Sin embargo, se percató, dada su constante actitud observadora, de que esto favorecía una relación de dependencia emocional entre paciente y analista. Y agregó, claramente, que el buen analista (como la buena madre) debe ayudar a su paciente a liberarse de esa dependencia para curarse. Quizás uno de los rasgos más encomiables de este #psicoanalista es su coherencia. Sus conclusiones teóricas, surgidas desde una amplísima experiencia práctica, retornaban siempre a su ejercicio clínico.


Winnicott estableció toda una teoría sobre los efecto de los primeros cuidados.

Winnicott observa que en el niño recién nacido existe un estado intermedio entre la tendencia a usar el puño o los dedos para estimular la zona oral en una forma "subjetiva" o "narcisista", y su salida al mundo de los objetos reales, objetivos, representados por un osito o un muñeco con el cual el bebé juega poco tiempo después. Dicho estadio intermedio está señalado por el uso de lo que el autor ha dado en llamar objetos transicionales, que en realidad constituyen sólo la manifestación visible de un espacio particular de experiencia que no es definible como totalmente subjetiva ni como completamente objetiva: el de los fenómenos transicionales. Este espacio no es interior al aparato psíquico, pero tampoco pertenece del todo a la realidad exterior y, como veremos luego, constituye el campo intermedio en el que se desarrollarán tanto el juego como otras experiencias culturales. A partir de esta formulación interpreta que debe existir un estadio transicional entre la vida en la realidad subjetiva tal como el bebé la vive y la aceptación de la realidad exterior. Introduce entonces el aludido concepto de fenómenos transicionales, que utiliza "para designar la zona intermedia de experiencia entre el pulgar y el osito, entre el erotismo oral y la verdadera relación de objeto, entre la creatividad primaria y la proyección de lo que se ha introyectado, entre el desconocimiento primario de la deuda" (con el mundo exterior) "y el reconocimiento de ésta".

La pauta de los fenómenos transicionales empieza para Winnicott en un período variable que va desde los cuatro a seis meses hasta los ocho a doce.

La manifestación observable de la emergencia de esta zona intermedia de experiencia es el uso del objeto transicional, que representa para el bebé una primera posesión del no-Yo. Efectivamente dicho objeto transicional no es el bebé, pero tampoco es concebido por éste como exterior a sí mismo. Posee características subjetivas a la vez que otras propias del mundo externo, representado esencialmente por la madre. Ejemplos de estos objetos pueden ser las mantitas, chupetes, pañuelos, etc., a los que el bebé se aferra en estos primeros meses, y que le proporcionan una defensa contra la ansiedad (especialmente la de tipo depresivo), siendo incluso a veces imprescindibles para poder conciliar el sueño. Aunque su variedad es infinita, dichos objetos comparten en general la característica de poder ser poseídos y manipulados por el bebé (que así adquiere derechos sobre ellos), pero a la vez presentan la condición de ser capaces de conservar el olor de la madre u otras de sus características particulares. De esta manera, representan el espacio que el bebé necesita para renunciar a la posesión omnipotente de su progenitora, conservando algo de la seguridad que ésta le proporciona. Como se ve, el objeto transicional puede ser concebido en este sentido como un precursor evolutivo de lo que luego se logrará por medio de las representaciones mentales. Pero para Winnicott, mucho más importante que el hecho de que el objeto transicional represente a la madre, resulta precisamente la circunstancia de no ser la madre.


La vinculación con los cuidadores en el desarrollo de bebés y niños.

Esto indica que se ha aceptado algo como no-Yo, aunque este algo no sea tampoco del todo perteneciente a la realidad exterior objetiva. Esta es la paradoja que en opinión del autor debe ser tolerada, de manera que no es operativo formular la pregunta de si el objeto transicional fue creado por el niño o le fue presentado desde el exterior. La aceptación de esta paradojal imposibilidad de contestar la pregunta, supone la aceptación de todos aquellos fenómenos que no pueden ser considerados enteramente subjetivos ni objetivos, y que abarcan todo el campo de los fenómenos culturales. En este sentido, si bien como veremos, a la postre el objeto transicional se abandona y pierde importancia, ello no es porque desaparezca la zona de experiencia que éste expresa, sino porque precisamente su significación se ha extendido para abarcar todo el espacio propio de lo cultural.

Para que se produzca la continuidad de esta experiencia transicional, el objeto "seleccionado" debe cumplir una serie de características que Winnicott resume como sigue:

-el bebé adquiere derechos sobre el objeto, y el mundo exterior los acepta. Sin embargo, esta adquisición representa al mismo tiempo una cierta renuncia a la omnipotencia simbiótica;

-el objeto es amado y acunado, pero también mutilado con excitación;

-se le atribuye cierta vitalidad, como si tuviera vida propia;

-nunca debe cambiar (por ejemplo ser lavado) a menos que el bebé lo haga; su catexia afectiva sufre una descarga gradual.

El objeto transicional representa el viaje del niño desde la subjetividad pura a la objetividad, desde la indiferenciación con la madre a la aceptación de ésta como objeto exterior, con el cual puede establecer una relación objetal. Hay que reconocer que este viaje en realidad no termina nunca.



Atención a adolescentes y adultos.


Asociación Libre - Psicólogos en Guadalajara


Iniciemos con un concepto de #maternidad y #paternidad responsable, el cual es el siguiente: “El vínculo permanente de sangre o relación, entre el padre y la madre con sus #hijos e #hijas, con reconocimiento social, que entraña sentimientos, derechos y obligaciones, ejercidos con responsabilidad para el desarrollo integral de la familia” (MSPAS, 2008, p. 4).


Cada persona tiene su definición de #maternidad y #paternidad, los cuales son concebidos por su historia personal, cultura y/o experiencia.


Sigamos con #cansanciomental, el cual vamos dejando que empiece con pequeñas cosas que toleramos, como por ejemplo el sentir que ya no puedes más y aún así continuar haciendo cosas. Llega un punto en el que es tanto #cansancio, que explotas y ni te reconoces.

Aparte está el #cansanciofísico, que la mayoría de las veces sabemos que nos duele el cuerpo y aún así realizamos actividades que nos incomodan.



Ya expuesto lo anterior puedo proseguir con mi propio sentir. Una, dos, más de tres veces me he hecho las siguientes preguntas: ¿Me puedo sentir cansada de ser #madre? ¿Soy mala #mamá por sentirme de esta manera? ¿Soy la única a la que le sucede esto? ¿Esto quiere decir que no quiero lo suficiente a mi #hija?

Estas preguntas me las hago como #mamá, sin embargo siempre trato de tener presente mi parte de #psicóloga, la cual me dice que es totalmente normal y válido el sentirme agotada. Vienen mis pensamientos de “¿Cómo no voy a sentir todo esto si no he dormido bien, si no recuerdo lo último que hice por y para mí, si no puedo ni terminar de escribir este artículo sin que mi hija, la cual es pequeña, quiere que le dé toda mi atención?


No se requiere llegar al límite de tu paciencia o percibir fatiga para hacer algo por uno mismo. ¿Entonces qué puedes hacer al respecto para no sentirte constantemente #cansado o #cansada de ser #padre o #madre? A continuación se proponen 6 puntos a llevar a cabo a la práctica y que se puedan volver hábitos.


  • Siempre puedes pedir #ayuda a la familia, pareja, amigos, vecinos de confianza o contratar a alguien para que te pueda apoyar en el cuidado de tus #hijos.

  • Dormir mínimo 7 horas, como adulto, para que puedas tener energía en el día y no experimentes fatiga.

  • Delegar tareas. Ni los trastes ni la ropa se lavan solos, hay que hacer comidas, el hogar se ensucia y puedes sacar muchas otras tareas por hacer. En caso de que todas las responsabilidades sean tuyas, date un respiro para poder hacerlas todas, si no es así, dale y/o comparte los quehaceres con alguien más.

  • No dejarte de lado. Hacer tiempo para ti, para arreglarte, para bañarte a gusto, para peinarte; cosas cotidianas que se podría creer que no llegan a ser importantes.

  • Pensar en ti. Procura hacer, mínimo una vez al día, algo que te guste, así sea sólo quedarte acostad@. Planear salidas, hacer ejercicio, leer, ver series, salir a caminar, que te hagan un masaje o lo que se te ocurra que sea de tu agrado y beneficio.

  • Realizar tus metas. Tener presente qué quieres hacer a corto, mediano y largo plazo. Aunque sea ir poco a poco para llegar a lo que habías planeado.




Muchas veces se nos olvida que antes de ser #mamá o #papá hacíamos otras cosas que no involucran pañales, vómito, andar detrás de algún pequeño o pequeña, preocupaciones, entre otras varias situaciones. Tener presente que sigues siendo tú, una mujer u hombre aparte de #padre o #madre, es de vital importancia.


Nos podemos sentir de muchas maneras en cuanto al #cuidado de los #hijos e #hijas y es completamente aceptable, somos seres humanos y es parte de este proceso tan complejo y con tantas ocupaciones.


Concientizarnos de que así como creemos que los demás necesitan de nosotros, y por eso muchas veces sentirnos con súper poderes y hacer de todo, saber que como #madres o #padres, también tenemos que pensar en nosotros mismos.

Siempre me ha gustado el ejemplo de las “máscaras de oxígeno en un avión”. El cual consiste en que en un avión siempre se menciona que en caso de una emergencia te tienes que poner la máscara primero a ti antes de ayudar a alguien más, dado que si lo haces al revés, podrías quedarte sin oxígeno, no ayudar a nadie y acabar en una tragedia.

Y es justo así, si estás cansado o cansada física y/o psicológicamente, no puedes continuar haciendo las cosas, al menos no con la misma energía, ganas y motivación.


Cuando nos damos un espacio para analizar cómo nos estamos sintiendo, podemos hacer algo al respecto, sino se va acumulando y podemos llegar a sentirnos molestos o enojados y eso sacarlo, quizá no intencionalmente, con nuestros #primogénitos. Por eso es fundamental el #automonitoreo y asistir a #psicoterapia para poder llegar a tener #saludmental.


Referencia:


Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (2008). Paternidad y maternidad responsable: Plan estratégico. Guatemala: autor. Paternidad y maternidad responsable.



Sobre la autora:



Psic. Itzel Trejo


Atención Psicológica a niños, adolescentes, adultos y parejas


Asociación Libre - Psicólogos en Guadalajara



Actualizado: 6 jul 2021


Mujer y lo femenino

Simón de Beuvoir, en el libro El segundo sexo utiliza la frase: “no se nace #mujer, se llega a serlo (2012)”. En este libro elabora una conceptualización de la #feminidad por medio de un análisis histórico, político, económico y social respecto a los significantes que giran alrededor de la figura femenina desde épocas prehistóricas. El concepto “devenir mujer” para #Beauvoir es el camino que la sociedad plantea y por el cual una mujer atraviesa para poder afirmarse en su feminidad. De aquí la especificidad de que no se nace, se llega a ser, el devenir es producto de una construcción social ya determinada en base a significantes establecidos Beauvoir (2012). A lo largo de la historia la significación de ser mujer o varón se agota en lo anatómico, sin embargo comprender la diferenciación sexual desde esta perspectiva deja el problema en las mismas condiciones.

Ésta interrogante aparece producto de la escucha de las pacientes y la insistencia en su discurso sobre las referencias a los avatares que la sociedad impone a los estatutos de ser mujer, principalmente en forma de quejas y reproches dirigidas ésta.

También en la recurrencia de casos de pacientes en que la #maternidad es vivida de forma conflictiva y provoca malestar, por conflictos asociados al embarazo, al nacimiento y al crecimiento de los hijos y por último, en diversas formas de padecer que presentan las pacientes y que implican cuestionamientos respecto a su identidad sus lazos afectivos y de lo #femenino. En estos casos el reproche no se encuentra dirigido a la referencia de la madre, no es a la #madre propiamente, ni a la maternidad, se trata más bien de un padecer que remite a la concepción freudiana de la feminidad que no agota los posibles caminos hacia el devenir mujer.


Lo femenino y la modernidad

Serán estas referencias a ser madre, este malestar asociado a la maternidad y estas formas de padecer los vínculos que las conducen a interrogar desde la experiencia clínica la articulación de los caminos que conlleva lo femenino en la teoría psicoanalítica.

El enigma de la feminidad, aun nos alcanza en la contemporaneidad y pareciera que brinda precisamente en esta época la posibilidad de cuestionar lo femenino tanto en un plano social como psíquico.

#Freud presenta la feminidad como un devenir y no como un ser (1931), esto quiere decir que al menos en el plano psíquico la niña deviene mujer por lo cual para comprender la feminidad y lo que engloba antes tendríamos que comprender los caminos que una niña tiene que transitar para llegar a ser mujer. Para definir este camino, el psicoanálisis tiene un recorrido ya estableido que vale la pena revisar.


#Lacan expone en el seminario Aun (1972-1973) que la mujer no existe, si esta no existe…entonces ¿tendría que inventarse?. La propuesta de las nuevas aportaciones del psicoanálisis contemporáneo al tema de la feminidad apuntan a cuestionar tanto a nivel social y psíquico lo femenino, es decir, el rol de la mujer y como este se ha trasformado por las exigencias económicas y políticas, así como la vivencia psíquica del significante de ser mujer.

El psicoanálisis clásico en su estudio de la feminidad determinó que el camino para devenir mujer se compone de tres variantes, podría decirse de tres caminos para acceder la feminidad, sin embargo las tres vías que propuso Freud rayan en los síntomas neuróticos y específicamente en la mayoría de las recurrencias de la histeria.


Devenir mujer en psicoanálisis

Por otro lado, Lacan refiere que la mujer no es la histeria (1972-1973), es decir la feminidad no está representada por la neurosis, avanza un poco más que Freud, proponiendo que la mujer tiene otro tipo de goce que se aleja del significante fálico debido a no tener un signo que la inscriba, por lo cual no existe. No habla de “La mujer” sino de “Una mujer” equiparando el devenir femenino con la práctica del psicoanálisis “caso por caso” y dándole peso a la particularidad de cada sujeto sea femenino o masculino, por lo anterior antes mencionado me pregunto. ¿De qué manera influye el dispositivo psicoanalítico en el proceso de acompañamiento para devenir en Una mujer?

Cuando una mujer llega al consultorio y se cuestiona por su feminidad y el camino que ha recorrido para alcanzar su “ser mujer” es porque aún no ha encontrado el significante que la defina en el plano psíquico, ¿Qué puede hacer la clínica psicoanalítica ante esta condición?

El devenir mujer, es el recorrido que habrá que hacerse para encontrar un significante que se inscriba como signo de la feminidad ¿qué inferencia podría tener el dispositivo psicoanalítico o la vivencia de la experiencia del psicoanálisis en el descubrimiento de este signo que inscriba la feminidad?

Lacan dice que la mujer no existe. Si la mujer no existe entonces ¿podría inventarse? Y si así fuera ¿una experiencia analítica podría dar lugar a esa invención?



Bibliografía.

· Jacques Lacan. (1958-1959). El deseo y su interpretación. Seminario 6. Argentina: Paidós.

· Jacques Lacan. (1972-1973). Aun. Seminario 20. Argentina: Paidós.

· Beauvoir, Simone. (2012) “El segundo sexo”. Argentina. Edit. De bolsillo.

· Freud Sigmund (1931) “Sobre la sexualidad femenina” Vol XXI Editorial: Amorrortu Barcelona.

· Freud Sigmund (1924) “El sepultamiento del complejo de Edipo” Vol XIX Editorial: Amorrortu Barcelona.

· Freud Sigmund (1924) “algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos” Vol XIX Editorial: Amorrortu Barcelona.

· Freud Sigmund (1932-1936) “Conferencia sobre la feminidad” Vol XXII Editorial: Amorrortu Barcelona.

· Karen Horney. (1990) “Psicología femenina” Edit. Alianza. Madrid.


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